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María de Guisa



¿Qué día cumple años María de Guisa?

María de Guisa cumple los años el 22 de noviembre.


¿Qué día nació María de Guisa?

María de Guisa nació el día 22 de noviembre de 1515.


¿Cuántos años tiene María de Guisa?

La edad actual es 508 años. María de Guisa cumplirá 509 años el 22 de noviembre de este año.


¿De qué signo es María de Guisa?

María de Guisa es del signo de Escorpio.


María de Guisa (22 de noviembre de 1515 - 11 de junio de 1560) fue Reina consorte de Escocia de 1538 a 1542, como la segunda esposa del rey Jacobo V. Fue la madre de María I de Escocia, quien ascendió al trono a la muerte de su padre en 1542. Sirvió como regente de Escocia durante la minoría de su hija, desde 1554 a 1560.

Nativa de Lorena, fue miembro de la poderosa Casa de Guisa, la cual desempeñó un papel prominente en la política francesa del siglo XVI. Su principal objetivo era una estrecha alianza entre la poderosa nación católica francesa y la pequeña Escocia, que quería ser católica e independiente de Inglaterra. Fracasó, y a su muerte, los protestantes tomaron el control de Escocia, con su propio nieto que alcanzó la unión de las coronas algunas décadas más adelante. Tras su muerte dejó a su hija en una situación precaria.

María nació en Bar-le-Duc, Lorena, como la hija mayor de Claudio de Lorena, Duque de Guisa, jefe de la Casa de Guisa, y su esposa, Antonieta de Borbón-Vendome, hija de Francisco, Conde de Vendôme y María de Luxemburgo, Condesa de Vendôme. Sus hermanos fueron Francisco, Duque de Guisa, Carlos, Cardenal de Lorena y Claudio, Duque de Aumale. María era alta y su madre mencionó en una carta que sufría de resfriados graves. Sin embargo, hay una historia de María de Guisa naciendo en la casa de un plebeyo mientras iban en camino a su "supuesto" lugar de nacimiento.

Cuando María tenía cinco años, fue madrina de su hermana menor, Luisa. Poco después, se unió a su abuela Felipa de Güeldres en el convento de las Pobres Clarisas en Pont-à-Mousson. Su tío Antonio, Duque de Lorena, y su tía, Renata de Borbón, visitaron a Felipa allí cuando María tenía catorce años. Impresionados por las cualidades y estatura de su sobrina, la llevaron lejos del convento y la prepararon para la vida en la corte francesa. En 1531, María hizo su primera aparición allí en la celebración del matrimonio entre Francisco I de Francia y Leonor de Austria. Estableció una amistad con Magdalena de Valois y Margarita de Francia, Duquesa de Berry.

El 4 de agosto de 1534, a la edad de 18 años, se convirtió en Duquesa de Longueville, casándose con Luis II de Orléans, Duque de Longueville en el Palacio del Louvre. Su unión resultó ser feliz, pero breve. El 30 de octubre de 1535, María dio a luz a su primer hijo, Francisco, pero el 9 de junio de 1537, Luis murió en Ruan y la dejó viuda a la edad de 21 años. Durante el resto de su vida, María guardó la última carta de su bon mari et ami (buen esposo y amigo) Luis, que mencionaba su enfermedad y explicó su ausencia en Ruan. Todavía se puede ver en la Biblioteca Nacional de Escocia. El 4 de agosto, María dio a luz a su segundo hijo, que fue llamado Luis en honor a su difunto padre. Luis murió muy joven, pero Francisco escribió cartas a su madre en Escocia. El 22 de marzo de 1545, envió un pedazo de cuerda para demostrar lo alto que era, y el 2 de julio de 1546 le envió su retrato.

Más tarde, en 1537, María se convirtió en el centro de las negociaciones matrimoniales con Jacobo V de Escocia, que había perdido a su primera esposa, Magdalena de Valois, debido a la tuberculosis, y quería una segunda novia francesa para promover los intereses de la alianza franco-escocesa contra Inglaterra. Según un escritor del siglo XVII, Jacobo V había notado el atractivo de María cuando fue a Francia a encontrarse con Magdalena y María de Borbón, y ella fue la siguiente en sus afectos. Se sabe que María había asistido a la boda de Jacobo y Magdalena.

Enrique VIII de Inglaterra, en los intentos de prevenir esta unión, también pidió la mano de María. Dada la historia marital de Enrique, desterrando a su primera esposa y decapitando a la segunda, María rechazó la oferta. En diciembre de 1537, Enrique VIII dijo a Castillon, el embajador francés en Londres, que era grande en persona y que necesitaba una gran esposa. Antonia Fraser escribiendo en 1969, dijo que María respondió: "Puedo ser una mujer grande, pero tengo un cuello muy pequeño". Al parecer, esto era un tributo a la famosa y macabra broma de la segunda esposa de Enrique, Ana Bolena, quién había bromeado antes de morir en que el verdugo encontraría fácil matarla porque tenía "un cuello pequeño".

Francisco I de Francia aceptó la propuesta de Jacobo sobre la de Enrique y transmitió sus deseos al padre de María. Francisco tenía un contrato de matrimonio preparado que ofrecía a Jacobo una dote tan grande como si María hubiera sido una princesa. La madre de María encontró el contrato "maravillosamente extraño", porque el rey había incluido la herencia del hijo de María en la dote. María recibió la noticia con asombro y alarma, pues no quería dejar familia y país, sobre todo porque acababa de perder a su primer marido y a su hijo menor. Se ha dicho que su padre trató de retrasar los asuntos, al parecer hasta que Jacobo, quizás sintiendo su renuencia, le escribió, pidiendo su consejo y apoyo. Sin embargo, la autenticidad de esta carta, que se mostró por primera vez en 1935, ha sido cuestionada. David Beaton viajó a Francia para las negociaciones matrimoniales. Él escribió a Jacobo V desde Lyon el 22 de octubre de 1537 que María era "fuerte, con buena complexión, y apta para viajar." Beaton escribió que el Duque de Guisa estaba "maravillosamente deseoso de la expedición y del final precipitado del asunto", y ya había consultado con su hermano, el Duque de Lorena, y la misma María, que estaba con su madre en Champaña-Ardenas esperando la resolución de las negociaciones.

El contrato de matrimonio finalizó en enero de 1538 con una dote incluida de su primer matrimonio. Como era costumbre, si el rey muriera primero, la reina viuda tendría para el resto de su vida el uso de sus hogares conyugales el Castillo de Dingwall, el Castillo de Stirling, el Castillo de Threave y el Palacio de Falkland con los alquileres de los condados y señoríos correspondientes. Finalmente, María aceptó la oferta e hizo planes apresurados para la salida. La boda real de Jacobo V y de María de Guisa fue celebrada por poderes el 18 de mayo de 1538 en Notre Dame de París. Unos 2.000 señores y barones enviados por Jacobo V vinieron desde Escocia a bordo de una flota de barcos bajo el mando de Lord Maxwell para asistir a la boda de representantes. Lord Maxwell se colocó como sustituto del rey Jacobo V. Maxwell y los señores y barones que habían venido a Francia viajaron de regreso a Escocia con María. El 10 de junio de 1538, María tomó tierra en Escocia en Crail, en Fife. Fue recibida formalmente por el rey unos días más tarde en medio de concursos y obras de teatro realizadas en su honor.

Cuando María dejó Francia, a la edad de 22 años, en junio de 1538, se vio obligada a abandonar en Francia a su hijo de 3 años, Francisco. Desde la muerte de su padre, Luis II de Orleans, Duque de Longueville, el joven Francisco fue el nuevo Duque de Longueville. Pocos días después de haber desembarcado en Crail, Jacobo y María se casaron en persona en Saint Andrews. La madre de Jacobo, Margarita Tudor, escribió a Enrique VIII en julio: "Confío en que ella se convierta en una princesa sabia, he estado mucho en su compañía y se lleva conmigo muy honrosamente, con muy buen entretenimiento". El Duque de Guisa envió a sus albañiles y mineros, un armero, y ella tenía un pintor francés para decorar sus palacios, Pierre Quesnel. Fue coronada reina en la Abadía de Holyrood el 22 de febrero de 1540. Los preparativos para su coronación comenzaron en octubre de 1539 cuando el joyero John Mosman confeccionó una nueva corona y su cetro de plata fue dorado. Los pagos realizados para la ceremonia incluyen la colgadura de tapices, el traslado de los muebles de la iglesia desde la capilla del Palacio hasta la Abadía, La asistencia de once capellanes, la colocación de tableros para escenarios en la Abadía, y mensajeros enviados para convocar a las damas del reino. Un saludo de 30 cañonazos fue despedido desde la Torre de David en el Castillo de Edimburgo, y hubo fuegos artificiales ideados por Jacobo y hechos por sus artilleros reales.

Durante su gobierno, María se enfrentó, apoyada por las tropas francesas, a la expansión de los protestantes que contaban con el apoyo de Isabel I de Inglaterra y de líderes teológicos como John Knox. El gobierno de Escocia se confió primero a James Hamilton, como regente. Enrique VIII de Inglaterra, deseaba que la reina María se casara con su hijo. Esto provocó conflictos internos en Escocia entre quienes favorecían el matrimonio y quienes preferían la alianza con Francia.

Al principio, Guisa se quedó de mala gana en el palacio de Linlithgow, luego, en julio de 1543, se mudó con la joven reina al castillo de Stirling. Cuando Ralph Sadler (quien sirvió a Enrique VIII como consejero privado, secretario de Estado y embajador en Escocia), volvió a hablar con ella en agosto, María le aseguró que el matrimonio con Eduardo VI se llevaría a cabo cuando su hija tuviera diez años. Mientras tanto, María estaba a salvo en Stirling. Guisa dijo que estaba contenta de estar en Stirling y que "alababa mucho la casa".[1]

El regente de Escocia, James Hamilton, II conde de Arran, nieto de María Estuardo (hija de Jacobo II de Escocia), firmó el Tratado de Greenwich, en el cual se firmó la paz entre Escocia e Inglaterra, con el compromiso de la joven reina María y Eduardo, heredero al trono Inglés. El Tratado fue ratificado el siguiente mes, pero el Parlamento de Escocia se negó a promulgarlo en diciembre de 1543, debido al enfrentameniento entre los partidarios de un matrimonio entre la reina María con la Corona inglesa y los partidarios de un matrimonio con la Corona francesa.

Pronto quedó claro para Enrique VIII, que María y Eduardo no se casarían, pese a las promesas escocesas y del Tratado de Greenwich. A finales de 1543, lanzó la guerra, ahora llamada Rough Wooing (conocidas en español como la guerra del cortejo duro, cortejo brutal o cortejo a la inglesa).[2]​Esta guerra se se mantuvo entre los reinos de Inglaterra y Escocia, de 1543 a 1546, y de 1547 a 1550, en el contexto de las guerras de independencia de Escocia. Aunque las causas fueron varias, incluyendo el intento del rey Enrique VIII de Inglaterra de poner fin al Auld Alliance (tratados, de naturaleza ofensiva y defensiva, entre Escocia y Francia, dirigidos específicamente contra Inglaterra), el desencadenante final fue el hecho de que, a finales de 1543, el parlamento escocés había rechazado el Tratado de Greenwich, mediante el cual el rey Enrique pretendía unir las dos coronas con un matrimonio entre su hijo, el príncipe de Gales, y la futura reina María I de Escocia (recién nacida en la fecha del tratado).[3]​ En 1544, María encabezó un intento fallido de reemplazar a Arran como regente.[4]

Después de una derrota escocesa en la batalla de Pinkie, en septiembre de 1547, la ayuda militar francesa debilitó la determinación inglesa y aumentó la base de poder de María de Guisa, que permaneció en Escocia. Equipada con una lanza recién pintada para su estandarte real, María fue a ver el progreso del palacio de Haddington, en julio de 1548. Su grupo llegó al alcance de los cañones ingleses y dieciséis de su séquito murieron a su alrededor. Después de este terrible incidente, María le dio a Andro Straitoun (uno de sus artilleros en Haddington), una recompensa del salario de un mes, £ 4. Por resolución del Parlamento escocés en Haddington, la reina María Estuardo fue enviada a Francia, en agosto de 1548, para ser criada con su futuro esposo, el delfín Francisco, hijo de Enrique II de Francia. Guisa primero planeó navegar con su hija desde Dumbarton hasta Whithorn, donde peregrinaría, pero regresó para una reunión del consejo en Edimburgo.[5]

María salió de Escocia el 6 de septiembre de 1550 y llegó a Dieppe a tiempo para participar en un festival con la corte francesa, en Rouen, con su hija, el 1 de octubre de 1550. María de Guisa y la Reina de Escocia iban en procesión detrás de soldados que portaban pancartas que representaban las fortalezas escocesas recientemente defendidas y recuperadas por los franceses. Ella trajo consigo un gran séquito de caballeros escoceses, incluidos los condes de Huntly, Cassillis, Sutherland, Marischal y Wigtown, además de Lords Home y Maxwell, y los obispos de Caithness y Galloway. Los historiadores han analizado el séquito escocés como un ejercicio de formación de equipos para María.[6]

Durante el invierno, se quedó con la corte francesa en Blois, luego pasó el verano con Enrique II visitando Tours, Angers y Nantes. En abril, mientras estaba en Amboise, María se sintió enferma por la noticia de un complot para envenenar a la joven reina de Escocia. Un aspirante a envenenador escocés, Robert Estuardo, descubierto en Londres, fue entregado a los franceses en mayo. A lo largo de su tiempo en Francia, Marí de Guisa estaba ansiosa por obtener el mejor acuerdo para el matrimonio de su hija con el delfín y apoyo financiero para ella en Escocia. En Tours, en mayo, un cínico observador inglés, John Mason, que escudriñó el séquito escocés en busca de signos de disensión, informó: "La viuda de Escocia hace que toda esta corte se canse de ella, tan importuna mendiga es ella para sí misma. Me gustaría deshacerme de ella. El transporte por camión se trata de cuestiones de dinero ".

María enfermó gravemente y en el transcurso de los ocho días siguientes, su mente comenzó a divagar; algunos días ni siquiera podía hablar. El 8 de junio hizo su testamento. Murió de hidropesía el 11 de junio de 1560. A la muerte de María en 1560, las tropas francesas fueron expulsadas según el tratado de Edimburgo del 6 de julio y poco después el Parlamento adoptó el protestantismo como religión del Estado.

En tiempos modernos, se ha especulado que María fue asesinada (por envenenamiento), ya sea por orden de la reina Isabel I de Inglaterra, o posiblemente por otros que protegían los intereses de la reina sin ninguna orden directa de la misma. Sin embargo, no hay evidencia que respalde tales alegaciones, ya que se realizó una autopsia al día siguiente de su muerte. La muerte de María fue evidentemente por causas naturales, ya que ella misma se quejó de que había quedado coja por la hinchazón de sus piernas en abril, y se diagnosticó a sí misma como hidropesía. La hinchazón fue confirmada por su enemigo, John Knox, quien escribió que en mayo, "comenzó a hincharse la panza y las piernas desnudas". Incluso en el clima político paranoico del siglo XVI, en el que se sospechaba que muchas muertes reales han sido asesinatos, ninguno de los contemporáneos de Mary vio signos de "juego sucio" en su muerte.[7]




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