El Cantón de Hipalán (en Tamazight insular: Tagelda n Hipalán) fue una de las cuatro demarcaciones territoriales identificándose estos territorios con los grandes valles, en las que los aborígenes gomeritas dividían la isla de La Gomera (en las Islas Canarias) cuando llegaron los conquistadores castellanos a finales del siglo xv. A diferencia de otras islas, no existía ninguna superestructura por encima de estas unidades.
Durante esta etapa de la conquista castellana, se integró al señorío de los Peraza-Herrera la isla de La Gomera, que no fue literalmente conquistada militarmente sino incorporada mediante acuerdo de Hernán Peraza “el Viejo” con algunos de los bandos aborígenes insulares que aceptaron la autoridad del castellano. El dominio de la isla, no obstante, no estuvo exento de revueltas fruto de las arbitrariedades de los señores de la isla con los gomeros.
Se calcula que en la conquista, la población total de las isla era de 2.000 gomeritas o gomeros. En la isla de La Gomera sobrevivió mayor población prehispánica, siendo minoritaria la repoblación europea (portuguesa y castellana principalmente)[cita requerida].
El cantón de Hipalán. Se extendía por el moderno término de San Sebastián de La Gomera.
El territorio de Hipalán abarcaría el territorio que va desde la Punta de Majona al Este hasta la Cala de Erese al sur de la isla. Dentro de este territorio se encontraría el barranco de La Villa, donde los colonizadores europeos asentaron la Torre del Conde.
En la época prehispánica, los gomeros se dedicaban fundamentalmente a la ganadería y pastoreo, dejando a la agricultura en un plano muy secundario. Había cuatro especies domésticas: la cabra, la oveja, el cerdo y el perro. La recolección vegetal, animal y mineral, terrestre y marinera era una actividad suministradora de una parte considerable de la dieta alimenticia y de materias primas para las actividades artesanales.
Extraían de la savia de la palmera canaria (Phoenix canariensis) para producir la Miel de Palma, y con los cereales elaboraban el Gofio.
Yballa fue una aborigen gomera, amante del señor territorial de La Gomera Hernán Peraza el Joven, y una de las protagonistas del episodio histórico conocido como «rebelión de los gomeros» de 1488, durante el cual los aborígenes dan muerte a Peraza.
Yballa pertenecía al cantón aborigen de Hipalán, siendo de clase social noble y teniendo su residencia en las cuevas de Guahedun. Algunos autores la consideran una especie de sacerdotisa aborigen.
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