Consubstancialidad es un término usado en la cristología cristiana latina, acuñado por Tertuliano en Adversus Hermogenem 44 para traducir el término griego homousios (ὁμοούσιος homooúsios ‘de la misma esencia’).
"Consubstancialidad" describe la relación entre los entes Divinos de la Trinidad Cristiana y connota que Dios Padre, Dios Hijo y Dios el Espíritu Santo son un solo ser en el que el Hijo es generado (nacido) antes de todos los tiempos o eternamente del propio ser del Padre, del que el Espíritu procede también eternamente.
Dado que el latín carece de un participio de presente activo para el verbo "ser", Tertuliano y otros autores latinos tradujeron el nombre griego "ousia" (ser) como "substantia," y el adjetivo griego "homoousios" (del mismo ser) como "consubstantialis." A pesar de que las palabras griegas, que están relacionadas etimológicamente con el verbo griego "ser" y connotan el carácter inherente personal de cada uno, "substantia," connota tanto sustancia como ser.
El término se usa también para describir el carácter humano común que es compartido por todas las personas humanas. Así, de Cristo se dice que es consubstancial con el Padre en su divinidad y consubstancial con nosotros en su humanidad.
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