Viridiana es una película hispanomexicana de 1961 dirigida por Luis Buñuel, con las actuaciones de Silvia Pinal, Francisco Rabal y Fernando Rey, en los papeles principales. Está basada en la novela Halma, de Benito Pérez Galdós, y se concibió como una continuación de la película Nazarín (1959), también dirigida por Buñuel.
Fue una coproducción, con Uninci y Films 59 como productoras españolas y Gustavo Alatriste por la parte mexicana. Sin embargo las represalias administrativas tomadas por el gobierno español tras el escándalo suscitado en el estreno de la película en el Festival de Cannes provocaron que la película fuera explotada internacionalmente solo por la parte mexicana, lo cual dio lugar a un largo conflicto jurídico y económico entre las compañías productoras.
La película recibió el máximo galardón del Festival de Cannes, la Palma de Oro, ex aequo con la francesa Une aussi longue absence. Inmediatamente, el periódico de la Ciudad del Vaticano L'Osservatore Romano criticó con dureza la «impiedad y la blasfemia» de la obra. El director español de Cinematografía, que había recogido el premio, fue destituido y la cinta prohibida en España e Italia. Buñuel, saliendo al paso de las interpretaciones de que su historia mostraba una crítica a la caridad por la caridad misma y una sátira del idealismo cristiano, comentó:
La novicia Viridiana (Silvia Pinal), a punto de tomar los hábitos, debe abandonar el convento para visitar a su tío don Jaime (Fernando Rey), quien le ha pagado los estudios. Durante su visita, don Jaime, impresionado por el parecido entre Viridiana y su difunta esposa, la adormece e intenta violarla, pero finalmente no se atreve. Posteriormente, intenta retenerla cuando ella quiere volver al convento; le miente diciéndole que ya no podrá profesar monja, porque la ha poseído mientras dormía. Esto aleja aún más a Viridiana de su tío, que, tras la marcha de esta, se suicida. Viridiana, que se siente culpable de la muerte de su tío, renuncia a ser monja y se queda en la mansión a practicar la caridad cristiana, acogiendo a un grupo de vagabundos, a quienes brinda refugio y alimento pero que son, a fin de cuentas, quienes la atacarán y robarán. La llegada de Jorge (Francisco Rabal), hijo natural de don Jaime, cambiará definitivamente el destino de la joven.
La actriz mexicana Silvia Pinal tuvo su primer contacto con Buñuel a través del actor mexicano Ernesto Alonso, con la firme intención de protagonizar la versión cinematográfica de la novela Tristana. Sin embargo, el poco éxito comercial de las películas de Buñuel impidió que los productores financiaran el proyecto, que terminó por derrumbarse (Buñuel filmó la película años después en España con Catherine Deneuve).
Años después, Silvia, con ayuda de su segundo marido, el productor Gustavo Alatriste, buscaron a Buñuel en España y lo convencieron de filmar Viridiana. Buñuel se inspiró en una figura religiosa, santa Viridiana, para delinear la apariencia de la protagonista. Como en toda película personal de Buñuel, el argumento es solo un pretexto para mostrar ideas que van más allá. En este caso, se cuestiona la naturaleza de la beneficencia y se muestra cómo las buenas intenciones no siempre se materializan en un éxito pleno. También se cuestiona el verdadero significado de la fe católica y los contrastes entre el mundo «real» y el mundo teórico cristiano.
La decisión de rodar Viridiana en España provocó que Buñuel, exiliado en México tras el fin de la guerra civil española, fuese duramente criticado por los republicanos españoles en el exilio.
Un artículo muy hostil publicado en el periódico de la Ciudad del Vaticano, L'Osservatore Romano, provocó su inmediata prohibición en España e Italia. El incidente reivindicó la figura de Buñuel ante sus críticos y convirtió a Viridiana en una más de las películas prohibidas de este polémico cineasta.
En una escena, los vagabundos aprovechan la ausencia de los dueños de la casa y hacen una gran comilona y se beben el vino. Luego, después de que el leproso cita la Biblia cambiando la letra, se toman una fotografía en donde posan exactamente como Jesús y los doce apóstoles en el cuadro de La última cena de Leonardo, donde el ciego y más desarrapado de los vagabundos es Jesús.
La censura franquista objetó el final original de la cinta, en el que Viridiana llamaba a la puerta de su primo, él abría y ella entraba, cerrando la puerta detrás de ella. Obediente, Buñuel propuso un final diferente (en donde Jorge, Viridiana y Ramona, la criada, juegan a las cartas, en una muy sutil referencia a un trío sexual) que terminó siendo más pernicioso que el primero y que, irónicamente, fue aceptado por los censores sin reparos. En verdad no existe ironía; el censor jefe en aquella época, José Arturo Méndez Palacio, conocía perfectamente las intenciones de Buñuel e incluso había alabado el homenaje que hace Buñuel al final de El apartamento, rodada por Wilder un año antes.
La censura franquista ordenó la destrucción de la cinta, pero Silvia Pinal logró escapar a México con una copia, salvándola. En España, el filme solo pudo exhibirse diecisiete años después de la filmación, cuando la dictadura había desaparecido.
Las escenas del convento se rodaron en el Hospital de Tavera de Toledo, mientras que la escena de los mendigos en la puerta de la iglesia se rodó en la iglesia de San Juan Bautista de Arganda del Rey en la Comunidad de Madrid. La escena de Viridiana esperando el autobús se rodó en Ciempozuelos.
Este filme ocupa el lugar 15º dentro de la lista de las 100 mejores películas mexicanas, según la opinión de 27 críticos y especialistas del cine en México, publicada por el portal Sector Cine en junio de 2020.
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