Pedro Mirassou (n. Buenos Aires, Argentina; 29 de junio de 1889 - 1963) fue un tenor argentino de las primeras décadas del siglo XX y que, según el maestro Arturo Toscanini
Deportista innato, se destacó como jinete, remero y nadador en el club de regatas de Santa Fe en la Laguna Setúbal cuando junto a Pedro Antonio Candioti, Carlos Bianchi, Octavio Pacheco y Atilio Copes, ganó la competencia del río Luján en 1916 obteniendi la Copa “La Marina”.
Uno de los primeros tenores argentinos de gran relevancia actuó entre 1922 y 1950 en el Teatro Colón de Buenos Aires, debutando como el mensajero en Aída de Verdi y consagrándose en la misma ópera años después como Radamés en 1928 dirigido por Tullio Serafin.
En el Colón cantó en La traviata (junto a Claudia Muzio y Riccardo Stracciari), Loreley, Norma, Turandot, Carmen, Tosca, Pagliacci, Il trovatore, Madama Butterfly, Andrea Chenier, como Cyrano de Franco Alfano y finalmente Otello.
Participó en varias óperas argentinas y en el estreno de 1929 de El Matrero de Felipe Boero y Yamandú Rodríguez con dirección de Héctor Panizza y de este director y compositor, su ópera Bizancio, en La novia del hereje, Tabaré y Las vírgenes del sol, de Alfredo Schiuma, La sangre de las guitarras, Siripo, y La ciudad roja.
En Europa cantó en La Scala de Milán - Delitto e Castigo de Forzano en 1926 y Norma en 1931 - y en otros teatros italianos, entre otros, Brescia, Palermo, Parma, también en el Liceo de Barcelona y en el Concertgebouw de Ámsterdam en 1934.
Junto a Carlos Guichandut, que lo sucedió, y Rafael Lagares fue uno de los tenores "spinto" argentinos del Colón.
Extracto del libro Palco, cazuela y paraíso de Margarita Pollini
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