El parque de El Capricho es un parque y zona verde situado en el barrio de la Alameda de Osuna, en el distrito de Barajas, al noreste de la ciudad de Madrid, España. Fue mandado construir por la duquesa de Osuna entre 1787 y 1839. Cuenta con una superficie de 14 hectáreas. Pertenece al ayuntamiento de Madrid. Su edificio principal se halla en fase de rehabilitación para reabrir como museo en 2023.
En su diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar (Madrid, 1845-1850), Pascual Madoz lo menciona como «una de las posesiones más hermosas y magníficas que hay en España, y la única quizá que puede competir con los Reales Sitios».
Se le atribuyen referencias inglesas, francesas e italianas, de la época en que fue construido, las cuales son reflejo de las influencias artísticas de los diseñadores del parque. Constituye el único jardín del Romanticismo existente en Madrid. Muestras de ello son el laberinto de arbustos, el parterre, los edificios, como el palacete, la pequeña ermita, un abejero, un invernadero, el puente de hierro más antiguo de España o el hermoso salón de baile, además de los riachuelos que lo recorren y estanques, donde se pueden encontrar cisnes y patos.
María Josefa Pimentel, duquesa de Osuna (1752-1834), casada con el IX duque de Osuna, Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco (1755-1807), fue una de las damas más importantes de la nobleza de la época y mecenas de artistas.
En 1783 compró un terreno en las afueras de Madrid para construir una finca de recreo. Un año después, el arquitecto de la corte, Pablo Boutelou, expuso un proyecto inicial para el jardín. Empezó a construirse en 1787, terminándose finalmente 52 años más tarde, en 1839. La duquesa falleció sin ver completamente concluido el recinto, en 1834.
Encargó el diseño de los jardines al arquitecto Jean-Baptiste Mulot, proveniente de la corte francesa.
La duquesa ordenó construir estanques, que conectaban el canal principal que recorre el parque con el salón de baile, que es donde se llevaban a cabo las fiestas que daba. Este edificio se levanta sobre un pequeño manantial (donde se puede observar la figura de un jabalí que permanece bajo un arco mirando hacia el riachuelo), del que se surtía de agua el resto del parque. Además, hizo plantar miles de ejemplares por todo el lugar de su flor favorita, la lila.
Una de las piezas artísticas más valiosas del recinto era una estatua de Venus, obra de Juan Adán, que actualmente pertenece a Alicia Koplowitz. En señal de gratitud por unos hallazgos documentales relativos a dicha estatua, Koplowitz ha donado una réplica de ella para su exhibición aquí.
En la invasión francesa de 1808, el recinto pasa a ser propiedad del general francés Agustín Belliard, quien parece ser[cita requerida] que utilizó las instalaciones para sus tropas. Posteriormente, tras la retirada del ejército francés, el lugar volvió a manos de la duquesa, quien llevó a cabo una reforma del mismo. Se repoblaron arbustos, y se construyó el casino de baile o palacete mencionado (1815), obra de Antonio López Aguado. También se levantaron columnas y relieves que se consideran representación de las cuatro estaciones: primavera, verano, otoño e invierno.
En 1834, tras la muerte de la duquesa de Osuna, la propiedad del recinto llegó a su nieto, Pedro Alcántara, quien encargó también a López Aguado nuevas construcciones, como una zona de exedras en la plaza de los Emperadores, dedicadas a su abuela que, como el resto, se encuentran rodeadas de abundante vegetación. Tras la muerte de Pedro Alcántara en 1844, fue cedido a su hermano, Mariano Téllez-Girón, quien lo cuidó y celebró allí fiestas para la alta sociedad, incluyendo una en 1863 celebrada en honor de la reina Isabel II. Sin embargo, debido a las enormes deudas acumuladas por el duque, su viuda y heredera, la princesa María Leonor de Croy y Lowenstein, arrendó la finca al duque de Santoña hasta 1896, cuando fue obligada a subastar las propiedades heredadas, pasando así la propiedad a Gustavo Bauer, representante en España de la banca Rothschild, en 1900. Su familia conservó la finca en buen estado hasta 1936.
Durante la República fue declarado Jardín Histórico, aunque sin muchas consecuencias. Durante la Guerra Civil, se construyeron en el Jardín varios refugios antiaéreos subterráneos, en los que se encontraba el Estado Mayor del Ejército del Centro, mandado por el general Miaja, la posición Jaca. En los alrededores del palacio emergen restos de respiraderos de los refugios.
En 1943, fue declarado Jardín Artístico.[cita requerida]
Tras décadas de relativo abandono, en 1974 fue comprado por el Ayuntamiento de Madrid, y en 1985 fue declarado Bien de Interés Cultural; decisiones que evitaron la construcción de un hotel que lo hubiese desvirtuado. Un año más tarde comenzó una reforma que, en cierta medida, continúa actualmente. El recinto está siendo sometido a reformas y recuperación que permitan visitar y contemplar más zonas de este hermoso y curioso lugar.
El palacio está siendo reformando desde 2018 para su reapertura como museo o centro de interpretación en 2023.
La obras, que en un principio iban a finalizar en 2021, se paralizaron en 2019 durante unos meses, pues aparecieron daños no contemplados en el tejado. Desde el año 2005 se vienen celebrando en la temporada primavera-verano-otoño, los fines de semana, conciertos, teatro, danza... en lo que se llama las «Tardes de Capricho».
Desde mayo de 2016 se puede visitar el búnker de la Posición Jaca, nombre en clave del Cuartel General del Ejército Republicano del Centro.
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