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Balón sin tiento



El balón de fútbol utilizado en competiciones oficiales es regulado en sus medidas por la FIFA. Tiene forma de icosaedro truncado en un 99.9%, una circunferencia entre 68 y 70 centímetros, un peso entre 410 y 450 gramos y su composición se basa en un 80% de poliuretano sintético y un 20% de materiales secundarios (látex, entre otros), es cosido a mano y tiene sello FIFA QUALITY PRO,(si no estuviese cosido no sería oficial)

Los balones utilizados en competencias oficiales organizadas por parte de la FIFA, deberán contar con uno de los siguientes sellos: Internacional Match Standards, FIFA QUALITY o FIFA QUALITY PRO. Dichos distintivos denotan que los balones han sido puestos a prueba en laboratorios autorizados por la FIFA y han aprobado las distintas pruebas en las que se incluye: peso, circunferencia, retención de aire, rebote y absorción de agua.

El balón de tiento era el balón que se utilizaba antiguamente para disputar partidos de fútbol. Era una pelota pesada y su peso crecía si se utilizaba en un terreno mojado. En las postrimerías del siglo XIX se practicaba con una pelota que por sus características distaba mucho de ser la que se utiliza actualmente en los más diversos lugares del mundo. Testimonios de esa época nos hablan de los problemas que presentaban los antiguos balones, cuyo principal defecto radicaba en una deformación que les restaba equilibrio y esfericidad, haciendo que rebotaran mal y se tornaran prácticamente inasibles e indominables.

Esa imperfección determinada por el abultamiento que se originaba en ellos como consecuencia del necesario repliegue interior del pico de las antiguas cámaras, se acentuaba más con el grueso tiento o cordón de cuero que se utilizaba para cerrar la boca de la pelota, el cual a su vez se convertía en una dolorosa molestia que los futbolistas de ese entonces se veían obligados a soportar y que podía hasta llegar a lastimarlos cuando era cabeceada en la parte del cerramiento de la misma. Una imagen que suele observarse en las antiguas fotografías de fútbol.

Tenía de 12 a 18 gajos largos de cuero; en dos de ellos se formaba la boca, de aproximadamente 8 centímetros de largo, por donde se introducía la cámara, que tenía adosada un pico o tubo por el cual se inflaba. Alrededor de la boca llevaba un refuerzo de cuero y una lengüeta del mismo material, pero más suave y trabajado para aislar y preservar la cámara de roce con el tiento de cuero crudo (5 mm de ancho), que cerraba la boca. El reborde que adquiría al ser inflado le restaba esfericidad y ocasionaba lesiones a los jugadores. Había que encontrar una solución que permitiera eliminar el odioso pico que llevaban las cámaras y cuyo repliegue causaba la deformación del balón". Las antiguas pelotas de cuero tenían el defecto de absorber mucha agua, pero esto fue solucionado en los años 1960 con la introducción de los balones fabricados 100% de cuero sintético.

Hasta la década de 1930, la pelota con que se jugaba al fútbol representaba un riesgo para los futbolistas, ya que los primitivos balones confeccionados en cuero vacuno o de potro, tenían un pico metálico, mediante el que se inflaban, que se replegaba sobre la superficie del esférico, donde era sostenido por un tiento -un cordón confeccionado con el mismo cuero-, lo que significaba una irregularidad que frecuentemente provocaba lesiones en los jugadores. La pelota sin tiento, llamada originalmente superball,[1]​ fue inventada en la Argentina, en la ciudad de Bell Ville, Provincia de Córdoba, y patentada por Romano Polo, Antonio Tossolini y Juan Valbonesi el 20 de abril de 1931. Era un balón de costura y pico invisible,[2]​ que fue estrenado en la Copa Mundial de 1950 organizada en Brasil, y desde 1936 como balón oficial de la Asociación del Fútbol Argentino.[3][4]

Tuvo franjas como en las de voleibol durante las décadas de 1950 y 1960. En la Copa Mundial de 1962, Chile dispuso a Crack con forma esférica regular al presentar paneles concentrados, estableciendo el estilo actual. Logró una trayectoria y bote uniforme por su homogeneidad, así como una notoria mayor velocidad, potencia, alcance y precisión al reducir la fricción, lo que permitió aumentar el ritmo de juego y la magnitud del «chanfle», viabilizando la jugada «gol imposible».[5]​ En 1962 el danés Eigil Nielsen, el dueño de la empresa Select Sport, introdujo la estructura del icosaedro truncado. Los productores y federaciones internacionales adoptaron dicho diseño y el estilo por su innovación.[6]

En 1963 la compañía alemana de equipamiento deportivo Adidas comenzó a fabricar pelotas y se convirtió en la proveedora de la Copa Mundial desde la edición de 1970, debido a su avanzada tecnología y alta calidad.[7]​ Revistió el cuero con poliuretano: material sintético flexible e inalterable con el frío, que le daba brillo, resistencia a la abrasión, mayor impermeabilidad y mantenía su forma. En la edición de 1986 el armazón fue reemplazado por cuero sintético con el Azteca.[8]

En 1990 se creó el Adidas Etrusco Único que fue el primer balón 100% impermeable, se solucionó así el último problema de la pelota. Desde entonces los fabricantes buscaron obtener la máxima circunferencia del balón y lo consiguieron para la Copa Mundial de Fútbol de 2010, con la Adidas Jabulani. Sin embargo este logro complicó el juego de los futbolistas, especialmente el de los guardametas, que tardaron en acostumbrarse a los cambios bruscos en la dirección del balón a causa del mejor efecto.[9]

En el presente la circunferencia del balón es del 99.9% y posee granos para una mejor adherencia en los cabezazos, una tecnología creada por Adidas en 1991 para el balón de rugby, pero recién aplicada en la actualidad.

Aunque al balón de fútbol se le llama “esférico”, los balones de fútbol más comunes son icosaedros truncados con 12 pentágonos y 20 hexágonos regulares. Las caras no son completamente planas sino ligeramente curvas.

La FIFA define tres niveles de calidad diferentes para los balones de fútbol:

Todos los balones utilizados en competiciones oficiales han de incluir uno de estos tres sellos. Siendo FIFA Approved (Aprobado por la FIFA) la certificación más exigente de las tres. Para obtener alguna de estas, los balones han de superar un análisis de laboratorio. En dicho análisis se evalúa su peso, circunferencia, esfericidad, pérdida de presión, absorción de agua y su rebote.[10]



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