El castro de Pendia se halla en las proximidades de la localidad homónima, en el concejo asturiano de Boal. Fue excavado en 1941 bajo la dirección de D. Antonio García y Bellido y D. Juan Uría Ríu, responsables también de las excavaciones arqueológicas que durante aquellos años tenían lugar en el castro de Coaña, y fue declarado Monumento el 26 de enero de 1981.
Por lo que se refiere a su fundación, varias piezas de gran antigüedad sugieren un primer establecimiento prerromano que, más tarde, en época romana (siglos I y II d.C.), sería integrado en un recinto fortificado mayor. Es proable también que hubiese albergado asentamientos tardorromanos y altomedievales.
Las ruinas del poblado se ubican sobre un pequeño promontorio rocoso a la vera de uno de los meandros formados por el río de Pendia, y se puede acceder a ellas desde el pueblo de Pendia, por un estrecho sendero que deja a al izquierda el foso defensivo que aislaba el asentamiento del resto de la sierra.
A la inusual ubicación topográfica de este poblado hay que añadir la desproporción entre sus potentes fortificaciones y el reducido recinto que protegían, en el que, además, aparecen junto a un limitado conjunto de cabañas (una docena), dos saunas castreñas similares a las descubiertas en el castro de Coaña. Se supone que un complejo defensivo de tal envergadura respondía a la necesidad de hacer seguro para sus habitantes un emplazamiento vulnerable.
Durante el año 1999 fueron reexcavadas las dos saunas castreñas y su entorno, siendo restauradas ambas edificaciones. Desde 2003 y hasta la actualidad, anualmente se vienen desarrollando campañas en el yacimiento durante el período estival, en las que se realizan trabajos de limpieza, excavación y restauración de las estructuras conservadas.
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