El Museo de la Lengua Portuguesa (en portugués Museu da Língua Portuguesa) era un museo interactivo sobre el idioma portugués en la ciudad brasileña de São Paulo, quedando destruido después de un incendio. Se encuentra localizado en el histórico edificio de una antigua estación de tren, la Estação da Luz, en el Bairro da Luz. Fue concebido por la Secretaría de Cultura paulista en conjunto con la Fundación Roberto Marinho y tuvo un costo total de aproximadamente 37 millones de reales (14,5 millones de euros).
El objetivo central del museo era crear un espacio vivo e interactivo sobre la lengua portuguesa, considerada la base de la cultura brasileña, donde sea posible sorprender a los visitantes con aspectos inusitados y, muchas veces, desconocidos incluso hasta por los propios lusófonos. Según los organizadores del museo, se busca que la gente tenga acceso a nuevos conocimientos y reflexiones, de manera intensa y placentera.
El público al que está destinado es al ciudadano medio. Cualquier persona que quiera aprender un poco más sobre los orígenes, la historia y la continua evolución del idioma portugués, independientemente de su origen o clase social, disfrutará en el Museo.
La idea surgió en 2001, empezó a tomar forma durante ese mismo año, cuando se comenzó a restaurar el terreno de la antigua estación ferroviaria de la Estação da Luz, y finalizó en 2006, con la inauguración del museo. Cabe destacar que, durante ese período, concretamente en el año 2004, la ciudad de São Paulo cumplió 450 años. Un gran apoyo para el proyecto fue la Ley de Incentivo a la Cultura que contribuyó al aporte de fondos para el proyecto. También es importante señalar que São Paulo goza de un gran argumento para ser sede del museo, que va más allá del puro simbolismo, pues es la ciudad con mayor cantidad de hablantes de portugués del mundo, contabilizando aproximadamente diez millones de personas.
Como miembros de la sociedad público-privada que hizo posible la puesta en marcha del museo destacan: el Ministerio de Cultura brasileño, IBM Brasil, Correios, Rede Globo, Petrobras, Vivo, Eletropaulo, Grupo Votorantim y Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social (BNDES). Contó también con el apoyo de la Fundación Calouste Gulbenkian, de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), de la Prefectura de São Paulo, de la Companhia Paulista de Trens Metropolitanos (CPTM), de la compañía de ascensores Otis, de los sistemas de climatización Carrier y de la Fundación Luso-Brasileña.
La idea surgió de Ralph Appelbaum, autor también del Museo del Holocausto, en Washington (Estados Unidos), y de la Sala de Fósiles del Museo de Historia Natural, en Nueva York. El proyecto arquitectónico del museo fue elaborado por Paulo y Pedro Mendes da Rocha, padre e hijo, ambos brasileños. La dirección de contenido del museo está a cargo de la socióloga Isa Grinspun Ferraz, que coordinó un equipo de treinta especialistas del idioma para el museo. La dirección artística es de Marcello Dantas.
El Museo fue inaugurado el lunes 20 de marzo de 2006. Asistieron a la ceremonia el entonces ministro de cultura y cantante Gilberto Gil, en representación del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, la ministra de cultura de Portugal, Isabel Pires de Lima, el por entonces gobernador paulista Geraldo Alckmin, el expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso, António Carmona Rodrigues, presidente de la cámara municipal de Lisboa, el presidente de la Fundación Calouste Gulbenkian y otras autoridades, no solo de Portugal y Brasil, sino de todos los países lusófonos.
Así se expresó Gilberto Gil durante la ceremonia. Por su parte, el expresidente Fernando Henrique Cardoso, sociólogo de profesión, elogió la iniciativa al calificarla de fundamental, ya que muestra la identidad cultural de los brasileños: la expresión lingüística. También aprovechó la ocasión para recordar cuan importantes son los acuerdos ortográficos entre los pueblos que hacen uso de este idioma en el proceso de valorización de la lengua.
El proyecto es inédito, según informó Sílvia Finguerut, gerente de patrimonio y medio ambiente de la Fundación Roberto Marinho, afirmando que no existía en el mundo un museo exclusivamente dedicado a la lengua (este punto no es estrictamente cierto). Finguerut recordó, también, el simbolismo que tiene el lugar donde está emplazado el museo al destacar que durante muchas décadas, los inmigrantes que llegaban a São Paulo desembarcaban en esta estación ferroviaria, un lugar, por lo tanto, donde otras lenguas se encontraban con el portugués.
Geraldo Alckmin hizo alusión a la importancia de este museo para toda la comunidad lusófona. Citó a Eça de Queirós, el gran escritor nacido en Póvoa de Varzim (Portugal), quien solía decir que los brasileños hablaban un português com açúcar. También citó el verso Minha pátria é minha língua ("Mi patria es mi lengua"), del tema musical Língua de Caetano Veloso: una adaptación que el cantante y compositor hizo de Bernardo Soares (Fernando Pessoa) en el Libro del Desasosiego: Minha pátria é a língua portuguesa ("Mi patria es la lengua portuguesa"). Según Alckmin, el museo estimulará el estudio y será muy importante no solo para los estudiantes, sino también para la formación de los profesores y la propia preservación del idioma.
Complementó Antônio Isaac Monteiro, Ministro de Relaciones Exteriores de Guinea-Bissau. Finalmente, José Roberto Marinho fue categórico:
El día siguiente, 21 de marzo, las puertas del Museo de la Lengua Portuguesa se abrieron al público.
A pesar de que la palabra museo puede implicar en ciertas ocasiones la idea de algo rústico y antiguo, el establecimiento tiene un carácter innovador y predominantemente virtual. Combina arte, tecnología e interactividad, pero a la vez, no deja pasar por alto a sus visitantes que está situado en un sitio histórico. Cuenta con las más diversas exposiciones, en las que a través de objetos, videos, sonidos e imágenes proyectadas en grandes pantallas se abordan distintos aspectos de la lengua portuguesa, considerada desde el punto de vista del patrimonio cultural de los pueblos lusófonos.
El museo ocupa tres pisos de la Estação da Luz, con una superficie total de 4.333 m². Creación del arquitecto brasileño Rafic Farah, en la entrada hay una placa con la inscripción Árvore da Língua, (Árbol de la lengua) haciendo referencia a una escultura de tres pisos de altura que tiene contornos de objetos como hojas y en la que las raíces las forman las palabras que dieron origen al portugués. El árbol puede ser visualizado en su totalidad cuando el visitante usa el ascensor de paredes transparentes que da acceso a los otros pisos. El director del museo es Antonio Carlos Sartini.
El 21 de diciembre, el año 2015 un incendio de grandes proporciones golpeó el edificio del museo, movilizando de 37 vehículos del Departamento de Bomberos y causando el cierre de la estación de Luz. Un bombero civil, empleado del edificio, resultó muerto debido a heridas ocasionadas al intentar apagar el fuego original. La edificación quedó totalmente destruida, el patrimonio arquitectónico del edificio fue construido en 1867 y había sido restaurado en su totalidad en 2006.
El museo contaba con los siguientes ambientes:
El museo se propone analizar la lengua portuguesa sobre la base de algunos ejes principales:
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