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Naqada III



Naqada III, o Nagada III, antes conocida como Semaniense, es la cultura perteneciente al periodo predinástico de Egipto que sigue a la fase Naqada II y se data entre 3200 y 3000 a. C.[1]​ Con él acaba la cultura Naqadiana.[2]

Se subdivide en cuatro estadios: Naqada IIIa 3200-3150 a. C.,[3]​ Naqada IIIb 3150-3100 a. C., Naqada IIIc 3100-3050 a. C. y Naqada IIId 3050-3000 a. C., estos últimos coetáneos con el periodo protodinástico de Egipto. En este último período comenzó el proceso de formación del estado unificado, puede que ya iniciado en el Naqada II.[4]​ Los reyes de este período se han agrupado a efectos cronológicos en la denominada dinastía 0.[5]​ De Nejen la hegemonía pasó a Tinis (Abidos) pero se mantuvieron los estados locales o regionales, posible origen de los futuros 42 nomos (16 nomos del Alto Egipto y 10 del Bajo Egipto son anteriores a la tercera dinastía).

Las características de este período fueron: los primeros jeroglíficos,[6]​ la invención de la navegación a vela[7]​ (independiente de la que tuvo lugar en el Golfo Pérsico, 2000 años antes),[8]​ las primeras narraciones gráficas en paletas, el uso continuado de serejs a modo de sellos distintivos de cada soberano, los primeros auténticos cementerios reales y seguramente las primeras obras de irrigación. Los primeros soberanos poderosos son de esta época. Usan los serejs que identifican al rey y a su territorio. La cultura egipcia se extiende hacia Nubia.

La hegemonía regional en el Alto Egipto se desplaza de Nejen hacia Tinis (Abidos), con algún otro estado importante como El Kab. En cambio Nubt (Naqada) casi no tiene presencia y las tumbas encontradas en la ciudad son pobres, sea por falta de poder político o económico (los expertos consideran probable que hubiera sido absorbida por Nejen o por Abidos). Otros posibles estados de la época podrían situarse en Tinis y Abadiya (Alto Egipto), Maadi, Buto y Sais (Bajo Egipto), y Qustul en Nubia.

La influencia del Alto Egipto se extiende hacia a Maadi (que desaparecerá avanzado el Naqada III) y hacia Buto, en el Delta. Es durante este período que se fundó, o se hizo mayor Menfis, que se convirtió en capital. Hacia el 3050 a. C. en que podría situarse el reinado de Narmer, el primer faraón que se supone que gobernó sobre el Alto y Bajo Egipto, hasta el final del período, hacia el 3000 a. C. o un poco más tarde, se consolidó la unión de las dos tierras y se inició el llamado Periodo tinita, y la primera dinastía, en el estadio Naqada IIId.[9]

La unificación se hizo, según algunas evidencias como la paleta de Narmer y la Paleta de Tehenu, mediante actividad militar, aunque debía ser ínfima pues no hay evidencias arqueológicas; parecería entonces que los reyes de Abidos sólo recogieron una fruta madura, preparada ya para la unificación que se dio mediante un proceso económico, cultural y social prolongado en el tiempo (seguramente iniciado antes del 3300 a. C.), al que podrían no ser ajenas las alianzas (familiares o no) y la falta de poder y liderazgo de muchos pequeños estados frente a la fuerza política, económica y militar de un poder territorialmente extenso, numéricamente fuerte, socialmente cohesionado, culturalmente dominante y económicamente rico. Las resistencias podrían haber surgido en lugares puntuales o de pueblos culturalmente diferentes como el libio. Desde el establecimiento de Menfis como capital, fue el centro administrativo del estado.

La desaparición de Maadi, que fue despoblada, piensan los expertos que tendría causas económicas más que políticas: la capital se desplazó un poco al sur, hacia Menfis y el centro del comercio, con Canaán, se desplazó a otro sitio (el motivo podría ser la unificación y la nueva administración, que se debía establecer más cercana a Palestina y allí donde los intereses de los nuevos soberanos eran mejor satisfechos) y los ricos y comerciantes se resituaron abocando la ciudad a la decadencia y finalmente al abandono. En todo el Naqada III se aprecia un constante incremento del comercio y la presencia egipcia en Canaán, con una posible sede administrativa en Tell es-Sakan o en Besor. El comercio se expande hacia el sur, a Nubia, y hacia al nordeste, a Canaán y Mesopotamia, con productos como cobre, madera, obsidiana, plata, lapislázuli y otros.

En los aspectos culturales, la cerámica decorada disminuye pero aparecen otras manifestaciones artísticas. Los jeroglíficos que ya habían aparecido en Naqada II en forma de signos, evolucionan durante el período. La influencia mesopotámica no está establecida.

Los dioses más importantes de la época fueron Horus (dios celeste y sanador, considerado iniciador de la civilización egipcia), Seth (deidad brutal, señor del mal y las tinieblas), Nejbet (diosa protectora, en los nacimientos y en las guerras), Min (dios lunar, de la fertilidad y la vegetación), Hathor (divinidad cósmica, diosa del amor, de la alegría) y Bat (diosa celeste, asociada a la fertilidad).

El cementerio real siguió en Abidos y el de los altos funcionarios se estableció en Saqqara. El cementerio secundario debió ser Helwan. Tarjan debió ser un cementerio de dignatarios de segundo nivel. Dentro de los cementerios se incrementa el número de tumbas de personajes importantes y se establecen algunas sólo para la clase dirigente, entre ellos el cementerio real de Abidos con tumbas mucho más ricas y arquitectónicamente más complejas; esto pone en evidencia una diferenciación social muy notable.



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