En el marco de la mitología hinduista, Aruná es el dios que personifica el amanecer. Es un cochero que conduce el carro de Suriá, el dios hinduista del Sol.
Aruná ha dado nombre al estado indio de Arunachal Pradesh, el ‘país de las montañas Aruná’, que son las montañas de esta región en las postrimerías de los Himalayas orientales, y que ya aparecen mencionadas en el Majábharata (texto épico-religioso del siglo III a. C.). También se puede traducir como ‘el país de las montañas iluminadas por el amanecer’.
Vinata fue una de las esposas del rishi (sabio vidente) Kasiapa, y ella tuvo con él muchos hijos. En una ocasión Vinata puso dos huevos. Kasiapa le prometió a Vinata que si ella lograba esperar a que los huevos maduraran, sus dos hijos llegarían a ser grandes personalidades. Sin embargo, Vinata fue incapaz de controlar su impaciencia y rompió uno de los huevos antes de terminar de incubarlo. Del huevo roto surgió un intenso destello de luz rojiza como el amanecer, Aruná (‘el rojo’). Era tan radiante y rojizo como el sol de la mañana. Pero, debido a la ruptura prematura del huevo, Aruná no fue tan brillante como el sol del mediodía, como había prometido Kasiapa. En cambio el hermano menor de Aruná, Garudá, nació de manera normal, por lo que se convirtió en el principal vehículo del dios Visnú.
Aruná se considera a veces una parte de Suriá, ya que es la fuerza impulsora del camino del Sol en el cielo. En algunas leyendas, Aruná conduce la cuadriga del dios Suriá, mientras que en otros, es una manifestación energética de Suriá, que actúa como una señal de la venida del dios del Sol. También se le conoce como Anura en algunos contextos.
En el Ramaiana (siglo III a. C.), Aruná es el padre de Yataiu y de Sampati (rey de los buitres).
A pesar de que este dios era masculino, la divinidad equivalente en el panteón griego sería la diosa de la aurora: Eos.
Según el Diccionario sánscrito-inglés de Monier-Williams, uno de los significados de Aruna es ‘baya de color rojo y negro de la planta retti: esto se asemejaría a la baya, «que cambió su color de rojo a negro» (Graves, 90, c) según lo descrito por el adivino Poliidos, que descubrió «un enjambre de abejas» (Graves, 90, d), así como un enjambre de abejas atacó a Aruná (según el Devi-bhágavata-purana 10, 13, 109-116).
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