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María Nikolàyevna Románova (1899-1918)



Gran Duquesa María Nikoláyevna de Rusia (María Nikoláyevna Románova; en ruso Великая Княжна Мари́я Никола́евна Рома́нова) (San Petersburgo, 26 de junio de 1899 - Casa Ipátiev, Ekaterimburgo, 17 de julio de 1918) fue la tercera hija del zar Nicolás II y la emperatriz Alejandra Fiódorovna de Rusia. Su asesinato junto con el resto de la familia en la noche del 17 de julio de 1918 dio lugar a su canonización como portadora de la pasión por la Iglesia ortodoxa rusa.

Durante su vida, María, por ser demasiado joven para convertirse en enfermera de la Cruz Roja como su madre y dos hermanas mayores durante Primera Guerra Mundial, fue patrona de numerosos hospitales junto con su hermana menor, la Gran Duquesa Anastasia, y ambas solían visitar a los soldados heridos.[1]​ La coqueta María tuvo algunos enamoramientos inocentes hacia ciertos hombres jóvenes que conoció, comenzando en la primera infancia. Ella esperaba casarse y formar una familia grande. Un potencial romance se destaca en 1910, cuando la familia de María se reunió con otros parientes, en los cuales estaba Luis Mountbatten, a quien apodaban como Dickie, y este se enamoró perdidamente de María. Años más tarde recordaría " No te podrías imaginar a alguien más hermoso de lo que ella era, estaba loco por María y decidido a casarme con ella. Era absolutamente encantadora".

Dickie nunca más volvió a ver a María, pero no la olvidó. Mantuvo una foto de ella en la repisa de la chimenea de su dormitorio hasta el día de su muerte.

Durante el siglo XX, después de su muerte, María no escapó a los diversos rumores que parecían asegurar la supervivencia de uno o más miembros de la familia imperial.[2]​ Sin embargo, más tarde se comprobó que ni ella ni Anastasia sobrevivieron. En la década de 1990, se sugirió que María podría haber sido la gran duquesa cuyos restos faltaban de la tumba Románov descubierta cerca de Ekaterimburgo, Rusia y que fueron exhumados en 1991.[3]​ Sin embargo, otros restos fueron descubiertos en 2007, y el análisis de ADN posteriormente demostró que toda la familia imperial había sido asesinada en 1918.[4]

En marzo de 1899, el embarazo de la emperatriz Alexandra fue extremadamente incómodo. El bebé estaba en una posición incómoda que agravó su ciática; una vez más pasó la mayor parte del embarazo en una silla de baño. El 9 de mayo, la familia dejó Tsarskoe Selo y se fue a Peterhof para esperar la llegada del nuevo miembro de la familia, que llegó misericordiosamente rápido. A las 12:10 p. m. del 14 (26) de junio de 1899, nació otra Gran Duquesa, con un peso de 4,5 kg (9,9 libras). María, en honor a su abuela. Alejandra pronto la amamantó felizmente. Nicolás no mostró ningún signo evidente de desánimo, su fatalismo religioso indudablemente influyó en su reacción impasible. "El Señor nos envió una tercera hija"; estaba resignado."Estoy tan agradecida de que la querida Alicky se haya recuperado tan bien”, escribió la reina Victoria, que no pudo pasar por alto el grave problema dinástico que esto conllevaba. "Sé que un heredero sería más bienvenido que una hija".

Una joven de buen carácter, vivaz y coqueta, era considerada la más bella de las hijas del zar. Poseía unos expresivos y hermosos ojos azules, tan grandes que, en la familia eran conocidos como "los platillos de María". Vivía en una de las 100 habitaciones del palacio de Alejandro de Tsárskoye Seló, 20 km al sur de San Petersburgo, con su hermana, la Gran Duquesa Anastasia, formando lo que en palacio se conocía como "la pequeña pareja". Junto a sus hermanas y hermano, el zarévich Alekséi, que sufría hemofilia, formaron una unión, OTMAA (siglas que responden a la inicial de cada uno de sus nombres en orden descendiente). Con estas siglas firmaban cartas y hacían regalos a sus más cercanos.

A María le gustaba dibujar y pintar, como a sus hermanas, aunque se le consideraba la más experta en pintura. María amaba a los niños, y siempre hablaba sobre como soñaba en un futuro tener sus propios hijos, por lo que, su padre, Nicholas II, confiaba en que sería una excelente madre y esposa. Como a sus hermanos, disfrutaba visitar y pasar tiempo con los niños de los orfanatos.

Cuando María fue mayor, resalto el hecho de que era una joven enamoradiza; se llegaba a encariñar con los guardias y le encantaba pasar tiempo con ellos. Cuando sus hermanas y la zarina visitaban al zar Nicholas y a su hermano Alexei en Mogilev, María comenzó a sentir algo por un oficial llamado Nikolai Dmitrievich Demekov, aunque nunca pudo casarse con él.

A diferencia de sus dos hermanas mayores, las Grandes Duquesas Olga y Tatiana, no se alistó como enfermera de la Cruz Roja durante la I Guerra Mundial, pero se encargaba de visitar a los soldados heridos que eran atendidos en los palacios en compañía de su hermana Anastasia, eran consideradas muy cercanas y a ambas les gustaba actuar para hacer reír a los pacientes.

Su tutor francés, Pierre Gilliard, dijo que Maria era alta y bien estructurada, con mejillas sonrosadas. Tatiana Bótkina decía que la expresión de los ojos de María era "suave y gentil". Durante su infancia su apariencia física era comparada con la de los ángeles de Botticelli. El Gran Duque Vladímir Aleksándrovich de Rusia la llamaba la "bebé amigable" por su naturaleza buena y cariñosa.

Una vez, Alexandra decidió aprovechar una rara cena de estado, celebrada en honor a Carol [Príncipe de Rumanía] el día 9, para presentar a María oficialmente en la corte. Ella y Nicholas todavía veían a su tercera hija, aunque afectuosamente, como gordita y desgarbada; la noche anterior todas las chicas se habían estado probando vestidos y, según Tatiana, "María había engordado tanto que no podía ponerse ninguno". ´Se veía muy guapa con su vestido celeste luciendo los diamantes que sus padres les regalaron a cada una de sus hijas en su decimosexto cumpleaños´, recordó Isa Buxhoeveden, dama de compañía de la zarina Alexandra, pero lamentablemente, 'la pobre María se deslizó en sus nuevos tacones altos y se cayó al entrar al comedor del brazo de un Gran Duque'. Al escuchar el ruido, el Emperador comentó en tono de broma 'por supuesto la gorda Marie'. Después de que su hermana se hubiera "caído con un ruido sordo con todas sus fuerzas", como recordaba Tatiana, se había sentado en el suelo riendo "hasta el punto de la vergüenza".

Al estallar la Revolución rusa, fue confinada junto a su familia en el Palacio Alejandro de Tsárskoye Seló. En agosto de 1917 fue trasladada con ellos a Tobolsk, Siberia. Disfrutaba estar en la ciudad de Tobolsk, pero a ella y a su familia no se les permitía entrar completamente a la ciudad. Como sorpresa para muchos, a María le encantaba el trabajo manual y se contentaba con trabajar al aire libre durante el cautiverio.

Y, posteriormente, en la primavera de 1918, se les llevó a Ekaterimburgo, donde se les sometió al arresto domiciliario en la casa Ipátiev, también apodada "La casa del propósito especial".

En sus cartas a sus hermanos en Tobolsk, María describió su malestar por las nuevas restricciones a la familia en Ekaterimburgo. Ella y sus padres fueron registrados por guardias en la casa Ipatiev y se les advirtió que serían sujetos a más registros. Se instaló una cerca de madera alrededor de la casa, limitando su vista de la calle. "Oh, qué complicado es todo ahora", escribió el 2 de mayo de 1918. "Vivimos en paz durante ocho meses y ahora todo ha comenzado de nuevo".

María pasó el tiempo tratando de hacerse amiga de los miembros de la Guardia de la Casa Ipatiev. Les mostró fotos de sus álbumes y les habló sobre sus familias y sus propias esperanzas de una nueva vida en Inglaterra si la liberaban. Alexander Strekotin, uno de los guardias, recordó en sus memorias que ella "era una niña a la que le encantaba divertirse". Otro de los guardias recordó con apreció la belleza rolliza de María y dijo que no asumía un aire de grandeza, como él y los demás suponían. Un ex centinela recordaba que a menudo la zarina Alejandra regañaba a María con susurros severos y enojados, aparentemente por ser demasiado amigable con los guardias de Ekaterimburgo. Strekotin escribió que sus conversaciones siempre comenzaban con una de las chicas diciendo: "¡Estamos tan aburridas! En Tobolsk siempre había algo que hacer. ¡Ya sé! ¡Intenta adivinar el nombre de este perro!".

En la tarde del 16 de julio de 1918, el último día completo de su vida, María caminó por el jardín con su padre y sus hermanas, y los guardias no observaron nada inusual en el ánimo de la familia. Ella tan alegre como siempre.

En la madrugada del 17 de julio de ese mismo año, murió asesinada por los bolcheviques junto a su familia y varios sirvientes.

En 1991, los cuerpos que se creía pertenecían a la Familia Imperial y sus sirvientes fueron finalmente exhumados de una fosa común en el bosque a las afueras de Ekaterimburgo. La tumba se había encontrado casi una década antes, pero sus descubridores la mantuvieron oculta de los comunistas que todavía gobernaban Rusia cuando se encontró originalmente la tumba. Una vez que se abrió la tumba, los excavadores se dieron cuenta de que en lugar de once conjuntos de restos (el zar Nicholás II, la zarina Alejandra, el zarévich Alexei, las cuatro grandes duquesas, Olga, Tatiana, María y Anastasia; el médico de la familia, Yevgeny Botkin; su ayuda de cámara, Alexei Trupp; su cocinero, Ivan Kharitonov; y la doncella de Alexandra, Anna Demidova) la tumba contenía solo nueve. Alexei y, según el difunto experto forense, el Dr. William Maples, Anastasia, estaban desaparecidos de la tumba de la familia. Sin embargo, los científicos rusos refutaron esto y afirmaron que era el cuerpo de María el que faltaba.

Las fotografías tomadas de las cuatro hermanas hasta seis meses antes de los asesinatos demuestran que María era varios centímetros más alta que Anastasia y también era más alta que su hermana Olga. Sin embargo, hubo que estimar la altura de los esqueletos porque algunos de los huesos habían sido cortados y faltaban partes de los esqueletos. Dado que faltaban dientes y grandes porciones de la mandíbula en varios de los esqueletos, la afirmación de los científicos rusos de que los restos de Anastasia en lugar de los de María estaban en la tumba porque ninguno de los esqueletos tenía un espacio entre los dientes frontales también parecía cuestionable para los estadounidenses.

Después de la disolución de la URSS, salió a la luz el lugar donde se encontraba enterrada la familia imperial. La gran duquesa, junto al resto de la familia, fue canonizada como mártir por la Iglesia Ortodoxa rusa en 2000.

En 2007 se anunció el descubrimiento de los cuerpos de los dos hijos del zar.[5]​ que tras realizarles las pruebas de ADN, fueron identificados. Efectivamente, en abril de 2008 un laboratorio confirmó que los restos encontrados en 2007 correspondían a María y a Alexei, dando punto final a la historia de la última familia imperial de Rusia.[6]



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