La cleptomanía (del griego κλέπτειν, "quitar", μανία, "manía") es un trastorno del control de impulsos que lleva al hurto compulsivo de cosas. La persona que padece dicho trastorno recibe el nombre de cleptómano o ladrón compulsivo y aunque no hay cura para esto, sí hay tratamientos que ayudan.
El sujeto que padece cleptomanía no puede evitar el impulso de obtener objetos, independientemente del valor económico de lo que obtiene; sufre de un deterioro laboral, familiar y personal. Es un trastorno del control de impulsos y se ha clasificado como una adicción psicológica. La conducta es precedida por una ansiedad creciente que se alivia inmediatamente después de poseer el objeto deseado.
El cleptómano, a diferencia del ladrón, obtiene objetos por necesidad de satisfacer un impulso, mientras que el último lo hace por diversión, necesidad de satisfacer un deseo material, económico o social, o intención de perjudicar a una persona.
Un ladrón puede pasar horas, días e incluso años planeando un gran golpe, mientras el cleptómano obedece generalmente a un impulso relativo dependiendo del lugar y tiempo en que se encuentre él.
Algunos de los componentes fundamentales de la cleptomanía incluyen: pensamientos recurrentes de intrusión y la liberación de la presión tras el acto. Estos síntomas sugieren que la cleptomanía puede considerarse como un tipo de trastorno obsesivo-compulsivo.
Las personas diagnosticadas con cleptomanía a menudo tienen otros tipos de trastornos que afectan el estado de ánimo, ansiedad, alimentación, control de impulsos, y el uso de drogas. También tienen grandes niveles de estrés, la culpa y el remordimiento, y las cuestiones de privacidad que acompañan al acto de hurtar. Estos signos se consideran causantes o intensificar generales trastornos comórbidos. Las características de los comportamientos asociados con el hurto podría dar lugar a otros problemas, que incluyen la segregación social y el abuso de sustancias. Los muchos tipos de otros trastornos que ocurren con frecuencia junto con la cleptomanía suele hacer el diagnóstico clínico incierto.
Los síntomas de la cleptomanía pueden incluir:
A diferencia de los ladrones típicos de tiendas, las personas que sufren de cleptomanía no hurtan compulsivamente para beneficio personal. Tampoco hurtan como una forma de venganza. Lo hacen simplemente porque el impulso es tan fuerte que no lo pueden resistir. Este impulso hace sentir incómodo, ansioso, tenso o excitado. Para aliviar estos sentimientos hurtan.
Durante el hurto, sienten alivio y satisfacción. Más tarde, sin embargo, pueden sentir una enorme culpabilidad, remordimiento, "auto-odio" y miedo a ser arrestados. Pero el impulso viene de nuevo, y el ciclo se repite.
Los episodios de cleptomanía generalmente ocurren de manera espontánea, sin planificación. La mayoría de los cleptómanos hurtan en lugares públicos, como tiendas y supermercados. Algunos pueden hurtar a amigos o conocidos, como por ejemplo en una fiesta. A menudo, los objetos hurtados no tienen ningún valor para el cleptómano. Los artículos hurtados son por lo general escondidos, sin ser utilizados. Los elementos también pueden ser donados, regalados a familiares o amigos, o incluso secretamente se regresan al lugar de donde fueron hurtados.
Personas quienes padecen de dicho problema generalmente, no lo hace para hacer un mal, en comparación con el ladrón que busca mantener una estabilidad económica y hacer un mal a propósito, el cleptómano lo hace para elevar los estados de ánimo, una vez realizado el acto, la persona comienza a tener presiones de remordimiento y culpa, pues conseguir lo que quería lo hace sentir mejor pero al tomar algo que no es suyo, podría ser considerado hurto y es algo que no se considera correcto en la sociedad, las personas comienzan a ser confundidas con un ladrón.
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