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Etimología



Se denomina etimología al estudio del origen de las palabras individuales, de su cronología, su incorporación a un idioma, así como de la fuente y los detalles de sus cambios en la forma y significado.[1]​ En idiomas de larga historia escrita, la etimología es una disciplina relacionada con la filología y con la lingüística histórica, que comprende el estudio del origen de las palabras mediante investigación de su significado original, de su estructura, así como de su evolución diacrónica, es decir, posibles cambios ocurridos en el transcurso del tiempo. Asimismo, para obtener alguna fuente directa, por ejemplo la escritura, mediante métodos de lingüística comparativa se pueden reconstruir datos relativos a lenguas sumamente antiguas. Así, por medio de análisis de otros idiomas relacionados, los lingüistas pueden establecer inferencias acerca de la lengua de la que son originarias y de su vocabulario.

La palabra etimología proviene del latín etymologĭa; esta, a su vez, del griego ἐτυμολογία, compuesta por ἔτυμος étymos («[elemento] verdadero, auténtico»), y -λογία -logía («tratado, estudio»).[2]

El poeta griego Píndaro empleó etimologías creativas para halagar a sus mecenas. Plutarco empleó etimologías basadas inseguramente en fantasiosas semejanzas de los sonidos. Una de las definiciones tempranas de etimología, que además aporta una idea bastante clara de la concepción imperante en la época clásica –y posteriormente– acerca de esta disciplina es la que, alrededor del año 630, escribió el gramático Melampo en sus comentarios a la Tékhne Grammatiké, de Dionisio de Tracia:

Etymologicum genuinum es una enciclopedia gramatical editada en Constantinopla en el siglo ix, uno de tantos trabajos similares bizantinos.[5][6]

Etymologiae, de Isidoro de Sevilla, fue una enciclopedia de indagación de las «primeras cosas», que, sin críticas, permaneció en uso en Europa hasta el siglo xvi.

Cicerón, en Tópica (Tópicos) 8, 35, al traducir obras de los clásicos griegos, usaba el vocablo vērĭlŏquĭum, plural vērĭlŏquĭi, de vērus: verdadero, y lŏquor: hablar, pero prefería la dicción nŏtātiŏ: nota, observación, reparo.[7]

A continuación se incluyen tres citas contenidas en el wikcionario en alemán:[8]

Lo cita Quintiliano, 1, 6, 28:

Así mismo, Isidoro de Sevilla (o Isidorus Hispalensis), en su obra Sententiae (Sentencias) usa este vocablo:

La etimología comprende no solamente el análisis de las raíces (radicales) de las palabras, sino también de sus elementos constitutivos: desinencia, tema, terminación y radical.

El estudio de la etimología ayuda:

Usando textos antiguos, los etimólogos tratan de saber la cronología y la modalidad de la incorporación, la evolución –hacia el lenguaje actual– y las mutaciones que han acontecido a una palabra. La etimología en castellano y en catalán debe mucho a la obra del filólogo catalán Joan Coromines, del siglo xx.

La valoración de su importancia ha variado según las tendencias del momento. Su época dorada acaeció durante el siglo xix, cuando se emprendieron trascendentes proyectos de estudio etimológico, tales como los que culminaron en la edición de las obras siguientes:

El surgimiento y la modificación de la mayoría de las palabras ocurren por uso constante. El lenguaje no es ningún ente estático, sino que evoluciona, se modifica y se retroalimenta. A continuación se aportan dos ejemplos de palabras incorporadas por el uso, luego adoptadas normativamente.




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