La virgen que forjó una patria es una película mexicana de 1942, dirigida por Julio Bracho y protagonizada por Ramón Novarro. Forma parte de un grupo de películas históricas creadas bajo subvención gubernamental, luego de que México le declarase la guerra a Alemania y sus aliados a raíz del hundimiento de dos mercantes mexicanos por torpedos alemanes.
En septiembre de 1810, reunidos en la casa del corregidor de Querétaro, están reunidos Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Ignacio Aldama, y la Corregidora, organizando la insurrección, la cual se precipitaría tras el descubrimiento de la conspiración. Hidalgo decide tomar como estandarte la imagen de la Virgen de Guadalupe, explicando a Allende la historia de la imagen de Guadalupe y su relación con la historia propia del territorio. La acción se traslada a 1528, la caída de México-Tenochtitlán y el proceso de Conquista, en la cual, se hace énfasis en la evangelización realizada en los territorios recién conquistados, pero también de las dificultades y desacuerdos que se tuvieron al comienzo entre conquistadores y evangelizadores, siendo la religión el aspecto que se impone como elemento unificador.
Unos años después, en 1531, en el Cerro del Tepeyac, a un indio llamado Juan Diego se le aparece la imagen de la Virgen, siendo un hecho trascendental para la historia de la nación que nacía con el Grito de Independencia.
La película se desarrolla en tres periodos de la historia de México, la conquista de la Nueva España y la evangelización, la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego y la conspiración de Querétaro y el Grito de Independencia. Estos tres sucesos de la historia colonial, tal y como se muestran son trascendentes para la posterior historia nacional, tomando como punto de unificación de los distintos sectores de la población a la Virgen.
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