Tupí
Tupí-guaraní
Subgrupo I
El guaraní correntino (Taragüí ñe'ẽ) o guaraní criollo (también mencionado algunas veces como guaraní argentino) es el dialecto del idioma guaraní hablado en la Provincia de Corrientes y por algunas personas del Este de la Provincia del Chaco (Argentina). En Corrientes dicho idioma es cooficial junto al idioma español desde 2004. Es una de las dos subvariedades del guaraní criollo (la otra subvariedad es el guaraní paraguayo). Ambos proceden del guaraní que se hablaba en las misiones jesuíticas-guaraníes), por lo cual ambos son muy parecidos.
Esta variedad es hablada tanto por mestizos y criollos, de zonas rurales y urbanas, así como por indígenas de los Esteros del Iberá en una manera coloquial, lo que impide una estimación exacta de su número de hablantes que puede oscilar a 100.000.
Hacia fines del siglo XVI, los colonizadores españoles encontraron en lo que es el norte de la actual Corrientes a las tribus Paraná-guaraníes y chandules-guaraníes (en el centro y sur de la provincia habitaban los kaingáng). Corrientes fue concebida y fundada en 1588, desde Asunción del Paraguay por aproximadamente 150 soldados, con ganado doméstico y equino. Allí se procuró la evangelización de los aborígenes, con la consiguiente aculturación y mestizaje.
Al igual que en Asunción, la superioridad numérica de los indígenas, obligó a los españoles y criollos, a aprender la lengua guaraní. Provocando como consecuencia un alto monolingüismo guaraní, bilingüismo reducido a las clases sociales altas y bajo monolingüismo español. Entre los siglos XVII y XVIII se establecen las Misiones jesuíticas guaraníes. Allí el guaraní adquirió estatus literario, al publicarse el vocabulario y gramática de Ruiz de Montoya. A principios del siglo XIX, por la expulsión de los jesuitas, el guaraní misionero se extinguió, sin poder comprobarse su influencia en el actual guaraní correntino o paraguayo. El Rey Carlos III de España en el siglo XVII, prohibió por Cédula Real, hablar las lenguas indígenas en las colonias.
Hacia los siglos XIX y XX, el guaraní correntino se convierte en lengua regional. En la actualidad, es hablada mayormente en la zona rural, donde la influencia de la escuela es menor, y es utilizada por hablantes bilingües.
El guaraní correntino es considerado una variedad del "guaraní criollo", hablado por la población mestiza (descendientes de españoles e indígenas). Esta variedad se fue distanciando de la utilizada por los indígenas no asimilados por la conquista.
Según Dietrich (2002), el guaraní correntino es un idioma independiente, que se formó a fines del siglo XVIII; por lo que puede ser considerado un dialecto del guaraní criollo, y no una variante del guaraní paraguayo. Aunque las similitudes son muchas, el guaraní correntino utiliza con mayor frecuencia hispanismos para referirse a colores, numerales, ubicación espacial y parentescos. Además, es de uso rural que urbano, y con fenómenos más marcados por la situación de contacto intensivo con la lengua dominante. Otras diferencias existen en el uso del vocabulario y en las pronunciaciones (por ejemplo: Nendivéi por Nendivé, Pende por Pe’ê, Mirí o miní por Michí) por la dinámica de la fonética.
El Doctor en Lingüística L. Cerno identificó dos variedades, el «guaraní mezclado» (similar al yopará paraguayo) y el «guaraní cerrado». El primero es utilizado por hablantes bilingües y escolarizado, y el segundo por hablantes monolingües escasamente escolarizados. Tampoco existe una norma culta respecto del guaraní correntino.
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