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Nuestra Señora de la O



Nuestra Señora de la O, es una advocación de la Virgen María que se celebra el 18 de diciembre, en que se conmemora la expectación del parto de María y del nacimiento de Jesús.

La celebración de la expectación del parto de Nuestra Señora fue instituida por el X Concilio de Toledo, celebrado en 656; los padres conciliaries dejaron expresado en el canon en que establecieron esta fiesta los motivos de su decisión.

En ese mismo canon se había dejado constancia de la necesidad de mantener la unidad con las disintas iglesias por lo que respecta a los tiempos ltúrgicos; esta misma razón lleva dejar constancia de que esta fiesta que ahora se instituye ya se vive en otras iglesias lejanas, y recalcando la importancia de la nueva fiesta establece que la solemnidad de la Madre del Señor se santifique en todas partes el 18 de diciembre, y la natividad del Hijo y Salvador nuestro el 25 del mismo mes.

Del texto del concilio se deduce que la fiesta se insituyó con el nombre de Anunciación de Nuestra Señora. El X concilio de Toledo se celebró siendo arzobispo de esa sede San Eugenio, al que sucedió San Ildelfonso, gran devoto de Nuestra Señora, dio orden de que esta fiesta se llamase de la Expectación del Parto. No obstante, pronto fue conocida como Nuestra Señora de la O, porque las vísperas del 18 de diciembre, se comienza el oficio del breviario con las palabras, O Sapientia... veni!, y en los días siguientes con expresiones que comienzan también con la exclamación , ¡Oh!, en latín: O Adonai!, O Enmanuel; esta circunstancia dio lugar que, en la catedral de Toledo, ese día una vez acabadas las vísperas, todos los canónigos que asistían al coro repetían a grandes voces, y sin orden ni concierto, O, O, O, para manifestar el deseo de que viniese el Redentor del mundo.[3]

A este origen del título de la advocación, se ha unido en la mentalidad popular un detalle presente en algunas imágenes de la Virgen, en las que para expresar que está encinta, y la expectación del parto, muestran un círculo sobre el vientre de Nuestra Señora.[4]

Por otra parte, la celebración de la expectación del parto, ha dado también lugar a otra advocación, Nuestra Señora de la Esperanza, que remite al estado de buena esperanza con el que se conoce también en español el estado de gravidez de una futura madre.



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