La hiperprolactinemia es el aumento de los niveles de la hormona prolactina en sangre. La prolactina es una hormona sexual que cumple un papel fundamental durante la lactancia materna. Es liberada a la sangre por la hipófisis como consecuencia de diversos estímulos (estrógenos, estrés, lactancia materna, sueño, etc) y es inhibida por la dopamina. Algunos de los trastornos que provocan hiperprolactinemia son el déficit dopaminérgico en el SNC o un tumor hipofisiario.
La hiperprolactinemia afecta al 15 % de las mujeres con amenorrea u oligomenorrea, y al 33 % de las pacientes con infertilidad. Hasta un 25 % de pacientes con síndrome de ovario poliquístico (SOP) presentan hiperprolactinemia. En estas mujeres, la hiperprolactinemia parece ser consecuencia del incremento de la secreción de estrógenos. Los niveles elevados de prolactina inhiben la actividad GnRH por interacción con el sistema dopaminérgico e hipotalámico con irregularidades menstruales o infertilidad debido a anovulación crónica o defectos en la fase lútea.
En cuanto al tratamiento, es dependiente de la causa. No necesitan tratamiento ciertas personas con un alto nivel de prolactina que presenten pocos o ninguna señal o síntoma. Las opciones para el tratamiento de tumores incluyen:
- Medicamentos recetados. La bromocriptina y la cabergolina disminuyen la producción de prolactina. Los medicamentos funcionan bien en la mayoría de las personas con prolactinomas y son los más utilizados en casos de tumores con un tamaño inferior a 10mm.
- Cirugía para extraer el tumor. Se puede recurrir a la cirugía si los medicamentos no son eficaces. A veces, se requiere cirugía si el tumor está afectando la vista, y sobre todo cuando tenemos tamaños grandes, es decir 10 mm o superior a este.
- Radiación. En casos poco comunes, si los medicamentos y la cirugía no han surtido efecto, se usa radiación para reducir el tumor.
La bromocriptina y la cabergolina también se usan para tratar la hiperprolactinemia de causa desconocida. El hipotiroidismo se trata con una hormona tiroidea sintética, que debe hacer que el nivel de prolactina vuelva a ser normal. Si la causa del alto nivel de prolactina son medicamentos recetados, se puede optar por otros tipos de medicamentos
En 1932, los médicos argentinos Juan Carlos Ahumada y Enrique B. del Castillo publicaron en el Boletín de la Sociedad Argentina de Ginecología y Obstetricia el caso de una paciente con amenorrea y galactorrea, síntomas de insuficiencia estrogénica y ausencia de gonadotropinas urinarias. Casi veinte años después, en 1951, los médicos estadounidenses Anne Poppenheimer Forbes y Fuller Albright presentaron un caso prácticamente idéntico en una reunión de la Asociación Estadounidense para el Estudio de las Secreciones Internas; el resumen de esta ponencia se publicó en una revista de difusión mundial, The Journal of Clinical Endocrinology. Unos meses después, J. Argonz y Enrique B. del Castillo enviaban a esta misma revista una réplica en la que, además de señalar la primacía de Ahumada y Del Castillo, presentaban cuatro casos más, de entre los muchos ya estudiados en el servicio de endocrinología del Hospital Rivadavia.
No son muy claras las diferencias entre el síndrome de Ahumada-Del Castillo y el síndrome de amenorrea y galactorrea que se manifiesta tras un parto, conocido como síndrome de Chiari-Frommel.
Los siguientes tres síndromes de amenorrea-galactorrea se establecieron antes de que los niveles de prolactina se pudieran medir de manera confiable:
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