El día de los engañados (la journée des dupes, en francés), de la historia de Francia hace referencia al 11 de noviembre de 1630 en París. Puede clasificarse como un clásico de la política y la diplomacia ya que se trataba de elegir a qué señor prestar juramento de fidelidad.
Tras haber reducido la independencia de los hugonotes franceses, el cardenal Richelieu quiso aliarse con los protestantes alemanes para luchar contra los Habsburgo católicos. El partido afecto a la corte, dirigido por la reina madre María de Médicis y Gastón de Orleans, hermano del rey, demostró su disconformidad.
El partido devoto de la corte trató de convencer al rey para que se aliara con los Habsburgo católicos, María de Médicis y Gastón de Orleans aprovecharon el hecho de que el rey se encontraba enfermo para arrancarle la promesa de la destitución de su ministro, el cardenal Richelieu; esta promesa se cumplió el 11 de noviembre de 1630. A Richelieu se le cerraron las puertas del Palacio de Luxemburgo, pero éste entró por una puerta secreta y defendió su causa. Consiguió ganarse la confianza de sus enemigos y, después, se deshizo de ellos. No contento con haber engañado a sus adversarios, Richelieu se vengó de ellos con un excesivo rigor.
Luis XIII se desentendió del asunto y se marchó a Versalles. Los cortesanos, creyendo que la reina había conseguido su propósito, le rindieron pleitesía. Pero Richelieu recuperó su puesto de primer ministro y María de Médicis fue exiliada. Bautru, conde de Serrant, pronunció entonces una frase que pasó a la posteridad: «¡Es el día de los engañados!».
«Journée des dupes», Marie-Nicolas Bouillet y Alexis Chassang (dir) Diccionaire universal d’histoire y de géographie, 1878.
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