Adolfo Francisco ScilingoBahía Blanca, 28 de julio de 1946) es un exmilitar argentino, condenado como autor de delitos de lesa humanidad por actos que cometió durante su desempeño como oficial de marina de guerra durante la dictadura cívico-militar argentina autodenominada «Proceso de Reorganización Nacional», que gobernó entre 1976 y 1983.
(Sus padres se llamaban Isabel Manzorro e Adolfo Armando Scilingo.
Scilingo fue el primer oficial de la dictadura que admitió en público el terrorismo de Estado llevado a la práctica en Argentina, en una entrevista con el periodista Horacio Verbitsky.
La confesión reveló la complicidad de la Iglesia católica, el silencio de las autoridades de la Armada en democracia y la especulación política del gobierno de la época, presidido por Carlos Menem.
Tras la publicación de El vuelo, Hollywood quiso hacer una película, pero el periodista Horacio Verbitsky se negó a ceder los derechos si no había garantías de respeto a la tragedia argentina y a que el derecho de las víctimas no fuera supeditado a los necesidades de dramatización del guion.
Confesó ante el juez español Baltasar Garzón haber participado en dos "vuelos de la muerte", durante los cuales a muchos prisioneros se los arrojaba al mar con la intención de hacerlos desaparecer.
De acuerdo a Fernando Mas:
Scilingo explicó el funcionamiento de la ESMA:
En abril de 2005, el marino fue enjuiciado en España por delitos de lesa humanidad cometidos entre 1976 y 1977 y, tras haberse probado su responsabilidad en la muerte de treinta personas y una detención ilegal seguida de torturas, condenado a 640 años de prisión.
Ya en julio de 2007, al comprobarse su complicidad en otras 255 detenciones ilegales, el Tribunal Supremo español elevó la condena a 1084 años.
En 2020 fue beneficiado por un régimen de «reinserción» en la sociedad, que le permitió salir de prisión y colaborar en una parroquia de Madrid. A Scilingo se le concedió un tercer grado penitenciario ―también conocido como «régimen Cenicienta»―, por el cual queda libre durante el día pero debe volver a la cárcel para dormir, salvo los fines de semana. Este recurso tiene distintos niveles, y el que se le otorgó al represor es más flexible: lo exime de volver por las noches a prisión y lo habilita a dormir en un CIS. Este beneficio suele ser la antesala de un pedido de libertad condicional, que sería el próximo movimiento que daría el ex marino y con el cual quedaría eximido de ir a un Centro de Reinserción.
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