Architronito

El Architronito,^[1]​ era un cañón de vapor, cuya descripción se encuentra en los documentos de Leonardo da Vinci de finales del siglo XV, aunque atribuye su invención a Arquímedes en el siglo III a.C.^[2]​^[3]​^[4]​

La descripción de Leonardo fue escondida entre sus papeles hasta que fue redescubierta por Étienne-Jean Delécluze del Instituto de Francia en 1838 y publicada en la revista L'Artiste en 1841, mucho después de que la moderna máquina de vapor de alta presión fuera inventada independientemente.^[2]​^[5]​^[6]​^[7]​

De la descripción dada, los medios de operación más probables son los siguientes.^[2]​^[5]​^[6]​ ^[8]​ Un cañón convencional de carga con hocico tendría un fuerte tubo metálico que conectaría el extremo ventilado, donde normalmente se colocaría el fusible, a una caldera de cobre, terminando por debajo del nivel del agua en su interior pero describiendo una U invertida por encima de ella a modo de sifón. Un fuego de carbón calentaría el extremo ventilado del cañón y la caldera de manera que el metal del extremo del cañón se pondría al rojo vivo y herviría vigorosamente. El vapor se dejaría escapar de la caldera a través de una abertura con una rosca atornillada para que no hubiera acumulación de presión. Para disparar el cañón se enroscaría una tapa en la abertura de la caldera, provocando una inmediata acumulación de presión de vapor en la caldera. Esto forzaría al agua hirviendo a lo largo del tubo de sifón hacia la base del cañón. Aquí entraría en contacto con las paredes calientes del cañón y se convertiría en vapor, la presión de la repentina liberación de vapor obligaría a la bala de cañón a salir de la boca.

Relato del Nelson Examiner y New Zealand Chronicle, 1842:^[2]​

El peso de la bala de cañón se describe como un talento. Un talento romano pesaba 32,3 kilogramos, aunque la cantidad variaba en el mundo antiguo por unos pocos kilos.^[9]​