Pacto de Zanjón nació en Cuba.
Se conoce como Pacto del Zanjón o Paz de Zanjón al documento que establece la capitulación del Ejército Libertador cubano frente a las tropas españolas, poniendo fin a la llamada Guerra de los Diez Años (1868-1878). Este acuerdo no garantizaba ninguno de los dos objetivos fundamentales de dicha guerra: la independencia de Cuba, y la abolición de la esclavitud.
Las causas del fracaso se debieron fundamentalmente, crisis interna conocida por ¨Quiebra de la unidad¨ dentro de los aparatos de dirección independentista (gobierno, ejército, exilio) en diferentes frentes de lucha.
Antes del estallido de la Guerra del 68, en el territorio de Estados Unidos existía, desde décadas atrás, una emigración insular que había atravesado por los vaivenes ideológicos anexionista y reformistas. El presidente Carlos Manuel de Céspedes designó en 1869 como agente en el exterior a su vicepresidente, el mayor general Francisco Vicente Aguilera, quien entró en contacto con miembros prominentes de la burguesía esclavista occidental, siendo desplazado por sus dirigentes Miguel Aldama y José Morales Lemus, quienes utilizaron los canales de la labor de la emigración en función de los intereses de clase de su grupo social, entorpeciendo cualquier apoyo a la guerra de independencia.
Céspedes envió un nuevo agente el mayor general Manuel de Quesada en 1870, lo que determinó la división del grupo dirigente emigrado en dos grandes sectores, los Aldamistas y Quesadistas. El enfrentamiento continuo de ambos sectores, provocó la desvinculación de su verdadera proyección histórica, la ayuda a la revolución en Cuba.
Tras la deposición de Céspedes, el nuevo presidente Salvador Cisneros Betancourt designó como su agente en el exterior a Miguel Aldama de tendencia oportunista y contrarrevolucionaria, sin hacer grandes avances en enviar expediciones, las cuales llegaron a ser nulas.
El 10 de abril de 1869 en la Asamblea de Guáimaro es elegido presidente Carlos Manuel de Céspedes, el único patriota que tenía una alta madurez política y una visión más amplia y clara del proceso revolucionario iniciado el 10 de octubre. Las decisiones radicales de Céspedes entraron en contradicción con los intereses de clase de un grupo de terratenientes camagüeyanos pertenecientes al gobierno, y estos prepararon una conjura dirigidos por Salvador Cisneros Betancourt presidente de la cámara, y depusieron a Céspedes en 1873. A partir de este hecho, surgió una agrupación llamada Los Hermanos del Silencio, Cespedistas, que emplearían la resistencia cívica contra los que depusieron a Céspedes.
La forma de gobierno aprobada en la Asamblea de Guáimaro, no era la idónea, es decir, una institución civil controlando a la institución militar (ejército libertador), luego de la deposición de Céspedes, esta contradicción se agravó y provocó una serie de sediciones por parte de fuerzas del ejército libertador contra el gobierno como:
El ejército libertador estaba compuesto por dirigentes y soldados sin experiencia militar, ni madurez política. Una medida acertada de Céspedes fue colocar jefes militares con experiencia (la mayoría extranjeros, como los hermanos Marcano, Máximo Gómez, Modesto Díaz, Thomas Jordan, Carlos Roloff, etc.) en mandos militares y como asesores de los jefes cubano sin experiencia.
Otras tendencias que afectaron la disciplina y el orden fueron el regionalismo (tropas identificadas con su localidad) y el caudillismo (tropas adictas a un jefe local), las cuales junto a las sediciones contra el gobierno, provocaron la paralización o fracaso de operaciones militares, como la campaña de Las Villas y la invasión al occidente de la isla, donde no llegaron los refuerzos necesarios, y los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo no eran aceptados por los villaclareños influenciados por una sociedad secreta llamada Unidad Republicana.
Dentro del ejército libertador se fomentó el sentimiento de capitulación de jefes y oficiales que debilitaron todavía más la moral y disciplina, y que aceptaron con facilidad el pacto del Zanjón.
Otras causas del fracaso de la guerra del 68 están relacionadas con la falta de recursos para continuar la guerra, la campaña pacificadora del Capitán General Arsenio Martínez Campos y la oposición sistemática del Gobierno de los Estados Unidos al ejército libertador, y su apoyo a España.
El 19 de octubre de 1877 cae prisionero Tomás Estrada Palma, presidente de la República en Armas. De acuerdo al reglamento vigente, el puesto es ocupado por Francisco Javier de Céspedes, quién a su vez fue sustituido por el general Vicente García. Es en este contexto que los jefes militares de la provincia de Camagüey solicitan al general español Arsenio Martínez Campos, una tregua para reorganizarse y continuar la guerra. Pero ya dentro de la Cámara de Representantes se había extendido el escepticismo, y algunos habían perdido la fe en el triunfo. Se procedió a la derogación del decreto Spotorno, que prohibía todo tipo de negociaciones con el enemigo, y el 21 de diciembre, en una reunión con los mandos españoles se acuerda una tregua.
Después de estas negociaciones, Vicente García asume el cargo de presidente de la República en Armas el 15 de enero de 1878. Se trasalada a Camagüey y el 7 de febrero sostiene un encuentro secreto con el general Arsenio Martínez Campos, donde acuerdan realizar una reunión de consulta al pueblo cubano para decidir si se aceptaba la paz sin independencia. La mayoría de los combatientes, desilusionados, decidió suspender las hostilidades. La Cámara de Representantes se autodisolvió para no ir en contra de la Constitución de Guáimaro que prohibía al Gobierno convenios que no contemplaran la independencia.
El 10 de febrero de 1878 se hizo válido el documento, según el cual los mambises aceptaban las siguientes condiciones:
Capitularon todas las fuerzas de la 1ra División Camagüey:
Capitularon parte de la 1ra División Bayamo:
De la 2da Brigada Bayamo:
De la 1ra Brigada Cuba :
Los capitulados hasta abril de 1878 ascendieron a 11 generales, 127 jefes, 426 oficiales, 5887 de tropa y 3567 individuos de familia.
Prácticamente rendido en casi su totalidad, solo se hallaba en pie de lucha el Coronel Ramón Leocadio Bonachea con fuerzas en la región de la trocha Júcaro-Morón.
Permanecía el Mayor general Vicente García González, jefe de este cuerpo, con las fuerzas de la 2da División Tunas.
De la 1ra División Bayamo, permanecen fieles las fuerzas correspondientes a:
De la 2da División Guantánamo no tuvo afectaciones: Mayor general Antonio Maceo, jefe de la 2da División Guantánamo, lo apoyaban el coronel Arcadio Leyte Vidal de la 1ra Brigada Holguín Oriental y el coronel Silverio del Prado de la 2da Brigada Guantánamo
A pesar de estas situación, el Mayor General Antonio Maceo seguía obteniendo importantes victorias. Al enterarse del convenio, Maceo sostuvo una entrevista con Martínez Campos, realizada el 15 de marzo de 1878. En dicho encuentro, conocido como la Protesta de Baraguá, Antonio Maceo comunicó al general español su desacuerdo con el Pacto del Zanjón, y su decisión de reiniciar la guerra el 23 de marzo.
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