El embalse de El Pardo se localiza en el monte del homónimo, dentro de su cerca. Se encuentra situado en el término municipal de Madrid (España), concretamente en el distrito de Fuencarral-El Pardo, el más grande de la ciudad. Pertenece a Patrimonio Nacional, el organismo que gestiona el espacio protegido del Monte de El Pardo. Está integrado dentro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares.
El embalse está construido sobre el río Manzanares y a él también vierte sus aguas el arroyo de Manina, uno de los afluentes de este río. Su función es regular las presas de canalización del Manzanares, a su paso por la capital.
El embalse de El Pardo terminó de construirse en el año 1970. La presa integra un dique de tierra y alcanza una altura máxima sobre el cauce de 35 metros de altura. Su longitud en coronación es de 830 metros.
El embalse inunda la parte central del Monte de El Pardo, donde discurre formando una larga y estrecha franja. Ocupa una superficie de 550 hectáreas y se extiende, siguiendo la vertical norte-sur, desde prácticamente la linde entre Colmenar Viejo y Madrid hasta escasos kilómetros antes de llegar al pueblo de El Pardo, en las proximidades de su cementerio.
Tiene una capacidad de almacenaje de 45 hm³ y dispone de un aliviadero de compuertas que puede desaguar hasta 750 m³ por segundo.
La construcción del embalse provocó un fuerte impacto en el equilibrio ecológico del Monte de El Pardo, al inundar el valle más fértil del paraje, punto de origen de la cadena alimentaria de las numerosas especies animales que allí habitan. También afectó a la fauna piscícola del río, que pasó de contar con siete especies autóctonas censadas a sólo dos, el barbo común y la boga de río, esta última con apariciones muy puntuales. A cambio se introdujeron especies exóticas, que, como el lucio, fueron llevadas al embalse para compensar la carencia de depredadores, con consecuencias drásticas sobre el ecosistema.
A pesar de estos efectos, alrededor del embalse se ha desarrollado una importante población de aves acuáticas, tanto invernantes como nidificantes. Entre las especies catalogadas, destacan el águila pescadora, la cigüeña negra, el cormorán grande, la grulla común, la gaviota reidora y varias especies de anátidas. A ello se une la existencia de diferentes especies piscícolas y anfibias.
El embalse de El Pardo aparece en el catálogo regional de zonas húmedas, por su valor faunístico y paisajístico.
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