Ana María Lorenza García Sayri Túpac de Loyola (Penco, 1593 - Madrid, 7 de diciembre de 1630) fue una noble mestiza hispano-inca, señora del Valle de Yucay y primera marquesa de Santiago de Oropesa. Descendiente de los Incas de Vilcabamba, emparentada con San Ignacio de Loyola y por matrimonio, con San Francisco de Borja y la Casa de Gandía.
Sus padres fueron el gobernador Martín García de Loyola y la princesa inca Beatriz Clara Coya. Al quedar huérfana de padre a temprana edad, tras la batalla de Curalaba (1598), no obstante ser heredera del señorío de Yucay, el virrey Luis de Velasco y Castilla dispuso que tanto ella como su madre regresaran al Perú. Establecidas en Lima, se proyectó enviarlas a España, pero pronto la salud de Beatriz se quebrantó y finalmente falleció (1600), no sin antes redactar su testamento enteramente a beneficio de su hija. Ante esta nueva pérdida, el Virrey prosiguió su plan de apartarla del Perú viendo la conveniencia de vincularla a sus familiares paternos.
Llegó a España en 1603, establecida en Valladolid, el rey Felipe III la puso al cuidado de un primo de su padre, Juan de Borja y Castro, conde de Mayalde, y al morir este en 1606, quedó instalada con su propia servidumbre personal, que incluía aya, mayordomo y médico. A pesar de que los pueblos dentro de su señorío habían sido confiscados por el virrey Toledo, hacia 1610 obtuvo sentencia para que le fuesen devueltos y al cumplir 18 años, se le escogió como esposo a Juan Enríquez de Borja, hijo de la marquesa de Alcañices.
La pareja pronto decidió residir en Madrid, lo cual permitió que Ana María iniciase una acción contra la Corona reclamando 40 años de rentas de esas propiedades cuzqueñas, acordándose finalmente una pensión de 10.000 ducados, la creación de un feudo semiautónomo en sus villas de Yucay y el título de Marquesa de Santiago de Oropesa (1614). La joven marquesa designó a su tío Martín Fernández Coronel para que tomara posesión de los pueblos de Huayllabamba, Yucay, Maras y Urubamba, acto que se realizó a pesar de la oposición virreinal, y al año siguiente decidió viajar al Perú junto a su esposo, en la comitiva del virrey Príncipe de Esquilache, primo de la pareja.
Establecidos inicialmente en Lima, donde nacieron sus hijos, pasaron hacia 1620 al valle de Yucay (actual provincia de Urubamba), a administrar directamente su señorío. Luego de siete años, decidieron regresar a Madrid, donde la marquesa falleció y fue enterrada en la iglesia de San Juan Bautista, frente a su casa.
Contrajo matrimonio con Juan Enríquez de Borja, hijo de Elvira Enríquez de Almansa, marquesa de Alcañices, y de Álvaro de Borja y Castro, hijo de San Francisco de Borja, de cuya unión tuvo los siguientes hijos:
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