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Oxalá



Obbatala es una de las Deidades de la Religión yoruba también es una de las Deidades más importantes de Umbanda. En la Santería sincretiza con la Virgen de las Mercedes, patrona de Barcelona. También es llamado Oxalá u Ochalá.

Es el Orisha mayor, creador de la tierra y escultor del ser humano. Es la Deidad pura por excelencia, dueño de todo lo blanco, de la cabeza, de los pensamientos y de los sueños. Hijo de Olofin y Oloddumare. Cuando Dios bajó a la tierra a ver lo que había hecho, bajó acompañado de su hijo Obatalá.

Obatalá fue mandado a la tierra por Olofin para hacer el bien y para que gobernara como rey del planeta. Es misericordioso y amante de la paz y la armonía. Rige la buena conducta y es capaz de aplacar a su hijo Shangó y a Ogún Areré. Todos los orishas lo respetan y lo buscan como abogado. No admite que nadie se desnude en su presencia o se digan frases duras o injuriosas. Sus hijos deben ser muy respetuosos. Tiene veinticuatro caminos o avatares. El castillo que le pertenece tiene 16 ventanas, no admiten el sol, el aire o el sereno.

Obatala es también el único Orisha que tiene caminos masculinos y femeninos.

Obatalá tenía una hija muy bella, dulce y sencilla, que era la felicidad del padre. Esta hija tenía tres enamorados: Ikú, Aro y Ofo. Como es de suponer, Obatalá estaba ante un espinoso dilema, pues si daba la mano de su hija a uno de ellos, los otros dos se vengarían. Por ello, su elección, cualquiera que fuese, ponía en peligro la vida de su hija, tan querida para él.

Obatalá se convirtió en paloma y se posó en un árbol frondoso de flores multicolores que representaban todas las virtudes de que gozaba su reinado, y se sintió muy desgraciado. Así pensando, quedó sumido en un profundo sueño. Cuando despertó, le vino a la mente todo lo soñado y se apresuró a emitir un bando para todo su reino, el cual decía: "Quien me traiga un abani, se casará con mi hija".

En esos tiempos, los abani eran muy escasos y difíciles de cazar. En el mismo bosque intrincado que rodeaba al palacio, vivía un sitiero quien adoraba en silencio a la hija de Obatalá y había decidido llevarle el abani solicitado, pero consultó antes su decisión con Orula. La consulta resultó en este Ifá, que le mandaba a hacer ebbó con babosas, cascarilla, merengue, achó fun fun y un palo de su tamaño, y le recomendó que después fuera al monte a cantar.

Así lo hizo el sitiero y su canto era tan dulce y melodioso que sus ecos parecían suaves voces venidas de otro mundo. Ikú, quien venía por el sendero, se paró a oír, pues también había leído el bando y traía en un saco el tan ansiado abani. Extasiado, dejó caer el saco y quedó como petrificado. El sitiero aprovechó su trance, recogió el saco, y se lo llevó de inmediato a Obatalá, quien le concedió a su hija en matrimonio. Esto le sucedió al buen hombre por los consejos siempre sabios de Orula. Y por mandato de Obatalá, Orula, Echu y Oggún, quedaron atrapados Ikú, Aro y Ofo sin poder hacer daño.

Maferefun Obatalá, Maferefun los orishas.

Obatalá es un Osha de Cabecera  que manda sobre todas las cabezas, muchas veces se le invoca para evitar problemas con los otros Orishas. Es amante de todo lo puro, blanco y limpio no le gusta la brujería.

Generalmente, haciendo uso de un antropomorfismo, se representa su apariencia física como la de un ser viejo y encorvado, lento en sus movimientos (en otros caminos es joven y diestro) y utiliza un bastón que es una varilla metálica de color blanco dando similitud a la vara invisible existente que se extiende entre cielo y tierra.

Es el que rige las cabezas.

El concepto que tenemos en nuestras mentes es desarrollado a través de la interacción con cada ser vivo de este planeta. Cuando buscamos a Obatalá, lo buscamos en lo más alto de la montaña. Él está en la nieve que cubre el pico de la montaña y es visto como el hombre viejo y sabio de las colinas. La nieve que viene del cielo.

Obatalá ofrece justicia, la renovación y un nuevo comienzo.

Sus hijos "directos" son los Albinos y aquellos que nacen con incapacidades físicas y/o mentales.

A Obatalá le gustan los lugares oscuros. De este modo cuando situamos su altar debemos situar sobre ella un paño para mantenerlo alejado de la luz.

Gran Orisha, modelador y Rey del género humano. En la Santería o Regla de Ocha es considerado a través de varios Patakíes como Padre (y en ocasiones a través de algunos camino Madre) de todos los Orishas.

De una pareja de Obatalá salen todos los demás. Existen 16 Obatalá, 16 son los Orishas y las letras del Diloggún y del Ifá. Obatalá es lo mismo que el Santísimo.

Pulcros hasta no más, cualquier cosa sucia los ofende. Todos los Obatalá, Bibinike, los más grandes, delicados y sensitivos en extremo se envuelven en algodón y lo mismo se hace con los objetos y símbolos que le pertenecen.

En fin, Obatalá es uno, llámesele con el nombre que se quiera, Obatalá hembra, Iyalá y Obatalá varón, todos son uno sin excluir al intrépido y combativo Allagguna.

Como parte de la transculturación y del peligro que vieron los esclavos traídos a Cuba de perder sus raíces, cada santo adoptó el nombre de un santo católico. También está el hecho de que los esclavos venían de diferentes partes de África y en cada uno se le llamaba diferente.[1]

Tiembla Tierra

Obebé

Eromina

Endibó

Tiembla Tierra

Somaddonu

Sopera blanca con ocho otaces (nace en el Oddun de Ifa Ofun Nagbe), llamados oke‚ (de la loma) con collares de cuentas blancas. Sus piedras no admiten sol, aire o sereno.

Dueño de la plata y los metales blancos, tiene una corona con dieciséis plumas de loro (aunque usualmente se emplean cuatro).

Lleva sol y luna, seis manillas que también pueden ser dos, cuatro, ocho o dieciséis. Tiene maja. Una mano de plata que empuña un cetro. Dos huevos de marfil. Ocho o dieciséis okotus (babosas). Manteca de cacao, cascarilla y algodón. Le pertenece la pandereta. Lleva bandera blanca.

Dueño de Iroko (la Ceiba). Su vellón es el algodón y su rama deberá estar en la estera para el kariocha de su Iyawo. Tiene Agogo de plata.

Opa. Bastón de mando, manilla, sol, luna, maja, Puayé u Opayé, Cetro Iruke de color blanco

Anteojos: Es un elemento mal utilizado porque los anteojos son para quien carece de buena visión y en realidad se debe reemplazar por un ojo que es el verdadero elemento que da el sentido de la videncia

Bastón: El verdadero elemento es un cetro que lo lleva como símbolo de supremacía y poder, y no como símbolo de vejes y apoyo.

El collar es blanco y se insertarán las cuentas del color típico de acuerdo a cada camino, ejemplo: los collares de Ayagguna, Ochagriñan, Ochalufón, que se ensartan cuentas rojas cada 24 cuentas blancas y admiten caracoles. En el de Oba Moró, el coral o la cuenta roja se sustituyen por una de color morado. En el collar de Ochanlá, las cuentas son de marfil o de nácar y cada dieciséis cuentas. Como el de todos los Obatalá, lleva cuatro de color cacao. Solamente por Agguema se combinan cuentas blancas con verdes.

Siempre viste de blanco. En sus caminos guerreros, lleva una banda roja cruzada al pecho, como Oba Moró, a veces lo visten de morado tal como hace Jesús Nazareno. En ocasiones se le bordan custodias del Santísimo Sacramento y cintas en número de ocho.

Es descendiente directo de Olodumare (Dios)

Son calmos, reservados y de mucha confianza. Sus ideas son llevadas hasta el fin, aunque todas las personas se muestren contrarias a sus opiniones y proyectos. Les gusta dominar y liderar a las personas. Son muy dedicados, caprichosos, manteniendo todo limpio con belleza y cariño. Respetan a todos pero exigen ser respetados.

Los animales son la chiva, serpiente, paloma, guinea, gallina blanca. Las prohibiciones son las bebidas alcohólicas, cangrejo y judías. Las comidas son arroz blanco, torre de merengue, adornada de grageas plateadas, natilla de leche, cuatro litros de leche en taza sobre platos blancos, arroz con leche en polvo en 8 platos blancos, arroz con leche sin sal y manteca de cacao, calabazas blancas, champola y 16 anones, etcétera. Maíz, arroz, alpiste y otros granos. Babosas y caracoles. Bolas de malanga y ñame. Bolas de manteca de cacao y cascarilla. Y en general, cualquier comida blanca y sin sal. Flor de algodón, ñame y zapotes. En los bailes de este santo los participantes imitan los movimientos suaves de un anciano, de un jinete que blande una espada, o sacuden el rabo de caballo blanco (Iruke) para limpiar los caminos.

Arroz Blanco, torre de merengue adornada con grageas plateadas, natilla de leche, cuatro litros de leche en taza sobre platos blancos, arroz con leche en ocho platos blancos, sin sal y con manteca de cacao, calabazas blancas, champola y dieciséis anones, etc. Frutas que se sientan granulosas o arenosas al paladar como el anón, la guanábana, la granada, el zapote, etc. Maíz, arroz, alpiste y otros granos. Babosas y caracoles, bolas de malanga y ñame, de manteca de cacao y cascarilla y en general cualquier comida blanca y sin sal. Flor de algodón.



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