El analfabetismo digital se refiere al nivel de desconocimiento de las nuevas tecnologías, que impide que las personas puedan acceder a las posibilidades de interactuar con estas. En un sentido estricto hace referencia a la imposibilidad de navegar en internet, acceder a contenidos multimedia, socializar mediante las redes sociales, crear documentación o discriminar información relevante de la superflua.
Se refiere a poder encender y apagar una computadora, sea esta de escritorio, portátil o un teléfono inteligente, de acuerdo al sistema operativo que se manifieste, así como poder integrar sus periféricos, como cámaras, impresoras, escáneres, etc.
Independientemente del sistema operativo, debe ser capaz de utilizar una suite ofimática y los distintos módulos elementales que la componen, como el procesador de texto, la planilla electrónica, y el sistema de correo electrónico asociado.
La habilidad por sí sola o competencia para manejar herramientas e instrumentos tecnológicos (teléfonos móviles, PC, etc) no establece la condición de ser un alfabeto digital, como si lo hace el desarrollar habilidades que permitan al ciudadano ser capaz de relacionarse, aprender e interactuar con los individuos o sociedades de la aldea global mediante diversas aplicaciones a través de los medios digitales que ofrecen las nuevas tecnologías.
Los avances tecnológicos representan un progreso social, sin embargo no todos los sectores resultan igualmente beneficiados. Por ejemplo, existe una notable diferencia en el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) entre las generaciones más jóvenes en comparación con de mayor edad. De ahí que surja el concepto de brecha digital, que se pueden entender como una diferencia en las oportunidades de desarrollo de las poblaciones y que marca una distancia entre las que tiene y las que no tienen acceso a las tecnologías.
El analfabetismo digital es especialmente prevalente en la población nacida antes de los años sesenta, cuyo principal acceso a la información es a través de medios impresos y medios de comunicación como la radio, televisión y telefonía fija. En contraposición con los analfabetos digitales, se encuentran los migrantes digitales, que han aprendido a utilizar las TIC siendo adolescentes o adultos, y los nativos digitales, generalmente nacidos a partir de 1990, y que han conocido las TIC desde pequeños.
En muchos trabajos, la falta de conocimiento de las TIC supone una falta de competitividad del trabajador y su relegación del mercado laboral. De este modo las habilidades tecnológicas e informáticas se han convertido en aptitudes necesarias para vivir en la sociedad de la información, pues es común encontrar en las bolsas de trabajo que las empresas solicitan a sus prospectos el dominio de computadoras, software u otras herramientas digitales para llevar a cabo distintas tareas.
Por otra parte, el uso de las tecnologías en el ámbito laboral implica también la posibilidad de crear nuevos espacios donde las relaciones laborales son virtuales y que requiere, además de las habilidades tecnológicas, las socio-comunicativas para llevar a cabo un buen desempeño laboral.
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