Un baremo es una tabla de cálculos, que evita la tarea de realizar esos cálculos al público en general, o a un público específico.
Se emplea también la palabra "baremo" para dejar establecidos un conjunto de normas fijadas por una institución para evaluar los méritos personales, una escala de relevancia para establecer una posición ordenada por méritos, la solvencia de empresas, normas de admisión determinadas por un conjunto de puntuaciones parciales, resultados de análisis, lista de números índices, etc. También, para hablar de ética y moral: los baremos éticos y morales.[cita requerida]
La palabra castellana baremo proviene del francés barème, y esta, a su vez, es una alteración del apellido Barrême, derivación procedente de François-Bertrand Barrême, matemático francés considerado uno de los padres fundadores de la contabilidad.
Barrême fue un autor que escribió varias obras que perpetuó, mejoró y amplió a través de numerosas ediciones, si bien su texto más popular fue Le Livre nécessaire pour les comptables, avocats, notaires, procureurs, négociants, et généralement à toute sorte de conditions, publicado por primera vez en 1671 y reeditado en reiteradas ocasiones tras la muerte de su autor, siendo continuado por su hijo.
Se trató de una obra de tal valor en su época, que su título fue variando entre la población, conociéndoselo primero vulgarmente como Barême universel, dando origen luego a la aceptación académica del vocablo barème, que terminó por inmortalizar el apellido de su autor.
Los baremos se siguen utilizando con frecuencia en la actualidad, especialmente en el ámbito de la medicina legal. En esta especialidad médica de estrecho contacto y colaboración con el ámbito de la justicia, es de práctica cotidiana la evaluación de los diferentes tipos y grados de daños corporales que sufren las personas, daños que se traducen en una pérdida de su capacidad, sobre todo en relación con sus tareas laborales y sus potencialidades económicas.
Así el médico legista, o médico forense, sistemáticamente es convocado por un juez, por un abogado litigante en un juicio o por una compañía de seguros, para dilucidar el alcance de la incapacidad física que afecta a un sujeto que haya sufrido en determinado tipo de daño corporal.
Pero esta actividad adolece de un serio defecto, que es el estar basada en criterios no objetivos ni sistemáticos, pues numerosas veces se da el caso de que distintos peritos médicos, puestos a analizar un mismo caso, no coinciden en la apreciación cuantitativa del daño producido en el cuerpo de la víctima.
Esto llevó a que muchos autores intentasen delimitar esta arbitrariedad consuetudinaria e inherente al examen médico pericial, elaborando una serie de tablas o baremos de incapacidades tanto físicas como psíquicas, pero, por su mismo carácter también arbitrario —pues, en definitiva, estos baremos o tablas, están basados en el criterio personal y en el arbitrio de quien los realiza— sólo terminaron por añadir más confusión y es común observar hoy en día, que las partes que están en litigio discuten ambas el uso de cualquier baremo, quejándose generalmente el querellante por lo escaso de sus determinaciones y el querellado por lo abultado de las mismas.[cita requerida]
Por ejemplo, en la República Argentina, a nivel oficial, existen varios baremos, uno el complementario de la ley de riesgos del trabajo (Nº 24557/95), otro el utilizado en la Provincia de Buenos Aires; también diversas fuerzas armadas y de seguridad tienen sus propios baremos, ello sin contar los publicados por autores como Defilippis-Novoa o como Ramos Vértiz (p).
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