Las «monjas coronadas» o «retratos de monjas coronadas» es un género pictórico de retrato que surgió durante el periodo colonial de la Nueva España en el siglo XVII, extendiéndose hasta el siglo XVIII y XIX. En estos cuadros, están representadas distintas monjas, particularmente novicias que han jurado los votos perpetuos, por lo que aparecen con flores y adornos propios de una "reina de un carnaval místico".
Este género pictórico del barroco, significó la representación gráfica de la importancia de la iglesia en el mundo novohispano, además de relatar la vida conventual de las monjas y las características de la misma a través de representaciones iconográficas con elementos que aluden a la vida católica, pasajes bíblicos, votos, etc.
En todos los cuadros de las monjas, se puede observar mujeres que aparentan una edad joven, vestidas y ornamentadas con joyas y flores, con coronas de estos mismos materiales y sosteniendo velas, crucifijos o imágenes del niño Jesús. La gran mayoría son figuras estáticas mirando al suelo o al espectador y con un fondo simple.
Para empezar, aparte de la interpretación teológica clara de estos cuadros, estos están rodeados de un misterio gracias al desconocimiento del personaje: lo cual abre camino a la especulación lo que hace fascinante a las obras. Y es por las mismas similitudes entre los lienzos, que parecieran dar una especie de sucesión a todo el conjunto de las mismas.
Por otro lado, las vestimentas en cada retrato son distintas, por lo que se pueden clasificar en "calzadas" (aquellas que cuentan con atuendos y joyas más lujosas, como perlas y ornamentos de plata) y "descalzas" (aquellas con atuendos más sobrios).
Y dentro de todos los ornamentos, podemos encontrar la siguiente iconografía cristiana: La profesión, es la ceremonia que llevan a cabo las novicias que simbolizan su boda mística con Jesús y que marca el ingreso definitiva al convento, y de los momentos más importantes están tanto la declaración de los votos perpetuos como la coronación.
Antonio Nuñez de Miranda, confesor de Sor Juana Inés de la Cruz, en la Plática doctrinal explica como la exhorta a cumplir los votos de castidad, obediencia, pobreza y clausura y relata los pasos que se llevan a cabo en la ceremonia:
En la época del virreinato, y hasta poco después del mismo, la costumbre consistía en hacer retratos al óleo de las monjas coronadas, pero con el paso del tiempo, se empezaron a utilizar otras técnicas como la fotografía (primero a blanco y negro, y después a color) y tanto las pinturas como las fotografías sólo podían realizarlas expertos dominantes en la técnica de cada una. Actualmente, se siguen realizando fotografías en la coronación y defunción de las monjas, pero ya no es necesario un experto para realizar las mismas.
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