La muerte de un burócrata (1966) es una película del género de comedia del director de cine cubano Tomás Gutiérrez Alea. Es una sátira de la burocracia cubana de la época posterior a la revolución, y de lo enrevesado que puede llegar a ser conseguir cosas aparentemente sencillas.
Francisco J. Pérez, El Tío Paco , trabajador ejemplar de una fábrica de bustos en serie del héroe de la revolución José Martí, cae por accidente dentro de la máquina que él mismo ha inventado y maneja, que lo despedaza y devuelve convertido en el busto que servirá para su propia tumba. Sus compañeros deciden en asamblea relámpago rendirle el mejor homenaje, consistente en enterrarlo con su carnet laboral, símbolo de su condición obrera. Cuando su viuda, acompañada de su sobrino, va a reclamar la pensión a la que tiene derecho, el funcionario de turno le pide el carnet laboral. A partir de ese momento la película encadena una serie de situaciones cada cual más enloquecida en las diferentes oficinas que recorre el sobrino para lograr la exhumación del cadáver y recuperación de la tarjeta, con personajes propios de una comedia negra. Cuando el sobrino, con nocturnidad, trata de recuperar el carnet abriendo la tumba, acaba llevándose al tío a casa, donde es conservado con cubos de hielo, mientras trata inútilmente de enterrarlo de nuevo, pues como dice el encargado del cementerio consultando el libro de registro mientras no conste que ha sido exhumado no se le puede volver a enterrar. El sobrino trata entonces de conseguir una orden de exhumación, que tampoco le sirve de nada y acaba disparatado con tanto trámite imposible, estrangulando al administrador del cementerio, y siendo atrapado por unos loqueros. La película finaliza mientras el cortejo fúnebre del burócrata le conduce a su propio cementerio.
Hay varias escenas de la película que se inspiran en el cine cómico clásico:
Además, los sueños de Juanchin, en los momentos de agobio por no lograr enterrar a su tío, tienen tintes surrealistas, con escenas adaptadas de Un perro andaluz de Luis Buñuel.
El director, en los títulos de crédito iniciales, redactados a modo de oficio burocrático, dedica un recuerdo en uno de los considerandos a éstos y otros directores de cine, como Ingmar Bergman o Akira Kurosawa.
Premio especial del jurado del Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary.
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