En la gruta del rey de la montaña (del noruego: I Dovregubbens hall) es un fragmento de música incidental, opus 23, compuesto por Edvard Grieg para la obra de Henrik Ibsen, Peer Gynt, que se estrenó en Oslo el 24 de febrero de 1876. Esta pieza fue finalmente incluida como final de la Peer Gynt suite n.º 1, op. 46.
La historia de fantasía escrita en verso, Peer Gynt, cuenta las aventuras del epónimo Peer. En la escena ilustrada por la música de En la gruta del rey de la montaña, Peer intenta salir a escondidas del castillo del rey de la montaña. El fragmento describe el intento de Peer Gynt de escapar del Rey y sus troles después de haber insultado a su hija.
Está compuesto en si menor y la partitura es la siguiente:
El sencillo tema empieza lenta y calladamente en los registros más graves de la orquesta. Es interpretado primero por los fagotes, simulando los pasos lentos y cuidadosos de Peer Gynt. Después de ser ejecutado, el mismo tema es repetido, pero transpuesto una quinta justa más aguda (a fa ♯ mayor agudo, la clave dominante) y tocado por instrumentos diferentes que representan a los troles del Rey.
Entonces los dos grupos de instrumentos suben y bajan a diferentes octavas hasta que coinciden finalmente uno con el otro en la misma tonalidad y los troles, tras divisar a Peer, lo persiguen. El tempo se acelera gradualmente hasta alcanzar un final prestissimo, y la música se hace cada vez más fuerte y melódica. Entonces el rey de la montaña entra estrepitosamente en la escena musical y choca con Peer, que corre rápidamente en dirección contraria; estas acciones son representadas por largas series de escalas diatónicas, interrumpidas por breves momentos de calma cuando el rey de la montaña busca a Peer , que está escondido.
El escondite de Peer es finalmente destruido y la música alcanza su punto más fuerte y rápido cuando escapa de la cueva. Una serie de golpes de platillos y acalorados redobles de timbales estallan y acallan al resto de los instrumentos, cuando la montaña se desploma y presumiblemente mata a los troles que habían estado persiguiendo a Peer. El fragmento concluye apropiadamente -en ambos términos, musical y teatral- con un regreso a la tónica, y termina en un acorde final de si menor, simbolizando la fuga exitosa de Peer.
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