Los derechos de las personas LGBT+ no son reconocidos en Arabia Saudita y la homosexualidad es un crimen penado con la muerte. Sin embargo, una reprimida sociedad LGBT+ existe en este país. El trato hacia los homosexuales ha provocado la crítica de muchas organizaciones de derechos humanos, pero el gobierno defiende sus acciones diciendo que es un país del Islam y no un país laico.
El código penal no está escrito formalmente, y las penas se basan en las opiniones de jueces y clérigos.
En 1928, Arabia Saudita recomendó a sus jueces guiarse en sus sentencias por dos libros del jurista hanbalista Mar'I ibn Yusuf al-Karmi al Maqdisi (d.1033/1624). Liwat (sodomía) tiene que ser "tratada como fornicación, y tiene que ser castigada de la misma manera. Si uno de ellos es muhsan (casado o con un concubinato legal) y libre, debe ser lapidado hasta la muerte, mientras que si es un soltero libre debe ser latigado 100 veces y desterrado por un año". La sodomía se prueba si el que la cometió confiesa cuatro veces o por el testimonio de cuatro hombres heterosexuales y rectos musulmanes. Si existen menos de cuatro testigos, o uno de ellos no es honrado, todos ellos serán castigados con 80 latigazos por difamación.
Todas las relaciones sexuales que no sean efectuadas dentro del tradicional matrimonio heterosexual (adulterio, fornicación, etc.) es un crimen, y algunos de esos crímenes se castigan con la pena de muerte. Al no existir un código penal escrito, la pena contra personas convictas por homosexualidad o sodomía varía desde castigos un tanto livianos (pena de cárcel, multas, palizas o, para un extranjero, la expulsión) hasta castigos más serios como por ejemplo ser enviado a una institución mental para alguna forma de tratamiento, amputación forzada o ejecución pública. Los extranjeros no deben suponer que sus nacionalidades les garantiza inmunidad ante las leyes locales.
Es difícil determinar cada cuánto se usa el castigo más duro por homosexualidad. En 1986, una organización de derechos humanos de las Naciones Unidas afirmó que el gobierno de Arabia Saudita no reconocía el "derecho personal a ser homosexual entre dos adultos consensuales, y que la pena de muerte era usada contra miles de personas por "desviaciones sexuales". La controversia dentro de las Naciones Unidas sobre la homosexualidad como un derecho personal, no logró mucho y solamente se categorizó como privacidad.
El autoritario sistema legal de Arabia Saudita, dijo que las organizaciones internacionales de derechos humanos deberían confiar en los informes del gobierno Saudí o en los de un puñado de jóvenes ricos saudíes. Protestas internacionales convocadas por organizaciones de derechos humanos provocaron que algunos oficiales saudíes en la embajada de Arabia Saudita en Washington D.C insinuaran que su reino sólo utilizaría la pena de muerte en caso de convictos por abuso sexual infantil, asesinato o implicación en alguna estimación de apoyo político.
En el año 2000, el gobierno saudí informó que habían sentenciado a nueve hombres saudíes a largas penas de prisión con latigazos por haber usado ropa de mujer y haber tenido relaciones homosexuales.
El mismo año, el gobierno ejecutó a tres trabajadores yemenitas hombres por homosexualidad. En abril de 2005, el gobierno encarceló a cerca de cien hombres por homosexualidad, pero ninguno fue sentenciado a ser ejecutado. Todos esos hombres fueron sentenciados a penas de cárcel y latigazos porque ellos estaban en una fiesta privada que bien pudo ser una ceremonia por un casamiento entre dos personas del mismo sexo o por una fiesta de cumpleaños.
Sin embargo, no mucho después una pareja de extranjeros fue sentenciada a muerte por homosexualidad y por haber aparentemente matado a un hombre quien los estaba chantajeado con su homosexualidad.En mayo de 2005, el gobierno arrestó a 92 hombres por homosexualidad. Se desconoce qué sucedió con esos hombres. Asimismo, el 7 de noviembre de 2005 la policía de Riad llevó a cabo una redada la cual la prensa saudí la catalogó como "un concurso de belleza para hombres gais" en al-Qatif. Lo que pasó con los cinco hombres arrestados por organizar el evento, es desconocido.
No existe derecho a la privacidad. El gobierno puede, con una orden de una corte, revisar casas, vehículos, lugares de trabajo e interceptar comunicaciones privadas. La gente viviendo en el reino deber asumir que las comunicaciones pueden ser usadas por el gobierno como prueba ante una corte criminal.
Arabia Saudita no tiene leyes contra la discriminación basada en la orientación sexual. Un empleado heterosexual es libre de discriminar a un empleado homosexual o de someterlo a chantaje. Para entrar a un trabajo, no se pregunta la orientación sexual, aunque sí se pregunta la nacionalidad, religión y estado civil. El casamiento entre dos personas del mismo sexo, la pareja de hecho o la unión civil no tienen leyes que los amparen y podrían tomarse como evidencia para iniciar un proceso criminal.
El gobierno saudí censura todas las formas de comunicación que ellos estiman, son una ofensa para la familia real o para el islam. Eso incluye todos los periódicos, revistas o historietas, anuncios, películas, programas de televisión, Internet y todos los vídeos o software de computación que sean vendidos en el reino. La televisión por satélite es ilegal, aunque de vez en cuando se ignora la prohibición.
Desde la década de 1990, los periódicos saudíes han sido permitidos a hablar sobre la homosexualidad, casi siempre en términos legales o para hablar de las personas infectadas de VIH en el reino. Sin embargo, la homosexualidad también es usada de una forma para hablar de la decadencia de Occidente.
Cualquier publicación tanto en televisión, cine, canción, sitio de internet, etc. que apruebe los derechos de los homosexuales será prohibido o bloqueado por su "anti-Islamismo". El gobierno saudí ha bloqueado frecuentemente usuarios de internet en el reino que apoyan la política de respeto hacia la gente LGBT aunque no sea pornografía. Esos bloqueos a veces son suprimidos temporalmente debido a las críticas internacionales.
En 2001, el profesor y dramaturgo saudí Muhammad Al-Suhaimi fue acusado de promover la homosexualidad y después de un juicio fue sentenciado a ir a la cárcel. En 2006, se le otorgó el perdón y le fue permitido volver a sus trabajos como profesor.
Arabia Saudita, así como Irán, se enfrentan a serios problemas debido a las grandes cantidades de inmigrantes ilegales en el país. Ambos países han empezado a llevar a cabo redadas donde se busca todo tipo de "criminales", desde homosexuales, violadores, adúlteros e inmigrantes ilegales.
En Arabia Saudita, un inmigrante ilegal es arrestado y se lo sentencia a ser deportado pronto, en caso de que el inmigrante padezca de VIH, es arrestado y permanece aislado de la población saudí, encarcelado hasta ser deportado. Además, no se le permite acceder a ningún tipo de tratamiento mientras se encuentre en el reino.[cita requerida]
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