Antonio de Leyva, I príncipe de Áscoli, I marqués de Atela y I conde de Monza (Leiva, La Rioja, 1480 – Aix-en-Provence, 7 de septiembre de 1536), fue un militar español destacado en las guerras italianas.
Riojano, perteneciente a una familia de Navarra, nació en la villa riojana de Leiva, hijo de Juan Martínez de Leyva, señor de Leyva, y de su mujer Constanza Hurtado de Mendoza. Comenzó su carrera militar en las Alpujarras en 1502, derrotando a los mudéjares, últimos combatientes del reconquistado Reino de Granada. En marzo de 1503 llegó a Calabria, en el sur de la península itálica, con la armada de Luis Portocarrero enviada desde Cartagena en apoyo del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba, que estaba enfrentado con las fuerzas francesas en la guerra de Nápoles. A las órdenes de Fernando de Andrade, sucesor de Portocarrero tras la muerte de éste, combatió al ejército francés de Bérault Stuart d'Aubigny, que fue derrotado en Seminara. Más tarde estuvo en Milán y en la desafortunada campaña contra la Provenza (1524) en el transcurso de la Guerra Italiana de 1521-1526.
Su posterior destino fue de gobernador de Pavía, ciudad que fue asediada por los ejércitos franceses de Francisco I entre octubre de 1524 y febrero de 1525 durante el cual Leyva dio tiempo a las fuerzas imperiales a reorganizarse y atacar a los franceses en la famosa batalla de Pavía.
En 1525 sucedió a Fernando de Ávalos, marqués de Pescara, como general en jefe de los ejércitos imperiales en el ducado de Milán y en 1535 cuando el último duque de Milán, Francisco II Sforza, murió sin descendencia, el emperador Carlos I designó a Leyva como gobernador de Milán.
Posteriormente luchó contra los turcos frente a Viena y junto al Emperador, en África. Se ha dicho de él que tuvo una gran experiencia militar, era valiente, enérgico, tan acostumbrado a mandar como a obedecer, fecundo en recursos y capaz de intentarlo todo y sufrirlo todo por salir airoso en sus empresas. Murió de gota durante la campaña en Provenza del año 1536, pero fue enterrado en la ahora destruida iglesia de San Dionigi.
Sus descendientes vivieron en Milán, llegando a ser una de las más prominentes familias. Una de sus descendientes fue la denominada Monja de Monza, Virginia María de Leyva.
Casó con Castellana de Vilaragut de Fabra, siendo padres de:
En Madrid una calle lleva su nombre. Se trata del trazado de la antigua carretera de Toledo entre la glorieta del Marqués de Vadillo y la Plaza de Fernández Ladreda (conocida como Plaza Elíptica), donde enlaza con la actual carretera de Toledo. Recibió este nombre en 1921. En Zaragoza, también tiene una calle dedicada, concretamente en el popular barrio Oliver. En Salamanca cuenta con un medallón en la Plaza Mayor.
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