La mansión de Araucaíma es un relato de Álvaro Mutis, publicado en 1973 y adaptado por Carlos Mayolo en la película homónima estrenada en 1986. Se considera parte de un género "gótico de tierra caliente".
Mutis escribió la novela para convencer a su amigo Luis Buñuel que al igual que los castillos británicos, las casonas tropicales con su ambiente podían dar la atmósfera gótica. Se esperaba que Luis Buñuel la llevase al cine en conjunto con el productor Luis del Llano, pero dado el rechazo de este por "la imposibilidad de llevar un relato gótico de tierra caliente al cine" es llevada en 1986 por el director caleño Carlos Mayolo.
La Mansión de Araucaima es una gran casona tropical habitada por seis personajes que se refugian en la misma estableciendo seis realidades con sus propias reglas. Los seis personajes buscan desprenderse de su pasado, recuerdos reprimidos y frustraciones y a la vez se encuentran atrapados en sus temores y deseos reprimidos.
La casa no permite la entrada de extraños ni la zozobra de lo nuevo. Habitada por las seis personas: Graciliano "Don Graci", dueño de la casa bajo maquinaciones legales aunque afirmando haber heredado la propiedad por su fallecida madre; Paúl, el guardián, un mercenario manco y temeroso del dueño; Cristóbal, el esclavo brasileño, negro de enorme estatura, cauteloso y fiel al dueño; Camilo, un piloto convaleciente, de aire galante pero atormentado y triste con la vida; un fraile anónimo, confesor de varios papas quien trata de salvar las almas de los habitantes de la casa. Por último quien completa el grupo es La Machiche, ninfómana vieja, hermosa y dominante que mantiene el equilibrio entre los personajes, tiene relaciones con Cristóbal y Paul, es fiel al dueño, desprecia al piloto y teme al fraile. Los seis personajes conviven en el dicho aparente equilibrio hasta la llegada súbita de Ángela, una sensual y hermosa modelo que por casualidad llega a la mansión y se convierte en víctima mortal de los residentes de la casa luego de romper el equilibrio con su belleza y provocar pasiones y desencuentros.
En La mansión de Araucaíma predomina el clima erótico por sobre cualquier otro tipo de motivación o interés. La conjugación de personajes de inclinaciones sexuales tan diversas y obsesivas produce un clima de morbosidad frustrante que resulta fatal para los personajes, sobre todo para Ángela, la extraña muchacha que penetra en el mundo cerrado de la mansión.
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