Jerónimo Guillermo García y García (Lima, 10 de febrero de 1847 – Punta Gruesa, 21 de mayo de 1879) fue un marino peruano, héroe de la Guerra del Pacífico. Sirviendo a bordo de la fragata Independencia, murió en el combate naval de Punta Gruesa.
Fue hijo de José Antonio García y González y Josefa García Urrutia, y hermano de José Antonio, Aurelio y Vidal García y García.
Estudió en el Colegio Militar, entre 1863 y 1864, en la sección destinada a los aspirantes a marinos. Egresó como guardiamarina, y sirvió sucesivamente a bordo de la fragata Amazonas y de la goleta Loa, llegando a ser promovido a la clase de alférez de fragata.
En febrero de 1865 fue enviado a Londres para dotar a la fragata Independencia.
En 1867 solicitó licencia para ingresar a la marina mercante. Al mando de buques de vela viajó a China, Japón, Filipinas y Australia, experiencia que le permitió ganar reputación profesional. A bordo de la barca Jirafa, participó en el rescate de los náufragos de la cañonera Chanchamayo, en 1876. Como comandante de la barca Florencia navegó desde Inglaterra hasta el canal de Suez; probablemente fue aquel el primer buque peruano que cruzó dicha vía.
En 1878 abrió una ruta comercial a Nueva Zelanda llevando azúcar y trayendo trigo. Poco después se casó con Zenobia García Maldonado. Los negocios le auguraban prosperidad, pero al estallar la Guerra del Pacífico, optó por reincorporarse a la marina de guerra, siguiendo como muchos otros marinos en retiro el llamado de la patria. Volvió a servir a bordo de la fragata Independencia, que era el principal buque de la armada peruana y que estaba comandado por Juan Guillermo More Ruiz.
El 21 de mayo de 1879 el monitor Huáscar y la Independencia arribaron a Iquique, puerto peruano que en esos momentos se hallaba bloqueado por dos buques de guerra chilenos: la corbeta Esmeralda y la goleta Covadonga. Mientras que el Huáscar libraba el combate naval de Iquique contra la Esmeralda, la Independencia se encargó de perseguir a la Covadonga, cuyo comandante, el capitán de corbeta Carlos Condell de la Haza, prefirió evadir el combate bordeando la costa. Fatalmente, la Independencia chocó con una roca a la altura de Punta Gruesa, que le produjo una avería de magnitud, quedando varada. El comandante Condell se dio cuenta del percance de sus perseguidores y ordenó dar media vuelta para repasarlos. La tripulación peruana había ya arriado los botes para abandonar la fragata, que empezaba a hundirse, cuando llegó la Covadonga, que rodeó a la Independencia y descargó sobre ella toda su artillería; la mayoría de náufragos peruanos, que se debatían entre el oleaje fueron acribillados, actitud que contrastaba con la magnanimidad de Grau, que esos momentos rescataba a los náufragos de la Esmeralda. La Independencia, semihundida, no se rindió y respondió al ataque con fuego de cañones y fusilería. En el combate murió el alférez de fragata Guillermo García y García, quien dotaba un cañón de proa. Tenía entonces treinta y dos años de edad.
Sus restos reposan en la Cripta de los Héroes en el cementerio Presbítero Maestro en Lima.
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