x
1

Adenoma hepático



El adenoma hepático o hepatocelular es un tumor hepático de naturaleza benigna que aparece fundamentalmente en mujeres en edad fértil y que se asocia especialmente a la toma de anticonceptivos orales.[1]​ Es raro en varones. Generalmente, se trata de una lesión única que fácilmente alcanza los 5 cm de tamaño. En caso de ser múltiples lesiones de pequeño tamaño, se deberá descartar una glucogenosis (E. de Von Gierke)[2]

Su diagnóstico suele ser casual, al realizar una ecografía abdominal o un TAC por motivos diversos.[3]

Los de gran tamaño presentan un riesgo de rotura espontánea causando una hemorragia grave, con fatales consecuencias, superior al 30 %, por lo que, a pesar de tratarse de una lesión benigna, su diagnóstico comporta generalmente una indicación de resección quirúrgica.[4]

Un 25-50% de los adenomas hepáticos causan dolor en el hipocondrio derecho (cuadrante superior derecho) o en la región epigástrica del abdomen. Ya que los tumores hepáticos pueden llegar a ser voluminosos (8-15 cm), los pacientes pueden llegar a notar una masa palpable. En cambio, los adenomas hepáticos son usualmente asintomáticos, y posiblemente sean descubiertos incidentalmente durante estudios de bioimágenes ordenados por alguna razón no relacionada. En caso de no ser tratado, hay un 30% de riesgo hemorrágico. La hemorragia puede llevar a un cuadro de shock con hipotensión, taquicardia y diaforesis (sudoración).

Es importante distinguir el adenoma hepático de otros tumores hepáticos benignos, tales como hemangiomas e hiperplasia nodular focal, pues los adenomas hepáticos tienen un pequeño pero significativo riesgo de progresar hasta convertirse en un cáncer de hígado. La resonancia magnética nuclear es la más útil de las investigaciones diagnósticas. Una tomografía computada polifásica es otro estudio útil para diagnosticar adenoma hepático.

Los adenomas hepáticos voluminosos tienen tendencia a romperse y sangrar masivamente en la cavidad abdominal.

a) Quiste hidatídico

b) Cambio graso focal

c) Hiperplasia nodular focal

d) Hepatoblastoma

e) Enfermedad hepática infiltrativa

f) Pseudotumor inflamatorio

g) Leiomiosarcoma

h) Linfoma

i) Hiperplasia regenerativa nodular

Los adenomas hepáticos son, típicamente, nódulos bien circumscriptos que constan de hojas hepatocitarias con un citoplasma vacuolado de aspecto burbujeante. Los hepatocitos se disponen en un armazón de reticulina regular y más o menos igual a tres células de espesor.

El diagnóstico histológico de los adenomas hepáticos puede ser facilitado por la impregnación argéntica (tinción con sales de plata). En los adenomas hepáticos, el armazón de reticulina y los hepatocitos no forman capas de cuatro o más hepatocitos, como se ve en el carcinoma hepatocelular.

Las células parecen hepatocitos normales y son recorridos por vasos sanguíneos pero carecen de espacios porta y venas centrales.

Noventa y nueve por ciento de los adenomas hepáticos se dan en mujeres de 20-40 años, la mayoría de las cuales usan anticonceptivos orales.

Los adenomas hepáticos están relacionados con la enfermedad de almacenamiento glucogénico tipo 1, así como con el uso de esteroides anabólicos.

Algunos autores consideran que todo los adenomas hepatocelulares deberían ser resecados debido el riesgo de rotura y porque los mismos pueden llegar a contener focos malignos. Las recomendaciones actuales son que todos los adenomas hepáticos deberían ser resecados, siempre y cuando los mismos sean quirúrgicamente accesibles y el paciente sea un candidato operatorio razonable. Las pacientes con adenomas deberían evitar los anticonceptivos orales o las terapias de reemplazo hormonal.

El embarazo podría causar que el adenoma crezca más rápido, así que las pacientes con adenomas hepáticos deberían evitar el embarazo.




Escribe un comentario o lo que quieras sobre Adenoma hepático (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!