Castrotorafe es un despoblado español de la provincia de Zamora, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Se encuentra en la comarca de Tierra del Pan y pertenece al municipio de San Cebrián de Castro. En su mayor parte en ruinas, se vislumbran todavía la cerca, el castillo y la iglesia, saqueada por las tropas napoleónicas. Es Monumento nacional por decreto de 3 de junio de 1931 y figura como Bien de interés cultural en la categoría de Zona Arqueológica.
Castrotorafe se encuentra en la Tierra del Pan, a una altitud de 718 msnm, sobre un escarpe junto al río Esla (embalse de Ricobayo). Pertenece al municipio de San Cebrián de Castro y la localidad más cercana es Fontanillas de Castro.
Los orígenes de la población quizás se encuentren en la mansio romana de Vico Aquario, situada en la Vía de la Plata. Sin embargo, Castrotorafe no aparece mencionada hasta 1129, cuando Alfonso VII de León y su mujer Berenguela de Barcelona le conceden el fuero de Zamora y delimitan su alfoz. Con la independencia de Portugal en 1143, su importancia como emplazamiento estratégico aumentó, y es posible que la población apoyase a los separatistas lusos por lo que el monarca mandó derruir sus murallas y separar parte de Castrotorafe en favor de Moreruela.
Después de la separación de los reinos de León y de Castilla en 1157, la población creció en importancia y Fernando II de León cambió de actitud y potenció la villa. En 1176 la Orden de Santiago, fundada un año antes, recibió Castrotorafe de manos del rey (villam dictam Castro Toraf per terminus novinssimos et antiquos), y en 1178 otorgó fuero a la villa. Años después, Urraca de Portugal, viuda del monarca, concedió la mitad del portazgo por el paso de su puente sobre el río Esla (el cual se derrumbó en el siglo XVI) a la Catedral de Zamora para las obras del claustro.
Desde 1230, con la unión definitiva de las coronas de León y Castilla, la villa fue perdiendo parte de su importancia hasta que a finales del siglo XIII se vio envuelta en las disputas relacionadas con la sucesión de Sancho IV de Castilla. Uno de los hechos más destacados fue la sublevación del infante Don Juan, hijo de Alfonso X el Sabio, que se proclamó rey independiente de León en 1296. Posiblemente a él se debe la construcción del castillo en una fecha anterior a 1319, puesto que para entonces ya aparece mencionado en el testamento del Infante. Poco después, la villa vuelve a manos de la Orden de Santiago, y en 1333 Alfonso XI autorizó a Vasco Rodríguez a que eligiera cinco judíos para que fuesen a habitar Castrotorafe. En 1351, el rey Pedro I el Cruel pide a la Orden santiaguista que entregue la villa a Juan de Albuquerque pero este, al perder la confianza del monarca, se refugia en ella para más tarde huir a Portugal. El rey lo cede a Men Rodríguez de Sanabria pero con Enrique III de Castilla el poblado es arrasado como castigo al apoyo que había dado a su hermano.
La villa recuperó su protagonismo durante la Guerra de Sucesión Castellana, la cual enfrentó a Isabel la Católica y Juana la Beltraneja, siendo tomada la villa y cercado el castillo en 1475 por Alfonso V de Portugal, tal y como narran las crónicas, si bien este monarca tuvo que renunciar ante la llegada de Fernando II de Aragón a Zamora. Al año siguiente, los Reyes Católicos cercaron Zamora y llegaron a un acuerdo secreto con su alcalde, Alfonso de Valencia, quien recibiría la alcaldía de Castrotorafe. Este llevó a cabo obras en el castillo y pretendió obligar en dicha tarea a vecinos de la aldea de Pajares, lo que provocó su revuelta, fallando los Reyes Católicos a favor de los mismos en 1481. Un año antes, los Reyes hicieron saber al alcalde que debía entregar la villa a Alfonso Enríquez, conde de Alba de Aliste.
Desde entonces la villa pasó a un segundo plano, y ya en 1688 se decía lo siguiente:
Emplazado en la esquina noroeste de la villa, está constituido por dos recintos en forma de trapecio irregular. El recinto exterior es de mampostería con cubos en los ángulos, dos de los cuales aparecen reformados para la instalación de artillería. En sus muros se abrían dos puertas, una para acceder a la villa y otra para acceder al puente. En cuanto al recinto interior, su planta es parecida a la del exterior, con dos torres en el lienzo sur, obra en sillarejo, más cuidada que el resto de los muros. El espacio interior está completamente arruinado.
Toda la villa, que ocupaba una extensión de 4709 m², se hallaba protegida por una cerca de piedra. Esta tenía un perímetro de más de un kilómetro y se extendía de manera irregular contando con el castillo en su esquina noroeste. Tan solo se conservan en ruinas algunos de sus lienzos.
El despoblado de Castrotorafe es Monumento nacional por decreto de 3 de junio de 1931 y desde 1949 figura como Bien de interés cultural en la categoría de Zona Arqueológica. Sin embargo, todo el conjunto corre el riesgo de deterioro, desprendimiento y desaparición de los restos visibles debido al abandono y a la falta de consolidación de los mismos. Debido a ello, la asociación Hispania Nostra lo incluyó en la lista roja de patrimonio en peligro. En 2009 la Comisión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León autorizó la consolidación de la esquina noroeste del castillo, aunque en los últimos años son varias las ocasiones en las que se responsabilizó a la Junta del deterioro y desmoronamiento de las ruinas, siendo la última en marzo de 2010 tras el derrumbamiento de uno de los cubos del castillo.
El acceso al despoblado se realiza mediante una pista de tierra que parte de la N-630 al sur de la localidad de Fontanillas de Castro.
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