Carcabuey es un municipio español de la provincia de Córdoba, Andalucía. En el año 2016 contaba con 2529 habitantes. Su extensión superficial es de 79,74 km² y tiene una densidad de 31,72 hab/km². Se encuentra situado en la comarca de la Subbética Cordobesa.
El topónimo de Carcabuey hunde sus raíces desde la época romana, pasando al árabe fonéticamente por el nombre de Karkabul, que significaba puertecillo de montaña.
El municipio se encuentra en el extremo suroriental de la provincia, ocupando las tierras separadas por las alineaciones de los macizos de Cabra-Luque y Rute-Horconera en una extensión de 80,7 km². Los ríos Palancar y Morisco cruzan gran parte de las mismas entre un sinnúmero de sierrezuelas y elevaciones menores. Aunque con menos altitud que las tierras que le circundan, resguardan y aíslan, este deprimido pasillo de materiales calizos anárquicamente levantados en el Tarciario, constituye, por su relieve áspero, montañoso y accidentado, un ejemplo representativo del subbético cordobés.
Sus elevadas cumbres, Lobatejo (1.380 msnm), Puerto Escaño (1.032), Gallinera (1.097) y Pollos (1.078), ostentosas desde el fondo de sus encajonados valles, descansan sombre empinadas pendientes y dan así lugar a un tortuoso camino que se trasforma en un paisaje decorado por el verde olivarero, las blancas calizas, el oscuro matorral y los floreados membrillos. Las frecuentes y perniciosas heladas, las abundantes precipitaciones y un alto grado de continentalidad son las notas características de su clima.
El términio de Carcabuey limita al norte con los de Zuheros y Luque; al este y al sur, con Priego; al suroeste, con Rute; y al oeste, con Cabra.
La mitad de esta población activa está dedicada al sector agrario, que a pesar de ser el eje medular de su economía está afectado por factores físicos y humanos poco propicios.
En el sector agrario hay que destacar la importante presencia de tierras no labradas. Sólo el 66,6% de su superficie corresponde a tierras labradas, y en ellas el olivar es monocultivo. El resto de los cultivos tiene porcentajes insignificantes, a excepción de los frutales donde el membrillo destaca en las numerosas huertas. En los últimos años está arraigando una industria de la confección, que tiene en su dependencia exterior su mayor problema.
La construcción presenta unos índices bastante elevados, semejantes a los de los municipios de mayor categoría poblacional. El restante de sus trabajadores se dedican a las actividades relacionadas con el sector terciario.
Deuda viva del Ayuntamiento de Carcabuey en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.
Las primeras evidencias de la presencia de seres humanos en Carcabuey arrancan entre el 9.000 y el 6.000 a. C., en el Epipaleolítico, fase final de la economía predadora inmediatamente anterior a los primeros productores.
La documentación histórica, los yacimientos prehistóricos y sus materiales, son relativamente abundantes, y algunos, como el Castillejo, debieron reunir magníficas condiciones como lugar de habitación, pues en él hubo una ocupación, prácticamente continua, desde el Epipaleolítico hasta el Calcolítico, a juzgar por los hallazgos superficiales efectuados. Las cuevas de Sierra Alcaide, Gallinera, Jaula, Puerto Escaño (Muerto, Gallinera, Palomas, Palanzuelo, Hierro...) sirvieron para fines muy diversos: vivienda, lugares de enterramiento, santuarios pictóricos, etc. También en el interior de la villa actual, donde hoy se alza el castillo, dejaron sus huellas esos remotos antepasados. Los restos materiales más antiguos por ahora se remontan al Epipaleolítico, y se han encontrado en la fuente de las Palomas y en el Castillejo, consistiendo en industria lítica compuesta de abundantes hojitas de sílex. Estos últimos cazadores especializados de la Prehistoria habitaron en dos parajes bien diferentes, aunque propicios para la caza, pues mientras la fuente de las Palomas es una suave loma, hoy olivar, el Castillejo es una elevación más considerable, con cierto carácter estratégico.
Los primeros productores, los autores del Neolítico, escogieron lugares muy diversos, desde las cumbres poco accesibles de las sierras cercanas, hasta las tierras más bajas. En ellos nos han dejado muestras de los que podemos considerar elementos típicos de su cultura: cerámicas a la almagra, incisas e impresas, utensilios de sílex, brazaletes de piedra, etc. La distinta localización de los lugares en que vivieron da pie a pensar que esto, probablemente, se debió a actividades económicas específicas.
Algunas manifestaciones artísticas, posteriores al Paleolítico, y que posiblemente puedan ser contemporáneas del Neolítico, se encuentran en la Cueva del Muerto y en la de El Palanzuelo. En la primera de ellas se halló un dibujo lineal esquemático, una abstracción difícil de interpretar, sobre un fragmento de cerámica, así como un ídolo o figurilla ritual funeraria, en hueso, de época ya calcolítica. En El Palanzuelo se realizaron pinturas parietales esquemáticas.
Las tradicionales matanzas caseras son un claro exponente de la gastronomía comarcal, teniendo un lugar propio en la mesa sus derivados, especialmente el chorizo y la morcilla, que ofrece variedades locales como la morcilla de cebolla de las de carne y blanca y constituyen ingredientes básicos de platos como el potaje de habichuelas "Amonás". Otro plato pintoresco será el revuelto de patatas o patatas a lo pobre. Plato típico de los jornaleros es la "naranja en aceite". También las migas y las chanfainas de la típica también matanza del niño. Existen tres vinos en este municipios bajo la denominación Montilla-Moriles que son Doña Mencía, Lucena y Cabra. Mención aparte merece los flamenquines que se pueden degustar en el bar Carruca.
El municipio dispone de los siguientes centros educativos:
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