Las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) pueden enfrentarse a violencia motivada por actitudes de odio hacia su orientación sexual (homofobia) o identidad de género (transfobia). Esta violencia puede ser sancionada y ejecutada por un estado, como aquellos países en los que la homosexualidad está castigada con una variedad de penas. La homosexualidad está castigada con la pena de muerte en cinco países (Arabia Saudí, Irán, Yemen, Mauritania, Sudán), además de la zona islámica de Nigeria. La pena capital para homosexuales también se sanciona en algunos territorios controlados por grupos militares; el Estado Islámico en Siria e Irak y los talibanes en Afganistán.
La violencia contra las personas LGBT también abarca la violencia cometida por individuos, que pueden involucrarse en actos de intimidación, linchamiento, asalto, o acoso escolar homófobo y transfóbico, entre muchos otros. La violencia dirigida a estas personas suele ser por su sexualidad percibida y no su sexualidad real, por lo que las personas heterosexuales también pueden ser objetivo de agresiones físicas y psicológicas que pueden llegar al asesinato. La violencia contra las personas LGBT está motivada por la homofobia, bifobia o transfobia, que muchas veces se ve alimentada por prejuicios y costumbres religiosas y culturales. La CIDH destaca en este informe que estos suelen demostrar altos niveles de ensañamiento y crueldad. Por ejemplo, en varios casos documentados por la CIDH, los cuerpos sin vida de personas LGBT demuestran que han sido torturados, sus genitales mutilados, sus cuerpos descuartizados y marcados con símbolos que denotan altos niveles de prejuicio.
La homosexualidad es legal en prácticamente todos los países occidentales y en algunos de ellos la violencia contra las personas LGBT se considera un delito de odio. En el resto del mundo, la legislación que trata los derechos LGBT y las actitudes frente a la homosexualidad son más variadas. Muchos países, especialmente aquellos en los que la religión dominante es el islam, los países africanos excepto Sudáfrica, algunos países asiáticos (con las excepciones de Japón y Taiwán) y algunos de los países exsoviéticos (sobre todo Rusia, Albania, Kosovo y Bosnia-Herzegovina) son países muy peligrosos para las personas LGBT por la discriminación que abarca tanto legislación discriminatoria como agresiones y maltratos físicos y psicológicos.
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