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En gramática tradicional, una palabra (del latín parabŏla) es una unidad de significado que se separa de las demás mediante pausas potenciales en el habla y blancos en la escritura. Es una unidad de la lengua que resulta muy fácil de identificar, tanto en el habla, en las señas, como en la escritura.[1]

Lingüísticamente, el concepto de palabra es mucho más problemático de lo que la definición anterior sugiere. En efecto, determinar qué constituye fonéticamente o morfosintácticamente una palabra es un problema abierto; así, por ejemplo, junto a los morfemas ligados y las palabras léxicas existen los clíticos cuyo estatus de palabra es discutido. En la cadena hablada ordinariamente no existen pausas, y la prosodia es un factor clave para que el oyente perciba la segmentación de palabras de cada frase.

La rama de la lingüística que estudia la composición y estructura interna de las palabras es la morfología. La palabra puede dividirse en otras unidades menores que también tienen significado, los morfemas, que son unidades lingüísticas más pequeñas con significado. De la misma manera, los morfemas se pueden dividir en otras unidades aún menores, como los fonemas, pero que no tienen significado.

En el habla y en la escritura se combinan unas palabras con otras, formando unidades mayores y complejas denominadas grupos sintácticos, tales como los sintagmas, pero aún se puede ampliar más, alcanzando las oraciones y el discurso.

La palabra puede ser estudiada desde distintos enfoques:

Las palabras poseen rasgos que permiten clasificarlas en diferentes grupos, llamados categorías gramaticales o clases de palabras, tales como los sustantivos, adjetivos, pronombres, determinantes, verbos, adverbios, preposiciones, postposiciones, partículas, clasificadores, conjunciones o interjecciones.

Las palabras también pueden clasificarse según criterios morfosintácticos (categoría sintáctica y tipo de flexión), fonológicos (acentuación, número de sílabas) o funcionales.

Típicamente los adjetivos, sustantivos, verbos y adverbios pertenecen a la categoría léxica; los demás tipos de palabras pertenecen a la categoría funcional.

En el caso de las lenguas flexivas, las palabras variables son aquellas que pueden variar en su flexión (género, número, tiempo, etc.); suelen ser de este tipo los sustantivos, los adjetivos, los pronombres, los determinantes y los verbos. También existen palabras que pertenecen a estas clases y no flexionan o solo lo hacen en parte, como por ejemplo en español el sustantivo crisis, el adjetivo feliz (invariable para el género), el pronombre nadie y el determinante mi.

En el caso de las lenguas flexivas, las palabras invariables no llevan morfemas flexivos, incluyendo los adverbios, las preposiciones, las posposiciones, las partículas, las conjunciones y las interjecciones.

En ciertas lenguas con acento de intensidad fonológico, la posición del acento de intensidad no está fijado siempre en la misma sílaba; dichas lenguas se denominan lenguas de acento libre. En lenguas de acento libre como el español puede hacerse las siguientes clasificaciones:

Fonológicamente el acento ayuda a segmentar la cadena hablada en grupos fónicos o en palabras. En lenguas de acento en posición fija como el francés donde el acento cae al final de cada sintagma, la identificación de la posición del acento permite segmentar en palabras (exceptuando las palabras clíticas).

En español el concepto de sílaba no es problemático y puede hacerse recurriendo a criterios estrictamente fonológicos: la posición de las vocales determina qué otros fonemas son inicio de sílaba (ataque silábico) o final de sílaba (coda silábica). En español son frecuentes las palabras de entre 1 y 4 sílabas, siendo bastante menos frecuentes palabras de 5 o más sílabas. Muchas de las palabras de 5 o más sílabas de hecho son palabras que involucran composición de diferentes lexemas o raíces cultas. De acuerdo con el número de sílabas las palabra se pueden clasificar en:

Aunque en español y muchas lenguas el concepto de sílaba no es problemático, en otras lenguas el concepto de sílabas es mucho más problemático y no existe acuerdo entre los especialistas sobre cómo construir segmentaciones en sílabas. Un ejemplo muy claro son por ejemplo las lenguas salish, que admiten grupos conosonánticos de enorme complejidad, entre los cuales no hay ninguna vocal o sonorante que permita establecer núcleos silábicos claros. El análisis convencional de las sílabas presenta algunas dificultades en varias de estas lenguas. Algunos ejemplos de palabras largas en estas lenguas son:[2]

Newman (1947) sugirió que el bella coola carecía de sílabas, aunque Hoard (1978) hace un análisis diferente y sostiene que cualquier consonante puede ser núcleo silábico en esa lengua (en esa interpretación las reglas de silabificación son muy ambiguas).

Los componentes inmediatos de la palabra son los morfemas, que son las unidades con significado más pequeñas que con ellas se forman las palabras y representan las unidades gramaticales mínimas. El nivel superior es el de los monemas, y el inferior a su vez se divide en fonemas.

Las palabras que forman parte de las categorías léxicas pueden combinarse entre sí para dar lugar a nuevas palabras, para ello las lenguas del mundo usan diversos procedimientos. Siguiendo su estructura, las palabras se pueden clasificar en diferentes tipos:

En cambio las categorías funcionales se consideran clases cerradas que no resultan explícitamente ampliables mediante ningún proceso productivo de formación de palabra. Sin embargo, en la evolución histórica de una lengua el inventario de palabras funcionales varía porque se ganan o se pierden elementos, el proceso más importante de creación de nuevas palabras funcionales es la gramaticalización.

La semántica léxica es el estudio de lo que denotan las palabras de una lengua natural.[3]​ Las palabras pueden o bien denotar entidades físicas del mundo, o bien conceptos. Las unidades de significado en la semántica léxica se denominan unidades léxicas. Las lenguas naturales tienen la capacidad de añadir nuevas unidades léxicas a medida que surgen cambios históricos y nuevas realidades en las comunidades de hablantes que las usan.

La semántica léxica incluye teorías y propuestas de clasificación y análisis del significado de las palabras, las diferencias y similiaridades en la organización del lexicón de los diversos idiomas y la relación entre el significado de las palabras y el significado de las oraciones y la sintaxis.

Una cuestión importante que explora la semántica léxica es si el significado de una unidad léxica queda determinado examinando su posición y relaciones dentro de una red semántica o si por el contrario el significado está localmente contenido en la unidad léxica. Esto conduce a dos enfoques diferentes de la semántica léxica. Otro tópico explorado es la relación de representación entre formas léxicas y conceptos. Finalmente debe señalarse que en semántica léxica resultan importantes las relaciones de sinonimia, antonimia, hiponimia e hiperonomia para analizar las cuestiones anteriores.

Las palabras son símbolos. Esto quiere decir que tienen como referente objetos del mundo, externos al lenguaje. Las palabras son un cierto tipo de representación cognitiva con las que convencionalmente se asocian los referentes. Tradicionalmente, en la relación entre una palabra (forma fonológica) y el mundo exterior es necesario estudiar tres aspectos:

El referente de una palabra puede ser múltiple, debido a que en el mundo puede existir una gran cantidad de objetos denotados por la misma palabra. Sin embargo, el significado de la palabra es único.

El valor semántico de una palabra es el conjunto de objetos o situaciones a los que se puede referir, esto es, su ámbito referencial (que sería una clase de objetos, mientras que el significado sería la propiedad que comparten esos objetos, la idea o representación mental que se tiene de ellos).

Tradicionalmente, se ha considerado que los significados de las palabras son entidades conceptuales compuestas de otras entidades. Los conceptos en que se pueden dividir los significados se denominan semas o componentes semánticos. Los semas de un significado son las propiedades implicadas o evocadas por ese significado. Así pues, los significados son unidades complejas. A partir de los semas se ha tratado de definir un tipo de entidad más problemática llamada semema.

El significado de una palabra es el concepto del que es portadora; cuando definimos su significado, precisamos las propiedades de ese concepto. El significado es definido de manera ligeramente diferente dentro de cada teoría semántica. Para algunas teorías sería una especie de abstracción sobre el conjunto de referencias evocadas por la palabra. Otras teorías han tratado de concertar el significado mediante la teoría de prototipos, o mediante agregados de rasgos semánticos o semas.

Los rasgos semánticos típicos de una clase son aquellas propiedades que son frecuentes en los objetos de esa clase y que marcan el mayor contraste con otras clases. Así, pues, el significado de las palabras no es un concepto que se refiera por igual a todos los objetos que se puedan nombrar con esa palabra, sino que caracteriza solo a los ejemplares típicos.

La concepción del significado de la palabra como una unidad que comprende tanto el pensamiento generalizado como el intercambio social, es de un valor incalculable para el estudio del pensamiento y el lenguaje; puesto que permite realizar el verdadero análisis causal-genético, el estudio sistemático de las relaciones entre el crecimiento de la capacidad de pensamiento del niño y su desarrollo social. Es por ello que los lingüistas modernos utilizan el fonema, “la más pequeña unidad fonética indivisible que afecta al significado” y es, por tanto, característica del habla humana, distinta de otros sonidos (Vygotsky, 1977; Bruner, 1998).

Hay problemas de aplicación a distintos casos de las lenguas naturales, la definición no se verifica en todas las lenguas naturales y también se encuentran problemas ortográficos que van en contra de esta definición tradicional.

En todas las lenguas nos encontramos con posibilidades diversas de escritura, con lo que la definición de palabra como una unidad entre dos espacios en blanco no abarca la mayoría de los casos y por lo tanto no puede mantenerse.

También tenemos problemas morfosintácticos de delimitación de la palabra:

Nos encontramos con varios problemas que están ligados a la estructura visual o a la estructura fonológica. Pero hay más problemas que no se aprecian en la ortografía que dificultan la definición y delimitación de palabra. Por ejemplo, el desdoblamiento de la misma, teoría elaborada por John Lyons, del término palabra en forma de palabra (digamos, las palabras vistas en sus distintas formas, en plural, singular, caso, tiempo… lo que son las “palabras” tal y como pueden aparecer en un texto o conversación) y expresión de palabra (las palabras más como conceptos, como vienen en el diccionario, a modo de forma de cita que en vez de aparecer resistiré aparece resistir). En la identificación de unidades que consideramos palabras nos encontramos con otros problemas de orden, fundamentalmente, morfológico y semántico, los cuales dificultan la asignación al concepto palabra las variantes morfológicas:

Las diferencias existentes entre sintaxis libre, colocaciones y fraseología.

Problemas de polisemia y homonimia, por ejemplo: banco. Si vemos el banco de la calle y el banco del dinero, ¿Son una palabra con varios significados o son dos palabras homografas? Si se busca coca en la Real Academia Española, existen entradas distintas. Sin embargo, banco, solo viene como una con varios significados. Tenemos por un lado palabras de distinto origen que han confluido en la misma forma, y por otro, una palabra que ha ido variando su significado por su similitud.

Las palabras denotan objetos concretos y conceptos abstractos, expresan las emociones humanas y la voluntad, nombran "categorías generales y abstractas de las relaciones del ser", etc. De este modo, la palabra actúa como unidad significativa básica del lenguaje. A partir de las palabras que actúan por separado o como componentes de giros fraseológicos, se forman oraciones con la ayuda de las reglas y leyes gramaticales, y luego texto como un todo estructural-comunicativo.

Teniendo en cuenta la complejidad y la multiplicidad de la estructura de las palabras, los investigadores modernos utilizan el llamado tipo de análisis multidimensional a la hora de caracterizarla, es decir, apuntan a la suma de las más diversas propiedades lingüísticas:


Una familia de palabras es un conjunto de palabras que comparten la misma raíz, y constituyen, como su propio nombre indica, una familia de palabras, ya que presentan esa idéntica raíz, lo que explica los rasgos comunes en su significado.



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