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Platisma



El músculo platisma (del griego πλάτυσμα, literalmente lámina plana), llamado también músculo cutáneo del cuello, se encuentra en la región anterolateral del cuello, debajo de la piel y por encima del músculo esternocleidomastoideo. Se trata de una ancha lámina muscular cuadrilátera y muy delgada, que se extiende desde la parte superior del tórax hasta el borde inferior de la mandíbula, y se halla inmerso en el tejido celular subcutáneo del cuello (fascia cervical superficial).[1]

Al igual que otros músculos faciales y del cuero cabelludo, el platisma tiene su origen a partir de una lámina muscular continua originada en el mesénquima del segundo arco faríngeo del embrión, el que está inervado por ramos del nervio facial (NC VII).[2]

Su inserción distal se realiza en el tejido celular subcutáneo de las regiones infraclavicular y acromial, por medio de fascículos muy delgados y más o menos separados unos de otros.

Estos fascículos se dirigen en seguida hacia arriba y hacia adentro, atravesando oblicuamente la región del cuello para llegar al borde inferior de la mandíbula —inserción proximal—, donde terminan del siguiente modo:

El músculo cutáneo se encuentra comprendido en un desdoblamiento de la fascia cervical superficial.

Recibe pequeñas ramas de las arterias submentoniana y escapular superior.

El platisma, desde el punto de vista de la motilidad, está inervado exclusivamente por el nervio facial (NC VII) y recibe sus filetes nerviosos de la rama cervicofacial de este último. Las ramas nerviosas del plexo cervical superficial que atraviesan el cutáneo no son más que filetes sensitivos destinados principalmente a los tegumentos.

El platisma es la reproducción muy poco marcada, en el ser humano, del panículo carnoso de algunos mamíferos —el caballo, por ejemplo—, vasta capa muscular que envuelve a modo de manto la nuca, la mayor parte del cuello y casi todo el tronco. Es un órgano profundamente atrofiado y cuyo papel fisiológico resulta notablemente reducido.

Su acción depende del punto a considerar:

Existe mucha variación con respecto a la integridad —continuidad— de este músculo, ya que con frecuencia se presenta como una serie de fascículos musculares aislados.[2]

Este artículo incorpora material de la 6.ª edición del Tratado de anatomía humana, de L. Testut, de 1912, que se encuentra en el dominio público.



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