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Eugenio de Saboya



Guerra de la Liga Santa

Guerra de los Nueve Años
Guerra de sucesión española

Guerra austro-turca (1716-1718)

Príncipe Eugenio Francisco de Saboya (en francés: Eugène de Savoie, en alemán: Prinz Eugen von Savoyen, en húngaro: Savoyai Jenő), (18 de octubre de 1663 en París-21 de abril de 1736 en Viena) fue uno de los más brillantes generales que sirvió a Austria durante las guerras donde fueron expulsados los turcos otomanos de los territorios austríacos, húngaros y serbios a finales del siglo XVII.

Era el quinto hijo del príncipe Eugenio Mauricio de Saboya-Carignano, conde de Soissons, general y gobernador de Luis XIV, y de Olympia Mancini, así como sobrino segundo del cardenal Mazarino. Sin embargo, se rumorea que Olimpia había sido realmente embarazada por el rey francés. Se crio en la corte de Luis XIV y estaba destinado a la carrera eclesiástica, pues siendo niño ya poseía dos abadías en 1678. No obstante, se inclinaba más por la carrera militar y solicitó el mando de un batallón, que le fue denegado por Luis XIV, alegando que era enjuto y de corta estatura. Pero probablemente también porque su madre vivía desde hacía tres años en el destierro acusada de haber envenenado a su esposo.

Como en su juventud, Eugenio fue parte del círculo del Abate de Choisy. Eugenio fue rechazado por una comisión en el ejército francés de Luis XIV, algunos dicen que a causa de caer en desgracia su madre, otros debido a su constitución ligera. Cualquiera sea la razón, Eugenio escapó de la corte francesa, y sirvió voluntariamente en el ejército austríaco como oficial en 1683. Mantuvo un odio permanente con Luis XIV, y pasaría el resto de su vida oponiéndose a la ambición francesa sobre Europa.

Desairado en sus pretensiones, ofreció sus servicios al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Leopoldo I de Habsburgo. En julio de 1683 tuvo noticia de que su hermano, el coronel Luis Julio de Saboya, había caído en Petronell luchando contra los tártaros de Crimea. Con la esperanza de obtener el regimiento de dragones que mandaba su hermano, se dirigió a Passau (Baviera) para entrevistarse con el emperador Leopoldo I, quien le nombró oficial. El emperador germánico no le concedió el mando solicitado, por lo que el joven teniente coronel se alistó en las tropas que fueron a socorrer a Viena, la cual se encontraba en ese momento asediada por los turcos (1683). Así, Eugenio tomó parte en la batalla de Kahlenberg junto a su primo Luis Guillermo de Baden, apodado Luis el turco.

Las batallas resultaron victoriosas para el Sacro Imperio, y los turcos se vieron forzados a huir hacia el este, refugiándose en los territorios húngaros y abandonando los austríacos.

De inmediato, ante el debilitamiento turco otomano, el emperador germánico Leopoldo I vería la oportunidad perfecta para recuperar los territorios húngaros que se hallaban en manos turcas desde 1526. Así, enviaría sus ejércitos comandados por Eugenio de Saboya y en 1686 lograrían ocupar la ciudad de Buda, capital del reino húngaro. Se sucederían después una serie de batallas a lo largo del territorio húngaro, incluyendo la toma de Belgrado en 1688.

Ya en 1683 había sido nombrado coronel de su propio regimiento de dragones y a partir de entonces fue ascendiendo en la escala militar hasta llegar a general de caballería en 1690 y mariscal de campo en 1693.

En 1696 mandaba el ejército imperial en el norte de Italia y un año después dirigió la contraofensiva en Hungría contra los turcos. Su fama de estratega la adquirió con la victoria decisiva que consiguió en la batalla de Zenta (1697), al aniquilar al grueso del ejército otomano cuando cruzaba un río. Acto seguido conquistó Sarajevo, mandando incendiar la ciudad, hecho que hoy todavía se recuerda. El sultán turco se vio obligado a firmar la paz de Carlowitz en 1699 y, como consecuencia de esta campaña, la parte de Hungría ocupada por los turcos, Transilvania y Eslavonia pasaron a dominio austriaco. Con esto se consumaría la expulsión de los turcos del territorio húngaro y sus dependencias, y de esta forma, estos pasarían en su totalidad a manos del emperador germánico, quien se haría coronar como rey de Hungría.

Durante la guerra de sucesión española, el príncipe Eugenio fue comandante de las tropas del emperador en el norte de Italia, donde se libraron las batallas de Carpi en 1701, Cremona y Luzzara en 1702. Junto con el jefe inglés de la Alianza antifrancesa, el duque de Marlborough, se lograron brillantes victorias en la batalla de Blenheim (o de Höchstädt) (1704), Ramillies (1706, solo Marlborough), Turín (1706, solo el príncipe Eugenio), Oudenarde (1708) y Malplaquet (1709).

Hizo un viaje a Inglaterra para asegurar la alianza entre Alemania e Inglaterra, pero no logró su propósito.

Terminada la guerra por el Tratado de Rastatt en 1714, fue gobernador de los Países Bajos austriacos, hasta que rota la paz con los turcos, marchó contra ellos venciendo a un ejército de 150 000 otomanos en la batalla de Petrovaradin (1716). En 1734 tuvo que intervenir en la Guerra de Sucesión de Polonia, aunque por poco tiempo, pues era ya demasiado anciano para las duras ocupaciones de la guerra.

En 1703 mandó construir en Viena el Stadtpalais según planos de Johann Bernhard Fischer von Erlach. En 1726 compró el palacio Hof, en Marchfeld, y a su arquitecto favorito Johann Lukas von Hildebrandt le encargó el Belvedere, que se edificó en dos etapas, la primera en 1714 y la segunda a partir de 1721, un palacio barroco en el 3.er distrito de Viena. La construcción de este palacio se prolongó hasta 1723.

Su notable colección de libros, llamada 'Eugeniana', está alojada en el fastuoso salón de la Biblioteca Nacional de Austria. Estuvo relacionado con los filósofos de su época, como Leibniz, Montesquieu y Voltaire. Eugenio era muy popular entre sus soldados, pues solía marchar al frente de ellos a las batallas, donde resultó herido trece veces. También era apreciado por su servidumbre por su comportamiento social (por ejemplo, daba trabajo a los jardineros incluso en invierno).

A pesar de su evidente sed de gloria en las guerras, los nombramientos políticos, y construcciones, Eugenio nunca contrajo matrimonio, conservando así, según muchos, su propensión al ideal de vida religiosa.

Una de las nuevas posesiones austriacas después de la guerra de sucesión española fueron los llamados Países Bajos Austríacos, anteriormente españoles. Eugenio fue nombrado gobernador de esta área, y más tarde llegaría a ser regente de los Estados austriacos en Italia. Tan solo dos años después del final de la guerra contra Francia, Eugenio condujo los ejércitos austriacos durante la guerra austro-turca (1716-1718). Gracias a la Victoria de Peterwardein Hungría fue liberada de los turcos y la fortaleza de Belgrado fue conquistada por Eugenio el 22 de agosto de 1717, invadiéndolas con un inesperado puente sobre el dique. Esta victoria fue eternalizada en la tradicional canción Prinz Eugen, der edle Ritter (Príncipe Eugenio, el noble caballero) y se conmemoró con la fundación de la cervecería Timişoreana. La batalla de Belgrado condujo al Tratado de Passarowitz. Este añadido temporalmente el norte de Serbia y Bosnia en la rivera del río Sava para la corona austriaca, y terminando entonces con los turcos y terminó a las amenazas turcas a Viena una vez por todas. En las prostrimerías de su vida, Eugenio peleó en una última guerra, la guerra de sucesión polaca.

Eugenio murió de pulmonía en Viena en 1736, mientras dormía, después de una noche jugando a las cartas con su vieja amiga, la condesa de Batthyany. Una leyenda afirma que un león del zoológico de su palacio murió esa misma noche. Está enterrado en la capilla de honor de la catedral de San Esteban de Viena.

A su muerte, Eugenio era uno de los hombres más ricos de Europa. Al no haber contraído nunca matrimonio ni haber reconocido hijos, su fortuna pasó a su sobrina, la princesa Victoria de Saboya-Carignano, a quien él nunca había conocido. Ella vendió su extensa biblioteca al emperador austriaco, y esta formó el núcleo de lo que es hoy en día la Biblioteca Nacional austriaca.

Las marinas de guerra de Inglaterra, Austria, Italia y Alemania han nombrado varios navíos en su honor, siendo así la única persona cuyo nombre fue dado a buques de guerra de cuatro escuadras diferentes. En la Primera Guerra Mundial el monitor británico HMS Prince Eugene, el acorazado austro-húngaro Prinz Eugen, siendo el más famoso el crucero pesado alemán Prinz Eugen de la Segunda Guerra Mundial. También llevaba este nombre la 7ª División de Montaña SS Prinz Eugen; e igualmente el 33-Panzer-Regiment, perteneciente a la 9.ª División Panzer, fue redesignado con dicho nombre. Y el crucero ligero italiano Eugenio di Savoia.



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