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Iglesia evangélica española de Ibahernando



La Iglesia evangélica española de Ibahernando, denominada oficialmente Iglesia de Jesús, fue una comunidad cristiana protestante que se constituyó en esta localidad extremeña a principios del siglo XX, si bien su origen se remonta a mediados de los años 80 del XIX.

Una historia con nombres y apellidos, no exenta de matices sobrenaturales:

Sea como fuese, parece que no pocas de las insatisfacciones que se habían ido depositando durante siglos sobre las capas más necesitadas del pueblo, comenzaban —inopinadamente— a dar sus primeros frutos.[3]

Además, cuando Pedro Casas y Souto toma posesión como nuevo obispo de Plasencia en febrero de 1876, se encuentra con un importante vacío religioso, ya que la sede se halla vacante desde que su antecesor, Gregorio María López Zaragoza, falleciera siete años antes, en mayo de 1869. De hecho, le toca sufrir las consecuencias que la Revolución de 1868 ha sembrado en el ambiente social placentino. Como resultado de esa dinámica, se extiende un ambiente negativo fomentado por la gran cantidad de matrimonios civiles celebrados durante esos años, la existencia de numerosos pueblos sin párroco por falta de presupuesto y la acusada ignorancia e indiferencia religiosa, producto todo ello de la ruptura de las relaciones entre la Iglesia y el Estado durante el llamado Sexenio Revolucionario. No es de extrañar que en esta situación se desarrollen en la zona brotes protestantes, agnósticos, ateos y anticlericales; e incluso un efímero intento cismático en la figura del polémico Cura Mora y su Iglesia Cristiano-Liberal de Villanueva de la Vera.[4]

A nivel local, varios diarios nacionales destacan la generosa iniciativa del cura párroco de Ibahernando para ayudar a los damnificados del terremoto de Andalucía de 1884.[5]

Desde agosto de 1906, el líder de la incipiente comunidad viveña, Antonio García Tirado,[6]​ se viene ocupando de dos viudos que desean contraer matrimonio civil; «así es que les ruego que si vienen ustedes pronto traigan arreglados todos los documentos para poder explicar públicamente nuestras doctrinas».[7]​ Al mes siguiente, le pregunta a Alejandro González[8]​ «si tendré que alquilar un edificio destinado únicamente a capilla o si puedo seguir predicando el Evangelio en mi casa sin que las autoridades puedan impedirlo».[9]​ El 30 de junio de 1907, le vuelve a hacer saber a Teodoro,[10]​ hijo mayor de Federico Fliedner, «que tenemos comprado un terreno para nuestra congregación».[11]

En el Acta tomada en la reunión de los evangélicos de Ibahernando celebrada el día 30 de diciembre de 1907, los interesados «declaran en nombre de sus hermanos en Cristo estar constituidos en congregación autorizada gubernamentalmente para celebrar reuniones públicas dedicadas al culto divino», siendo «su anhelo vivo y constante poseer un pastor que vele por los intereses religiosos y educativos de un número bastante considerable de vecinos que, públicamente, se han afiliado a la Religión Evangélica».[12]

Para la construcción de la Iglesia de Jesús, los 25 adultos con los que el 11 de abril de 1908 comienza la congregación,[13]​ fijan una cierta cuota según sus posibilidades, «de modo que cada semana reunimos diez pesetas».[14]

En la asamblea del 15 de agosto, se acuerda «dirigir un voto de gracias a la Iglesia Evangélica Española por el auxilio prestado para la edificación del nuevo local, al cual contribuyó con dos mil pesetas. Asimismo, se acuerda otro para el Comité Central de Alemania para la Evangelización de España, que ha tenido el desinterés de adelantarnos gran parte del coste del local, por valor de nueve mil pesetas».[15]

A mediados de febrero de 1909, tiene lugar en la plaza el accidentado debate entre el secretario del obispo José Polo Benito y Cándido Rodríguez Gil.[16]​ Según los protestantes, «los enviados del obispo, chillando y pretextando que no se les contestaba con razones, se levantaron y se fueron».[17]​ Para los católicos, fue el pastor quien «acabó por declararse en fuga, saliendo á escape de Ibahernando, sin terminar la discusión entablada».[18]

También en 1909, se constituye la Sociedad Benéfica de Crédito y Ahorro Fuente del Amparo, «una sociedad económica y cooperativa entre los hermanos, felicísima idea que, al tiempo que tendía a estrechar los lazos de la unión cristiana, servía para ir emancipando poco a poco a los esclavos de la usura y el caciquismo».[19]

Albergan la sociedad dos casas enfrentadas de la calle Plaza Vieja, comunicadas por Rodríguez Gil a principios de 1914, lo que dará lugar al conocido Arco de Tía[20]​ Juliana[21]​ o del Amparo.[22]

Ya en julio de 1911, Cándido Rodríguez solicita el «alta de una casa construida en la calle de la Estrella de esta localidad, hoy señalada con el número 25 de dicha calle». Alberga «templo sencillo pero hermoso y muy discretamente ubicado, buenas viviendas para pastor y maestro, un aula magnífica para las clases del colegio, corral para el recreo y expansión de los niños, pozo para agua de gastar, cuadra, gallinero y bodega para la conservación de la chacina de la matanza».[23]

Del Colegio de Primera Enseñanza el Porvenir, cabe reseñar que, según el propio Cándido Rodríguez, en abril de 1910, hay matriculados en él unos veinte niños, los mismos que asisten a la escuela dominical.[24]​ En marzo de 1911, son ya 41 niños y 18 niñas de las 29 familias inscritas en ese momento en la congregación.[19]

Están entonces al corriente de sus vicisitudes personalidades como el Conde de Romanones,[25]Pablo Iglesias:

O Miguel de Unamuno:

«Una floreciente congregación y una escuela que ejercen su influencia sobre los pueblos circunvecinos».[26]

También por poco tiempo, volverá a clausurarse a comienzos de 1924.[27]

Pero las consecuencias de la victoria aliada de 1918 comienzan a notarse —muy negativamente— en el funcionamiento de las comunidades evangélicas españolas auspiciadas por la influyente familia Fliedner.[28]

Así, a finales de 1922, Isaac Vega[29]​ le escribe a Jorge:[30]

Pero hay más. El 16 de noviembre de 1924, tienen lugar en la parroquia las fiestas organizadas con motivo de la conversión al catolicismo del otrora primer pastor y verdadero artífice de la comunidad protestante local, Cándido Rodríguez Gil.[33]​ En la misma ceremonia, contrae nuevo matrimonio, esta vez con la viveña Teodora González Agudo,[34]​ y son bautizados sus hijos Emilia R. Killius (1905), Isabel R. Killius (1906), Cándido R. del Barrio (1913), Pedro R. González (1920) y Margarita R. González (1922).[35]

El 1 de marzo de 1930, el nuncio apostólico en Madrid Federico Tedeschini pide a los obispos españoles datos exactos y detallados sobre el estado del protestantismo en sus diócesis, así como si estiman necesario tomar medidas y —en ese caso— cuáles;[36]​ a lo que el de Plasencia responde que en Ibahernando quedan de quince a treinta protestantes, todos españoles; un pastor luterano que fue condenado a la cárcel por el Tribunal de Cáceres tras denuncia del párroco por vilipendio del culto católico,[37]​ una capilla nominal —porque no se celebran cultos— y una escuela que cesó por falta de alumnos. El obispo considera que no es necesario tomar medidas porque se nota que van en disminución.[38]

Los días 13 y 14 de abril de 1932, se celebra en Ibahernando el primer aniversario de la proclamación de la Segunda República Española.[39]​ «Después de cantarse algunos otros himnos, pronunció un elocuente discurso el señor don Carlos Liñán».[40]

Tras producirse el golpe de Estado de julio de 1936, Miajadas queda en manos de la Guardia Civil y elementos de la Falange local. La iglesia evangélica se cierra al culto, sufriendo diversos daños. Liñán decide trasladarse a Badajoz junto a su esposa, donde son acogidos por miembros de la comunidad pacense.[41][42]

El 25 de noviembre, es asesinada en la Finca la Pizarra (a unos seis kilómetros al Norte del casco urbano) Sara García García,[43]​ bautizada según el rito evangélico el 29 de agosto de 1913.[44]​ No así Francisco Tirado (m. Ibahernando, 1960),[45]​ y eso que hasta alguna revista francesa de la época llegó a publicar la falsa noticia de su fusilamiento:

Ya en el otoño de 1945, Carlos Liñán se establece de nuevo en Ibahernando,[46]​ consiguiendo cierta licencia para que puedan quitarse los precintos de la iglesia y así empezar a funcionar de nuevo, aunque con limitaciones. Pero el alcalde exige la autorización escrita del Gobierno Civil, documento que el pastor obtiene en pocos días.[47]​ Con este, se reabrirá la capilla, respetando las nuevas condiciones, sin manifestación alguna de carácter externo.[48]​ Finalmente, el domingo 16 de diciembre —tras más de nueve años cerrada—, se celebra en ella el primer culto de posguerra. Según el propio Liñán, asistieron al acto 47 personas.[49]​ Familias enteras habían abjurado.[50]

El siguiente informe fue distribuido entre periodistas y diplomáticos de España, resto de Europa y América, procurando salir al paso de cuantas voces venían advirtiendo sobre la represión religiosa en el país con la llegada de la Dictadura franquista:

A principios de 1952, la Comisaría General de Política Social, por orden de la Dirección General de Seguridad (DGS), elabora esta nueva ficha:

En la reunión del 14 de noviembre de 1954, se procede a la ordenación del pastor «D. Emilio de la Vega.[51]​ A continuación, se pasó a la cuestión económica y todos vimos la necesidad de incrementar los fondos. Dichas cuentas fueron aprobadas. Ahora bien, con un déficit de más de 90 ptas. que el pastor había adelantado».[52]

El 26 de octubre de 1961, tiene lugar la boda de Cayetano Peña Orellana y Maruja Martínez Tena.[53]​ El obispo de Plasencia envía al párroco de Ibahernando una carta al objeto de advertir a los católicos viveños de que no deben asistir a la misma, aunque hayan sido invitados.[54]

Entre mayo de 1962 y enero de 1968, nacen sus hijos Francisco, Pablo, Esther y Matilde; siendo bautizados por el rito evangélico.[55]

«Cuando Joaquín Peña[56]​ se trasladó a vivir a Madrid hace diez años, se cerró definitivamente el templo».[57]

Desde ese momento, solo quedan en el pueblo Inés Cortés Anes y Valentín Salor Martínez (m. 22 de octubre de 1973).

Así, cuando la periodista Carmen Díez Lobato habla con ella a principios de 1979, Inés se ha convertido ya en el «último testimonio vivo de la comunidad evangélica de Ibahernando»:

El pastor Samuel Arnoso Rivas suele visitarla de octubre de 1976 a abril de 1987.

La antigua iglesia, por su parte, «acaba de ser vendida a Vidal Ruiz, quien piensa derribarla para construir un nuevo edificio. El cartel de venta continúa colgado de su balcón principal».[58]

Inés Fausta Cortés y Anes fallece en Cáceres el 3 de diciembre de 1999, a los 95 años de edad, siendo sepultada junto a su marido en el Cementerio municipal de Ibahernando.[59]

Se conocen solo las siguientes:

El interesado, ante testigos, declaraba pertenecer a la Religión Cristiana Evangélica, por lo que, en consecuencia, deseaba que su cuerpo, «en vida y en muerte», se acomodase a las prácticas religiosas de la comunidad a que mi espíritu pertenece, así como que se respetara y cumpliera por sus «parientes, amigos y deudos» la citada resolución.

Se conocen en este sentido las de Antonia Anes Domínguez, Josefa Anes Domínguez, Matilde Fernández Ruiz, Demetrio Frejo Naharro, Antonia García Mena, José García Mena, Antonio García Tirado, Alfonso Martín Martínez, Francisco Martínez, Antonia Mayordomo Agudo, Isabel Mena Cabezas, Matilde Mena Cabezas, José Ruiz Mayordomo, Manuela Timotea Ruiz Mayordomo, Juan Ruiz Ruiz, Catalina Suero Caballero…, entre otras.

Durante alguna ausencia de Cándido Rodríguez, a raíz del fallecimiento de Isaac Vega o la jubilación de Emilio de la Vega, se ocupan interinamente de la comunidad los pastores de la Iglesia de Miajadas[63]​ Agustín Arenales Ortiz,[64]​ Salvador Íñiguez Martelo[65]​ y Pedro Arbiol.[66]



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