La Donación de Pipino (también llamada en latín, Promissio Carisiaca y Donatio Carisiaca, o en francés, Traité de Quierzy, Tratado de Quierzy o Donación de Quierzy) en 756 proveyó una base legal para la formación de los Estados Pontificios, que extendían el poder temporal del papa más allá de la Diócesis y el Ducado de Roma.
En 728, Liutprando, rey de los Lombardos, llegó a un acuerdo en Sutri con el papa Gregorio II, otorgándole al Papado el pueblo fortificado de Sutri en la Via Cassia y algunos otros sitios fortificados en Lacio. Esta "Donación de Sutri" marcó la fundación histórica de los Estados Pontificios.
En 751, los lombardos bajo su rey Astolfo habían conquistado el Exarcado de Rávena, la principal sede del gobierno bizantino en Italia, cuyo Basileus (que sería como un "patriarca" en occidente) mantenía poder territorial como representante del emperador romano de Oriente, independiente del papa. El duque Lombardo de Spoleto y los reyes lombardos representaban una amenaza para el territorio romano y Astolfo demandó tributo del hábil diplomático, el papa Zacarías, quién había ganado tiempo con sus predecesores. El Papa Zacarías murió en marzo de 752, y después de la muerte del papa electo Esteban tres días después de su elección en marzo de 752, el sucesor eventual, el papa Esteban II, se reunió con Pipino el Breve (quién había sido coronado en Soissons con la bendición del papa Zacarías) en Quiercy-sur-Oise en 753, la primera vez que un papa cruzó hacia la Galia. En Quierzy, los nobles francos finalmente dieron su consentimiento a una campaña en Lombardía. La tradición católica afirma que en ese momento Pipino ejecutó por escrito una promesa para darle a la Iglesia ciertos territorios que les serían arrancados a los Lombardos. No existe la versión original de este documento, sin embargo, fuentes del siglo VIII lo citan.
Esteban ungió a Pipino en Saint-Denis en una memorable ceremonia que fue recordada en las consagraciones reales de los reyes franceses hasta el final del antiguo régimen.
A cambio, en 756, Pipino y su armada franca forzaron al último rey lombardo a entregar sus conquistas, y Pipino oficialmente le confirió al papa los territorios pertenecientes a Rávena, aún ciudades tales como Forlì con sus tierras interiores, depositando la Donación de Pipino en la tumba de San Pedro, de acuerdo a versiones tradicionales posteriores. La donación incluía conquistas lombardas en la Romaña y en los ducados de Spoleto y Benevento, y en la Pentápolis en las Marcas (las "cinco ciudades" de Rímini, Pésaro, Fano, Senigallia y Ancona). Por primera vez, la Donación hizo al Papa el soberano temporal de una franja de territorio que se extendía diagonalmente a través de Italia desde el Tirreno hasta el Adriático. Sobre estos extensos y montañosos territorios, los papas medievales no eran capaces de ejercer soberanía efectiva, dadas las presiones del tiempo, y a los nuevos Estados Pontificios mantuvieron su antigua herencia lombarda de muchos pequeños condados y marquesados, cada uno centrado en una rocca fortificada.
Pipino confirmó su Donación en Roma en 756, y en 774 Carlomagno confirmó la donación de su padre.
En 1440 se descubrió que el documento llamado la "Donación de Constantino" era un falsificación. Ese documento usado durante gran parte de la Edad Media sirvió para justificar la posesión de extensos territorios en el centro de Italia por el Papado. Una de las teorías es que fue creado precisamente en la época que Pipino el Breve intervenía en Italia y sirvió para conseguir su donación.
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