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Marina Núñez del Prado



¿Qué día cumple años Marina Núñez del Prado?

Marina Núñez del Prado cumple los años el 17 de octubre.


¿Qué día nació Marina Núñez del Prado?

Marina Núñez del Prado nació el día 17 de octubre de 1910.


¿Cuántos años tiene Marina Núñez del Prado?

La edad actual es 113 años. Marina Núñez del Prado cumplirá 114 años el 17 de octubre de este año.


¿De qué signo es Marina Núñez del Prado?

Marina Núñez del Prado es del signo de Libra.


¿Dónde nació Marina Núñez del Prado?

Marina Núñez del Prado nació en La Paz.


Marina Nuñez del Prado Vizcarra (La Paz, 17 de octubre de 1910-Lima, 9 de septiembre de 1995)[1][2]​ fue una escultora boliviana.[3]

Su obra estuvo influenciada por la cultura precolombina y en especial por la cultura aimara.[4]​ Trabajó materiales como el granito negro, alabastro, basalto y ónix blanco, así como con diferentes tipos de madera autóctona de Bolivia. Su obra se caracteriza por las figuras pesadas pero de formas curvas y sensuales, así como las figuras femeninas estilizadas. Es considerada una figura clave en la introducción del modernismo en la escultura latinoamericana durante la primera mitad del siglo XX.[5][6][7][8][9]

Nacida en el Barrio de Caja Agua en La Paz, de ascendencia española, la vocación por el arte es heredada, encontró la inspiración en José Núñez Del Prado, su bisabuelo, que fue arquitecto graduado por la Escuela de Ingeniería de Bolivia.[10][11][12]

Inició los estudios de arte en la Escuela Nacional de Bellas Artes de La Paz en 1927, en un momento en el que Bolivia contrataba a artistas extranjeros para dirigir sus centros artísticos. En 1926 la recién nombrada Academia Nacional de Bellas Artes incorporó a Alejandro Guardia, originario de Italia, y a Henry Sené un profesor belga que ocupó la cátedra de pintura y con el que Marina Nuñez tuvo un acercamiento a la escultura clásica dadas las dificultades del profesor con el idioma español, dejando a un lado el estudio de la cultura local. Realizó estudios en el Conservatorio Nacional de Música Se graduó en 1930. Ese mismo año con la incorporación del pintor Cecilio Guzmán de Rojas de la Reza, la academia recuperó el arte autóctono de la que surgió poco después una nueva estética boliviana en la que la escultora tuvo un papel promotor importante. El movimiento artístico se centró en la representación de temas indígenas buscando afianzar los valores de tradiciones locales que, hasta ese momento, no eran valorados en términos culturales y artísticos. El movimiento tuvo un seguimiento desigual. Poco después fue la primera mujer en acceder, mediante concurso, al puesto de docente en Escuela Nacional de Bellas Artes de La Paz, que impartió clases de Escultura y Anatomía Artística. Su labor como profesora fue esencial para la creación de lo que se llamó la Generación del Chaco, liderada por Guzmán Rojas, también conocido como arte indígena. Sobre el ideal de la Generación del Chaco la escultora manifestó:[2][10][12][13][14][15]

De manera similar, del Prado centró su trabajo en los derechos de los pueblos indígenas y el indigenismo, una ideología política centrada en la relación de la población indígena con el gobierno.[cita requerida]

Dejó su trabajo en la universidad y su ciudad natal La Paz en 1938 para viajar por Perú, Uruguay y Argentina donde pasó dos años, y a otros países fuera de Sudamérica, incluyendo Egipto, partes de Europa y Estados Unidos.[15]​ Estudió durante ocho años en Nueva York con una beca otorgada en 1940, por la Asociación Americana de Mujeres Universitarias (American Association of University Women, AAUW), beca que obtuvo tras ser rechazada su primera solicitud en 1939. La beca le permitió profundizar en el arte de las artistas estadounidenses así como en las vanguardias del momento y realizar un intercambio cultural que trasladó a Bolivia.[12][16][17]

Durante su estancia en Nueva York ganó la Medalla de Oro por la exposición Mineros en Rebelión. Esta obra se centró en los trabajadores de la región boliviana de Potosí. Poco después, en 1948, regresó a La Paz, donde continuó realizando trabajos inspirados por los pueblos indígenas de Sudamérica. Posteriormente en 1971 se trasladó al Perú con su esposo Jorge Falcón, escritor peruano, a causa de la silicosis que adquirió por la inhalación del polvo proveniente del granito (sílices). La enfermedad la obligó a adoptar un método diferente para tallar su obra. Permaneció en Perú hasta su fallecimiento el 8 de septiembre de 1995.[5][18][19][20]

La temática de su obra se centró en cuestiones de su entorno, en especial en la representación de la mujer campesina aimara, y en el paisaje y la cultura de Bolivia. También formaron parte de su obra la maternidad y la sexualidad, sobre ellas son obras como Madre Índia, (1934) en granito comanche y Abrazo (1950).[12]​ En sus esculturas se representan culturas ancestrales como la de Tiahuanaco, la cultura y tradición inca.[5][12]

Durante los ocho años que pasó en Estados Unidos su obra se modernizó y se internacionalizó mostrando la herencia cultural boliviana. Las esculturas en esta época se caracterizaron por sus líneas curvas y el trabajo en granito negro y ónix blanco. Recibió la aceptación de la crítica incluidos la de Eleanor Roosevelt, a quien la artista conoció personalmente durante una de sus exposiciones en Estados Unidos.[17]

Su obra ha sido objeto de crítica internacional y nacional. Raúl Botelho Gozalvez (1961) en La Escultura Telúrica De Marina Núñez Del Prado, sostiene que su trabajo está marcado por dos características principales: la gracia y la fuerza. La fuerza se ve a través de sus paisajes andinos y su gracia es reconocible en la geometría armoniosa de sus obras. Botelho afirmó que Núñez del Prado tiene un «genio loci» y distingue cuatro períodos en su obra:[21]

Tuvo detractores como Fausto Renalga, cuya tesis fue adoptada por parte del Gobierno de Bolivia, quien le negó apoyo económico en sus inicios.[10]

Héctor Herazo Rojas en Una escultora de América para el mundo. Marina Núñez del Prado (1962), sostiene que sus obras se caracterizan por su fuerza, gracia y monumentalidad. También señala que sus obras giran en torno a la temática de los orígenes ancestrales de su propia raza silenciada durante años; el mito y la tradición estrictamente americana. Las esculturas de figuras indígenas maternas y animales mitológicos son una muestra.[22]

Pedro Querejazu (1995) coincide con Herazo Rojas sobre su carrera temática y sugiere que las esculturas de Núñez del Prado se originaron dentro del movimiento del realismo «nativo». Según él, la obra posterior adoptó una expresión moderna e internacional que alcanzó una etapa, a partir de 1950, inmersa en el abstractismo. Este trabajo posterior se centró en la figura femenina. En esta etapa trabajó con maderas tropicales procedentes de la Amazonía, el bronce y la piedra como el granito, la andesita, el basalto, el ónix y el mármol. Como trabajo previo empleaba el modelado en arcilla a pequeña escala, para luego desarrollar la idea en yeso antes de iniciar el trabajo definitivo.[23]

Otros críticos revisaron su obra, Eduardo Mendoza Varela en Esculturas de Marina Núñez del Prado (1961), hizo un análisis a través de la exposición de esculturas en la biblioteca Luis Ángel Arango, ubicada en el banco de la República de Colombia en Bogotá. Explicó la importancia de su escultura en el arte latinoamericano, y coincidió con Héctor Herazo Rojas en cuanto a la temática centrada en los orígenes y las tradiciones como esencia de su obra. En cuanto al empleo de los materiales y al empleo del espacio en relación al volumen, sostuvo que su trabajo es «milagroso» y «misterioso». Consideró que las formas resumidas y reducidas de su obra poseen cierta sobriedad y la capacidad de ir más allá de la simple representación física, pero captan el espíritu de la artista.[24]

El crítico Guillermo Nino de Guzmán sobre la serie Mujeres al Viento mencionó el carácter de la obra de Núñez del Prado así como la fuerza creativa como motor de la producción de la obra de la escultora. Esta energía plasmada en su escultura ha inspirado a poetas como Rafael Alberti, quien ha dedicado unos versos en homenaje a su obra.[25]

La escultórica de Marina Núñez se encuentra expuesta en diecinueve museos y colecciones a lo largo de todo el mundo.[5]​ El Hirshhorn Museum (Washington) alberga The Dovela Paloma– (1958) escultura realizada en ónix.[26]​ En el Centro Pompidou (París) se expone Cóndor (1964) escultura realizada en basalto andino.[27]​ En el Museo Bolivariano Quinta de San Pedro Alejandrino en Santa Marta (Colombia) se exhibe de forma permanente, en el Jardín de las esculturas, otra de las piezas de la escultora, Cóndor, junto a obras de Joaquín de Mier y Benítez y Elma Pignalosa.[28][29]​ La colección de Arte Contemporáneo de los Museos Vaticanos cuenta con otra escultura de Marina Núñez expuesta de forma permanente en la Sala 26 de los mismos, dedicada al arte de Sudamérica.[30]

Algunos de los bocetos y dibujos de la artista se muestran en el Museo Nacional de Bellas Artes (Argentina) junto a otros de otros autores como Fernando Renes o Marcel Dzama.[31]

Otros centros que albergan parte de la obra de la escultora son la Galería Nacional de Berlín y el Museo de Arte de Núremberg (Alemania), los museos de Arte de México D.F., Sao Paulo, Brooklin (New York), La Paz, Museo Provincial de Bellas Artes Timoteo Navarro enTucumán o el de Toledo (EE. UU.).[8][32]​ La oficina nacional de la AAUW situada en Washington D.C., alberga una escultura de la escultora que con motivo del centenario de la creación de la AAUW; Núñez del Prado donó a la entidad la obra Madre e hijo como gratitud.[17]

El Museo Marina Núñez del Prado situado en Lima (Perú) está regido por la Fundación Núñez del Prado Falcón desde 1995, una organización creada por la escultora y su esposo Jorge Falcón en 1984 con el fin de preservar la obra de ambos. El museo alberga también parte del legado de Mamerto Sánchez, ceramista del cual la escultora coleccionaba obras.[1]​ Tiene un fondo de más de mil obras de arte –inventario realizado entre 2009 y 2010–, en su mayoría realizadas por del Prado.[33][34]​ En La Paz (Bolivia), fue creada la Casa Museo de Marina Núñez Del Prado en la casa paterna de la escultora. En este museo además de parte de las obras de la escultora de muestran obras realizadas por su hermana Nilda, orfebre y pintora, y algunas obras del padre de ambas.[32][35][36]

Ha mostrado su obra en 163 exposiciones a lo largo de países de América como Bolivia, Perú, Argentina, Uruguay, México, los Estados Unidos. En Europa, como en Alemania, Francia, Italia o España. En Asia en países como Japón y Corea ; y en el continente Africano como en Egipto.[2]

Entre los premios y reconocimientos se encuentran:[42]

Publicó su autobigrafía



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