José María Rivarola Matto cumple los años el 18 de diciembre.
José María Rivarola Matto nació el día 18 de diciembre de 1917.
La edad actual es 106 años. José María Rivarola Matto cumplirá 107 años el 18 de diciembre de este año.
José María Rivarola Matto es del signo de Sagitario.
José María Rivarola Matto (Asunción, 18 de diciembre de 1917 - ibid., 13 de septiembre de 1998) fue un dramaturgo, narrador, ensayista y periodista paraguayo, colaborador ocasional de diversas publicaciones y periódicos de la prensa paraguaya.
Hijo de Octaviano Rivarola Bogarín y Victorina Matto, su infancia la pasó en el Colegio San José de Asunción, capital de la República del Paraguay, durante los períodos de clase, y en los recesos escolares las pasaba en las estancias y obrajes de sus padres, ubicada en la ciudad de Rosario, distrito del segundo Departamento de San Pedro, Paraguay.
La casa de la familia Rivarola Matto estaba situada sobre la calle Wilson (hoy Eligio Ayala) casi Antequera, frente a la plaza de la Iglesia de San Roque (Asunción). Allí iba, cuando escapaba del cuartel para pasar la noche cómodamente y, subrepticiamente, reincorporarse a la madrugada. Esta travesura le costó prematuramente ser enviado al Chaco en plena guerra con Bolivia. Teniendo aún 16 años tuvo que partir para el frente como soldado raso.
El final de la guerra lo tomó en las trincheras de Villa Montes. Sobrevivió tras superar un año de disentería y paludismo. Se curó mascando la hoja de “coca”, yerba introducida por los prisioneros bolivianos. Pero su supervivencia no se debió tanto a su coraje, fortaleza o a la suerte, como en otros tantos casos, sino a sus dotes de escritor.
Estudió Derecho, carrera que culmina obteniendo el título de abogado, profesión que ejerció más tarde exitosamente. Fue activista del Movimiento Franquista o Febrerista.
Se internó a caballo en las selvas del Alto Paraná hacia 1945.
Fue exiliado a la Argentina durante la contienda civil de los años 1946 al 1947. En Posadas adquirió un barco con el que llevaba encomiendas río arriba hasta los hoy desaparecidos Saltos del Guairá, y bajaba con jangadas hasta Rosario (Argentina). En Posadas, en el año 1950, escribe Follaje en los ojos, novela que trata sobre los confinados del Alto Paraná, novela esta que fue publicada en el año 1952 en la Ciudad de Buenos Aires.
Volvió a Asunción, en el año 1950, durante la dictadura, y fue apresado innumerables veces por exponer libremente sus ideas en cuanto periódico se animase a publicarlas.
Fue distribuidor de Clarín en Asunción, diario argentino donde se podía conocer alguna nota objetiva sobre la situación política local.
Figura sobresaliente de nuestra literatura, se destacó también en la filosofía. Fue dramaturgo, narrador, ensayista y periodista. Colaborador ocasional, durante muchos años, en varios periódicos de la prensa local.
Se inicia como autor teatral en el año 1952 con la obra "El Sectario" que trata de la aberración de la fe en el espíritu humano.
Le siguen tres obras sucesivamente premiadas: "El fin de Chipi González", "La Cabra y la Flor" y "Encrucijada del Espíritu Santo". En la primera de ellas se plantea el problema de la libertad, en la segunda el de la belleza y la justicia; y en la tercera el drama de la utopía jesuita.
En el año 1930 aparece una compilación de artículos publicados en la prensa con el título de La Belle Epoque y otras hodas con fuerte acento humorístico.
Escribió además otros cuentos cortos hacia el año 1958 como "Degradación" que recibe mención en el V Concurso de Cuentos de "La Tribuna" a pesar de no ajustarse a las condiciones del certamen. Como cuento era extenso, como novela resultó corta, como tema muy polémico para ese tiempo.
En su “Historia de la Literatura Paraguaya” escribe Hugo Rodríguez Alcalá acerca de la obra dramática de este autor: “Rivarola Matto sabe crear caracteres y suscitar un ambiente -un ambiente rural...- y combina con habilidad lo cómico y lo serio. Es, acaso, el único escritor paraguayo importante capaz de fino sentido del humor. Su arte resulta más eficaz en la presentación de los conflictos dramáticos que en su desenlace”.
En narrativa es autor de una novela, “Follaje en los ojos”, del año 1952, obra en la que capta la angustiosa vida en los obrajes yerbateros del Alto Paraná, y de una pequeña colección de cuentos, “Mi pariente el cocotero”, del año 1974.
En su producción teatral destacan “El fin de Chipí González”, comedia estrenada en Asunción en 1956 y publicada en 1965, que fuera adaptada para el radioteatro en Montevideo y difundida en discos por toda América; “La cabra y la flor”, premiada en 1965 en el concurso teatral de Radio Cáritas; “La encrucijada del Espíritu Santo”, de 1972, también galardonada ese mismo año con el premio conferido por la ya citada prestigiosa radioemisora paraguaya. Ha publicado, asimismo, en 1983, una antología teatral que reúne tres piezas: “El fin de Chipí González”, “La cabra y la flor” y “Su Señoría tiene miedo”, siempre en la opinión de Rivarola Mernes, hace una fuerte crítica al Poder Judicial, y pudo representarse recién años después de caída la dictadura del gobierno del Gral.
Ha publicado además ensayos tales como “Hipótesis física del tiempo” (1987), “Reflexión sobre la violencia” (1993), “La no existencia física del tiempo” (1994) y una interesante e imaginativa serie de reflexiones dadas a conocer en el libro “La belle epoque y otras hodas”.
Dentro de sus obras teatrales, existe un precedente fundamental en el teatro histórico paraguayo contemporáneo: Encrucijada del Espíritu Santo de José María Rivarola Matto, obra editada en el año 1972. Se trata del primer acercamiento dramático al mundo de las misiones jesuíticas. El protagonista es José, un sacerdote joven que aparece envejecido al final de la acción, lo que da idea de las continuas y extensas elipsis del argumento.
El autor declara, al exponer la acción de la obra, que es una gran síntesis desarrollada en los siglos XVII y XVIII, en las misiones jesuíticas, «aunque prescinde de dar precisión al transcurso del tiempo». El discurso narrativo es lineal y abarca desde la evangelización de los indios hasta la expulsión de la orden en 1767, y su consecuencia principal: el retorno de los indígenas a la selva como elección propia ante la rapiña de los mamelucos paulistas o bandeirantes y el abandono a su suerte del gobierno colonial español, sujeto a las presiones criollas, que veían como enemigo el proyecto jesuítico, dado que las encomiendas se veían desprovistas de mano de obra indígena.
Encrucijada del Espíritu Santo, a pesar de algunos altibajos narrativos, sobre todo cuando se producen disquisiciones y parlamentos históricos, penetra en el ejemplo para ofrecer una visión general del problema histórico de las misiones y la expulsión de los jesuítas.
La obra es en realidad un flash-back. Comienza con la salida a telón caído de un pregonero que describe de forma resumida la historia. El final de su parlamento culmina con sus palabras «he aquí una respuesta, según el “drama” lo que demuestra que la representación trata de responder a las preguntas que surgen del posible interés histórico del espectador. Sin pretender hacer historia, el autor infiere un carácter aleccionador a la obra.
Otros aspectos que la caracterizan es el conceder carácter plenamente humano a los sacerdotes, acentuado por la caída de José, motivada por la atracción amorosa y sexual hacia la india que bautiza como María, y el enfrentar poder espiritual y político, hecho subrayado en el cuadro tercero del segundo acto, con la conversación entre el gobernador y los padres jesuítas, sin que estos consigan el propósito de que las autoridades coloniales defiendan a los indios, dado que las zonas donde se establecieron los jesuítas carecían de minas de metales preciosos.
Ello, sumado a aspectos como la ambición por enriquecerse de los mamelucos portugueses, demuestra la concepción materialista de la Historia Paraguaya desplegada por Rivarola Matto.
Casado con María Emilia Mernes Recalde, fue padre de seis hijos, llamados Miguel Ángel, José María, Manuel, Oscar, Raúl Alberto y Carmen Lidia Panambi Rivarola Mernes. Nietos Hijos de Miguel Ángel: Víctor, Martín, Rubén, Mayra. Hijos de Manuel: Marcos, Rafael, María Emilia. Hijos de José: Celeste, Diana, Juan José. Hijos de Óscar: Tatiana, Esteban, Javier. Hijos de Raúl: Alicia, José María, Raúl, Rocío, Francisco. Hijos de Carmen Lidia: Carla, Claudia, Cecilia, José Miguel.
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