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Vicente Acosta



Vicente Acosta Apopa, 24 de julio de [1867 – Tegucigalpa, 24 de julio de 1908) fue un poeta, docente y político salvadoreño. Hijo de Cecilia Acosta y primo materno del también escritor Arturo Ambrogi.

Miembro fundador de la Academia de Ciencias y Bellas Artes de San Salvador (20 de mayo de 1888). Su obra fue publicada en varios diarios y revistas de la época, entre ellos Diario del Salvador, La juventud salvadoreña, La república de Centroamérica, El Fígaro, Centro América Intelectual, El Recreo y otros. Fue parte, además, del periódico La Unión, dirigido por el poeta Rubén Dario, en el cual firmaba bajo el seudónimo Flirt. Al momento del golpe de Estado de los hermanos Antonio y Carlos Ezeta en 1890, tuvo que huir a Guatemala y Costa Rica, retornando hasta su derrocamiento en 1894. En estos países trabajó como periodista, siendo corredactor del diario El Correo de la tarde. A su retorno al país se desempeñó como redactor en el Diario del Salvador, dirigido por Román Mayorga Rivas.

Fue director y fundador del periódico La Quincena, importante medio cultural y científico de la época, cuyo número inicial fue publicado en abril de 1903. En ella participaron Calixto Velado, Francisco Gavidia, Santiago I. Barberena, entre otros.

Según David Escobar Galindo:

Francisco Gavidia también se refería al poeta en estos términos:

La mejor compilación de la obra de Vicente Acosta fue realizada por el escritor salvadoreño Joaquín Meza, quien pasó poco más de veintitrés años recopilando los escritos que hizo públicos en la antología Poesía de Vicente Acosta (1867 - 1908) que se presentó el 6 de junio de 2013. Poemas suyos fueron reunidos dentro de la recopilación Perdidos y delirantes, 36/34 poetas salvadoreños olvidados (selección, prólogo y notas de Vladimir Amaya, San Salvador, Zeugma Editores, 2012)

EL PLATANAR
Impasible y compacto regimiento,
tendido en las cañadas laderas,
luce el bosque triunfal de sus banderas,
que en sus manos alegre agita el viento.

Convidando al amable esparcimiento
están las verdes matas altaneras,
que se cargan de frutas tempraneras,
del encendido trópico al aliento.

Un sol canicular deja teñido
el verde platanar con tintas rojas
en el lienzo del aire estremecido.

Mientras, buscando alivio a sus congojas,
el rudo caporal duerme rendido
al plácido susurro de las hojas.

De “Poesías Selectas", San Salvador, 1924.



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