Límite, aplicado al BDSM, se refiere a todo aquello que una persona (adopte rol top o bottom) no acepta que se practique en una sesión.
Es recomendable establecer claramente los límites antes de empezar una relación seria o de quedar para una sesión. Es importante que ambas partes dejen claros cuáles son sus deseos en este respecto. Tanto el dominante como el sumiso pueden exponer sus límites, bien de forma oral o por escrito mediante algún tipo de formulario o descripción minuciosa.
Una persona sin experiencia puede no comprender la importancia de los límites o puede no saber cuáles son los suyos. En dicho caso se haría necesario aprender de forma cuidadosa y sistemática cuáles son. Si la primera experiencia es demasiado extrema puede causar rechazo y dar lugar a que posteriormente no disfrute de dicha práctica nunca más.
Si ambas partes son nuevas al mundo del BDSM la experiencia puede ser aún más compleja, puesto que uno no sabe cómo no quiere las cosas y otra parte no llega a saber muy bien el alcance de sus actos.
Si ese no es el caso, la parte con más experiencia debería ayudar a la otra a informarse.
Los límites no son inamovibles, suelen variar con el tiempo, las circunstancias y la confianza que se adquiera. Es normal que esto ocurra. También es bastante habitual que el umbral de dolor tolerable varíe. También se pueden cambiar los límites por curiosidad, como probar algo que normalmente te desagradaría por la curiosidad de saber cómo es o por la satisfacción de haber sido capaz de hacerlo. Siempre se está a tiempo de parar.
Sólo es aceptable que un dominante rebase los límites de un sumiso o masoquista si éste se lo pide.
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