Isabel de Portugal (1797-1818) cumple los años el 19 de mayo.
Isabel de Portugal (1797-1818) nació el día 19 de mayo de 1797.
La edad actual es 227 años. Isabel de Portugal (1797-1818) cumplió 227 años el 19 de mayo de este año.
Isabel de Portugal (1797-1818) es del signo de Tauro.
Isabel de Portugal (1797-1818) nació en Queluz.
María Isabel de Portugal, cuyo nombre completo era Maria Isabel Francisca de Assis Antónia Carlota Joana Josefa Xavier de Paula Micaela Rafaela Isabel Gonzaga de Bragança e Bourbon (Queluz, Portugal, 19 de mayo de 1797 - Aranjuez, España, 26 de diciembre de 1818), fue una princesa de la Casa Real de Portugal y luego reina consorte de España como segunda esposa de Fernando VII, que era tío suyo. Fue hija primogénita del rey Juan VI de Portugal y de su esposa, la reina Carlota Joaquina, hija de Carlos IV de España.
Nacida en el Palacio Real de Queluz, su vida inicialmente plácida se vio de repente alterada cuando contaba diez años de edad: en noviembre de 1807, ante la invasión napoleónica de Portugal, toda la familia real huyó a Brasil, instalándose en Río de Janeiro. María Isabel vivió allí su adolescencia, hasta que fue elegida como prometida de su tío Fernando VII, quien había recuperado el trono español tras la derrota de Napoleón Bonaparte.
El matrimonio entre el rey Fernando y su sobrina, celebrado en 1816, se decidió con el objetivo de reforzar las relaciones entre España y Portugal. Por el mismo motivo también se concertó el matrimonio entre el infante Carlos María Isidro, hermano del rey Fernando, con la princesa María Francisca de Portugal, hermana de María Isabel.
La llegada de la princesa portuguesa a la corte de Madrid no fue fácil para ella: educada en un ambiente relativamente modesto y distendido en Brasil, tuvo que emprender un largo viaje en barco hasta España sin una dote apropiada y sin las pertenencias lujosas (vestidos, joyas) que se esperaban en una dama de su alcurnia. Su carácter afable y sencillo chocó con un ambiente cortesano lleno de intrigas y de doble moral, donde el rey no se privó de sus aventuras amorosas.
La reina Isabel destacó por su cultura y afición por el arte. Propició que la Academia de San Fernando impartiese clases también a las mujeres, y apoyó la iniciativa (costeada por su esposo) de reunir las obras de arte que habían atesorado los monarcas españoles y crear un Museo Real, el ahora llamado Museo del Prado. Se ha afirmado reiteradamente que fue ella quien propuso la creación de este museo, pero en realidad el proyecto de una pinacoteca en Madrid se había anunciado públicamente años antes, en el reinado de José Bonaparte (Museo Josefino); e incluso a finales del siglo anterior, reinando Carlos III y Carlos IV, varios entendidos como el pintor Mengs habían aludido a la conveniencia de conformar un museo. Sea como fuere, el actual Prado sería inaugurado el 19 de noviembre de 1819, un año después de la muerte de la reina, y diversos testimonios (como un texto necrológico publicado en Roma) la ensalzaron como su principal impulsora.
El 21 de agosto de 1817, Isabel de Portugal dio a luz una hija que falleció a los cuatro meses, María Isabel Luisa.
La reina Isabel falleció un año después en el Palacio Real de Aranjuez por las complicaciones de su segundo parto, que había venido precedido de un embarazo difícil. El alumbramiento fue extremadamente laborioso: En un momento dado la reina perdió el conocimiento sin recuperarlo, y los médicos la creyeron muerta. Decidieron entonces practicarle una cesárea para extraerle el bebé (una niña muerta). Según el cronista Villaurrutia: «al extraer la niña que llevaba en su seno y que nació sin vida, lanzó la madre tal grito, que manifestaba que no había muerto aún, como creían los médicos, los cuales hicieron de ella una espantosa carnicería».
Por su parte, Modesto Lafuente sostenía que murió de un ataque de alferecía, (síncope) y fue el primero que se hizo eco de los rumores a que dio origen el desafortunado suceso: «hallándose en avanzado estado de gestación y suponiéndola muerta, los médicos procedieron a extraer el feto, momento en el que la infortunada madre profirió un agudo grito de dolor que demostraba que todavía estaba viva».
Los restos de Isabel de Portugal reposan en el panteón de Infantes del Monasterio de El Escorial, no en el Panteón de los Reyes, ya que éste, tradicionalmente, ha quedado reservado a las reinas consortes que han sido madres de rey.
De la reina se conservan en el Museo del Prado diversos retratos en pintura y escultura. Entre ellos destaca uno de cuerpo entero y gran formato, pintado por Bernardo López Piquer, que la muestra como promotora del actual Museo Nacional, en actitud de supervisar unos planos para la colocación de los cuadros. Este retrato oficial se pintó seguramente con la aprobación de Fernando VII, de lo que se interpreta que el rey quiso atribuir a su difunta esposa la fundación de la pinacoteca. Dado que la efigie es póstuma, diez años posterior a su muerte, el pintor hubo de basarse en otra pintura (un retrato en busto, de formato oval) debida a su padre Vicente López Portaña. El museo madrileño guarda un tercer retrato de la difunta reina, este escultórico: una estatua de cuerpo entero, debida a José Álvarez Cubero, donde ella posa sentada como una antigua matrona romana. El Meadows Museum de Dallas guarda otro retrato pintado de la reina, inacabado y acaso pensado como esbozo para otro mayor, que se considera original de Goya.
Su figura protagoniza la novela Los espejos de Fernando VII (2001) de María Pilar Queralt del Hierro.
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