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KGB



El Comité para la Seguridad del Estado,[1]​ o más comúnmente KGB (en ruso, Acerca de este sonido Комите́т госуда́рственной безопа́сности CCCP , Komitet gosudárstvennoy bezopásnosti (КГБ), fue el nombre de la agencia de inteligencia, así como de la agencia principal de policía secreta de la Unión Soviética del 13 de marzo de 1954 al 6 de noviembre de 1991. El dominio del KGB fue aproximadamente el mismo que el de la CIA o la división de contrainteligencia del FBI en Estados Unidos. Ha sido conocido popularmente como El Centro.[2]

Se encargó de obtener y analizar toda la información de inteligencia de la nación. Desapareció semanas antes de la disolución de la Unión Soviética. A partir de allí surgió el Servicio de Inteligencia Extranjera, el cual pasó a dirigir las actividades de espionaje fuera del país y conservar toda la documentación referente al KGB.

De la misma manera (y con los mismos procedimientos) que la Ojrana durante el régimen zarista, de la que en cierta manera es sucesora, la tarea del KGB en la Unión Soviética y los países socialistas durante la Guerra Fría era supervisar exhaustivamente la opinión pública, la subversión interna y los posibles complots desestabilizadores en el bloque soviético. El KGB acudió en apoyo de los gobiernos comunistas e intervino en la Revolución húngara de 1956 y en la invasión de Checoslovaquia por el Pacto de Varsovia en 1968 que acabó con llamada Primavera de Praga.

Después de la revuelta húngara, el presidente del KGB Iván Serov supervisó personalmente la "normalización" del país tras la intervención soviética. En consecuencia, el KGB tenía seguimiento por satélite de las poblaciones del Estado para evitar que se produjeran "actitudes nocivas" y "actos hostiles". Sofocar la Primavera de Praga, derrocando a un gobierno comunista con tendencias liberadoras, fue su mayor "logro".

La línea dura del KGB preparó a miembros del Partido Comunista de Checoslovaquia, como Alois Indra y Vasiľ Biľak, para asumir el poder tras la invasión de Checoslovaquia por el Pacto de Varsovia. La invasión tuvo consecuencias para el KGB. El KGB, que actuaba respaldado por los servicios secretos afines, recibió en esta ocasión gran respaldo de la Stasi para controlar la situación posterior a la intervención.

El KGB había pronosticado la inestabilidad política, como consecuencia de la ascensión al poder del papa Juan Pablo II, primer Obispo de Roma polaco, a causa de sus sermones independentistas y anticomunistas contra el gobierno del Partido Obrero Unificado Polaco. Sobre este tema se ha especulado que el KGB estuvo involucrado en el atentado sufrido por Juan Pablo II,[3]​ hipótesis que exagentes del KGB como Mijaíl Lyubímov han desmentido siempre,[4]​ a pesar de que según algunas agencias existen supuestas pruebas.

El Służba Bezpieczeństwa y el KGB infiltraron con éxito espías en el recién nacido sindicato Solidaridad y la Iglesia católica y en la operación X.[5]​ En coordinación con el general Jaruzelski y el Partido Obrero Unificado Polaco, declararon la ley marcial en Polonia. Sin embargo, la maniobra resultó infructuosa dado el enfoque independentista y anticomunista de Solidaridad, hecho que debilitó fatalmente el gobierno comunista de Polonia en 1989.[6]

Con la Operación Trust, la OGPU consiguió engañar a muchos dirigentes rusos de la derecha, contrarrevolucionarios y miembros del Movimiento Blanco para regresar a la URSS, donde serían juzgados. El NKVD se infiltró y destruyó grupos trotskistas en 1940; el español Ramón Mercader fue el agente encargado del asesinato de Trotsky en la Ciudad de México. Una de las medidas que utilizó el KGB fue la desinformación, como una manera de desacreditar a los enemigos de la URSS.

En la década de 1960, gracias a la información de Anatoli Golitsyn, desertor del KGB, el director de contraespionaje de la CIA, James Jesus Angleton, creyó que el KGB tenía topos en dos lugares clave: el departamento de contraespionaje de la CIA y el departamento de contrainteligencia del FBI, a través de los que podrían conocer y controlar el contraespionaje terrorista de EE. UU. para proteger a los agentes KGB infiltrados y dificultar la captura de comunistas. Por otra parte, la contrainteligencia del KGB investigó las fuentes de inteligencia extranjeras, de modo que los espías podrían aprobar "oficialmente" a un agente doble en la CIA como si fuera alguien de confianza. La CIA capturó a algunos de los presuntos topos, como Aldrich Ames y Robert Hanssen.

En ocasiones, el KGB eliminó enemigos de la Unión Soviética, principalmente desertores del bloque soviético, ya fuese directamente o para ayudar a los servicios secretos de otros países comunistas. Uno de los casos en los que se cree que el KGB estuvo presuntamente implicado es el accidente aéreo en el que murió Dag Hammarskjöld en 1961. Un caso más célebre todavía en la historia del espionaje es el envenenamiento del disidente búlgaro Gueorgui Márkov en 1978, a quien se le inyectó una bolita de ricina pinchándolo con la punta de un paraguas que se especula había sido diseñado por el KGB.[7]

La dirección del KGB consistía en un presidente, uno o dos primeros vicepresidentes, y cuatro a seis vicepresidentes. La dirección colegiada, formada por el presidente, los vicepresidentes, los jefes de directorio y uno o dos dirigentes de las organizaciones del KGB en cada república, se reunía a la hora de tomar decisiones claves.

El KGB estaba organizado en diversos directorios, algunos de ellos con estatus de alto debido a su importancia.

El KGB también estaba formado por las siguientes secciones y destacamentos independientes:

Las estructuras de los destacamentos de Operaciones Especiales del KGB (OSNAZ) como el Grupo Alfa, el Grupo Beta, el Delfín y el Výmpel siguen actualmente sin conocerse.



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