Hernando de Santillán y Figueroa (¿Sevilla o Valladolid?, Corona de España, ca. 1519 – Lima, Virreinato del Perú, ¿8 de junio de 1574 o 7 de junio de 1575?) era un licenciado en Leyes y funcionario español que ocupó el cargo de relator de las reales chancillerías de Granada y de Valladolid, y en 1550 lo mandaron al virreinato peruano como oidor de la Real Audiencia de Lima.
En 1557 fue enviado a la Capitanía General de Chile junto al nuevo gobernador García Hurtado de Mendoza, designado por el rey Felipe II de España para controlar esa provincia, y quien lo nombrara como teniente de gobernador general de Santiago y oidor de justicia mayor de dicho territorio hasta 1561, y como tal fue el creador de la tasa de Santillán en 1559, la cual regulaba las encomiendas y el trabajo de los indígenas lugareños.
En 1564 fundó la Real Audiencia de Chile subordinada a la de Lima, en la cual fuera nombrado como su primer presidente-gobernador de la provincia homónima hasta el año 1571, fecha que volvió a Europa. Una vez viudo en Sevilla alrededor de los 53 años de edad, hacia 1572, decidió hacerse sacerdote y fue nombrado obispo de Charcas pero cuando viajó a Sudamérica falleció antes de tomar posesión de su cargo eclesiástico.
Hernando de Santillán y Figueroa había nacido hacia 1519,Sevilla o en algún lugar de los cuatro reinos de Andalucía o bien en la ciudad de Valladolid de Castilla la Vieja, que a su vez formaban parte de la Corona de España. Era hijo de Hernando de Santillán y Ramonte (n. Sevilla, ca. 1489) y de su esposa Leonor de Figueroa y Alencastre (n. ca. 1499).
muy probablemente en la ciudad dePocos datos existen sobre su niñez y juventud, pero se sabe que sus abuelos paternos eran Pedro de Santillán, caballero de la Orden de Santiago —un hijo de Luis García de Santillán, justicia mayor de Sevilla, y de María Sánchez Coronado— y su esposa Isabel de Ramonte. Sus abuelos maternos eran Juan de la Cueva y Figueroa, que estaba emparentado con los duques de Feria y los de Alburquerque, y Beatriz Ponce de León, del linaje de los duques de Arcos.
Tras haber sido relator en la Real Chancillería de Granada, y de la de Valladolid, fue nombrado en 1548 oidor de la Real Audiencia de Lima por lo cual llegó a Sudamérica a ocupar su puesto en 1550.
El virrey Antonio de Mendoza y Pacheco le encomendó a Santillán que estudiase las instituciones incaicas para establecer los tributos que los aborígenes le pagaban a su monarca. El 21 de septiembre de 1552 fallecía dicho virrey y el citado tribunal, presidido por Andrés de Cianca, pasó a gobernar de forma interina el virreinato peruano.
Sin embargo, la real audiencia debió enfrentar la rebelión de los encomenderos que si bien fue controlada, gracias a las campañas militares de Santillán y del arzobispo de Lima, quedaría desmostrado los problemas que enfrentaban los españoles con las regulaciones al trabajo de los indígenas.
En su gestión, durante el gobierno interino de Pedro de la Gasca, fue un ferviente defensor de la reducción de aborígenes en pueblos de misión. Frente a los conflictos del nuevo virrey Andrés Hurtado de Mendoza, II marqués de Cañete, con las antiguas autoridades, Santillán le permaneció fiel, y por ende al rey, ganándose la enemistad de los demás.
Cuando se necesitó pacificar los ánimos en Chile entre los conquistadores, el virrey nombró el 15 de septiembreCapitanía General de Chile a su propio hijo García Hurtado de Mendoza, futuro IV marqués de Cañete, y a Santillán como su teniente de gobernador general de Santiago, con un sueldo anual de 3.000 pesos de oro pero con la condición de no tomar para sí encomiendas ni repartimientos.
de 1556 como gobernador de laLlegaron a destino el 23 de abril de 1557, desembarcando en La Serena, en donde asignó el cargo de teniente de gobernador homónimo al licenciado Juan de Escobedo, y en el cargo de teniente de gobernador de Concepción al licenciado Alonso Ortiz.
Los habitantes de Coquimbo quedaron deslumbrados al ver junto al nuevo gobernador el más grande ejército hasta entonces visto en estos lugares, contando con más de cuatrocientos cincuenta hombres armados con arcabuces, vestidos con armaduras y penachos de plumas, y con cañones, pero debió enfrentar los mismos problemas con los encomenderos locales.
Santillán entonces redactó las ordenanzas posteriormente conocidas como «tasa de Santillán», para aliviar los trabajos forzados de los indígenas y asegurarles algunos derechos. De esta forma se ganó las críticas de los encomenderos, pero debió regresar a Lima en 1559. Luego de sufrir un juicio de residencia, por lo que terminó suspendido en sus funciones y desterrado del Perú, tuvo que ir a España para defenderse. Una vez absuelto por el rey Felipe II de España retornó a Chile.
Frente a los malos tratos de los españoles hacia los indígenas y las rebeliones de estos se dedica a estudiar la situación presentó al gobernador un proyecto que si bien seguía manteniendo la encomienda, reformaba la situación existente. El gobernador García Hurtado de Mendoza, hijo del virrey Andrés Hurtado de Mendoza, promulgó en la ciudad de Concepción el 20 de enero de 1559 la tasa de Santillán, la cual estipulaba los siguientes puntos:
Estas ordenanzas incrementaron el descontento por considerarlas exageradas, onerosas y opresoras con los encomenderos que dejaron su vida por conquistar las tierras para el monarca. En diciembre del mismo año, las ciudades de Santiago, Concepción e Imperial mandaron a Miguel de Avedaño y Velasco a la Corte, para que comparezca ante el rey Felipe II de España estos asuntos que tanto los perjudicaba.
La tasa finalmente duró dos décadas y tuvo una parcial obediencia ya que a pesar de los abusos que seguían cometiendo los encomenderos igual reclamaban contra las normas de estas.
En febrero de 1561Pedro de Mercado de Peñaloza eran de opiniones más conciliatorias, como la perpetuidad de las encomiendas sin jurisdicción civil ni criminal, pero seguían recomendando la concentración de aborígenes en reducciones. En 1563, el oidor Santillán aseguraba que un tercio de la población andina estaba constituida por vagabundos.
volvió a Lima para ocupar el cargo de oidor. A mediados de 1562 las negociaciones entre la Corona española y los encomenderos se habían estancado y Santillán junto al recién llegado licenciadoPor orden del monarca en 1564 fundó la subordinada Real Audiencia de Quito que a su vez fuera nombrado su presidente y al mismo tiempo gobernador de la provincia homónima. Su mandato lo conservó hasta el año 1571, pero nuevamente tendría problemas por sus arrebatos verbales con sus enemigos y por lo que debió volver a España para defenderse.
Una vez viudo en Sevilla hacia 1572, optó por la vida eclesiástica,obispo de Charcas. Finalmente el licenciado Hernando de Santillán y Figueroa falleció tres meses después de llegar a la ciudad de Lima, capital del Virreinato del Perú, el 8 de junio de 1574 o el 7 de junio de 1575.
y a pesar de que le volvieran a ofrecer la cancillería de Granada, no la aceptó, prefiriendo serEl oidor Hernando de Santillán y Figueroa se unió en matrimonio hacia 1540 en alguna parte de la Corona española con Ana Dávila Bahamonde y Sandoval (n. ca. 1520 - f. Sevilla, ca. 1572), una hija de Pedro González de Bahamonde, veinticuatro de Sevilla, y de Inés de Sandoval, la hermana de Francisco Gómez de Sandoval y Zúñiga, IV marqués de Denia, cuyo hijo heredero Francisco de Sandoval y Rojas recibiría los títulos de I duque de Lerma, I marqués de Cea, V marqués de Denia, I conde de Ampudia, siendo este último, padre de Cristóbal Gómez de Sandoval y de la Cerda, I duque de Uceda y demás títulos.
Del enlace entre Hernando de Santillán y Ana Dávila, hubo por lo menos dos
hijas:
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